No soy yo

sin mis manos

o mis pies.

Sin las plantas que me persiguen sedientas;

sin los sables que hablan de mí.

Creer en su indestructibilidad era ser vencible.

-me oxidaría de cualquier forma.

Ellos, mis pies

seguirían su camino

aunque no quisieran...

con rumbo fijo,

¿cómo yo?

-no creía que el llanto también carga sal. Y la sal quema las heridas.


Desmontar un CorazónWhere stories live. Discover now