CAPÍTULO VEINTE UN BESO CON SABOR A DUDAS

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Ellos estaban ahí, mirándose sin saber qué hacer con todas esas emociones revoloteando por sus cuerpos. Sin poderse contener, el castaño acuñó el rostro de la mujer entre sus manos y se acercó tanto a ella que casi podía saborear el dulce aroma que su boca desprendía.    Comenzó a acariciarle los rosados y temblorosos labios mientras ella cerraba los ojos y se dejaba llevar por esa añorada caricia.    Candice se estremeció por completo, sabía que debían hablar de muchas cosas, pero en ese momento simplemente no podía articular palabra alguna, tan solo se limitó a sentir cómo su cuerpo vibraba ante el ligero toque de esos exquisitos dedos sobre su boca.

Terence tenía un cúmulo de sentimientos que amenazaban con explotar si es que él no tomaba las riendas de sus emociones.   Quería preguntar, averiguar, pero más que nada quería saber el motivo real por el cuál ella se fue de su lado.   El día de exigir las verdades había llegado; no obstante, todo se vino abajo cuando el  exquisito aroma de la larga cabellera de Candice inundó sus fosas nasales y su pequeña boca se atrevió a acariciarle los dedos de su mano. Ese sencillo beso sobre sus dedos encendió la hoguera de su pecho,  provocando el deseo irreverente de tomarla entre sus brazos, besarla e irse con ella de esa oficina sin que nada le importase.

El castaño tuvo que cerrar sus ojos con fuerza para tratar de frenar ese caballo desbocado que cabalgaba en su interior; con renuencia dirigió sus labios hacia la sien de la mujer para depositar un cálido beso y calmar sus emociones. Un gemido casi inaudible con sabor a reproche fue la sutil protesta de ella cuando su boca no fue besada.

Los verdes ojos se abrieron de golpe cuando sintió como las manos del hombre abandonaron su cara para bajar hasta su cintura y tomarla de forma posesiva, apretándola hacia el fornido cuerpo.   La sensación abrumadora de estar nuevamente entre sus brazos era indescriptible. Con el corazón palpitando a millón, ella quiso hablar.

—Terry... yo...

—Shhh...no digas nada...solo déjame tenerte así por un momento. Sé que todo se irá al carajo en el instante en el que tu y yo  hablemos; así que...por favor...no lo hagas aún. Solo dame un minuto más.

Candice era consciente de la cruel verdad de esas palabras. Sabía muy bien que cuando Terry se enterara de la existencia de Sofía, se podría ganar hasta su odio; así que decidió aferrarse a su pecho y no pensar, solo dejó que la aterciopelada voz de él la envolviera por completo, mientras su cuerpo se amoldaba perfectamente al de su amado.

El instante era sublime, pero fue roto por el repicar del intercomunicador.

[ring] [ring] [ring]

Aquel incesante sonido hizo que la rubia cayera en cuenta de la situación en la que estaba. Él la estaba abrazando de forma íntima y ella lo estaba disfrutando sin tan siquiera haber aclarado las cosas. Con voz susurrada le dijo.

—Terry...debes contestar.

—No...Deja que suene...

—Pero..

—Shhh...solo déjalo sonar.

Pon incontables segundos se volvieron a perder en ese abrazo tan personal e íntimo donde las preguntas y los reclamos habían sido relegados, pero no olvidados, y eso era un constante martilleo en la consciencia de Candice.    Ella sabía que su deber era hablar, tenía que dejar de darle largas al asunto y dar el primer paso; así que, juntando todo su valor alzó el rostro provocando que Terence la mirase. Con voz casi quebrada, habló.

—Yo... Nunca quise herirte.

Con un dejo de reproche, él contestó —Sin embargo, lo hiciste...y de la peor manera posible.

AMOR PROHIBIDOTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang