Yo persistí.

Sería "la misma"

aunque el otro lado

(mis manos,

o el abismo)

se llenara de humo.

Cada parte de mí sería

una isla,

y todas las islas permanecerían imperecederas

a mi poder

o a mi sombra.

Si una copa se derramara a un lado, el abismo no la dejaría fluir.

Si el agua llega a golpear en la costa,

entraría solo a saludar,

sin rosas.

Sin intenciones napoleónicas

de querer

dar de beber a los demás

sin preguntar.

Las demás islas morirían inevitablemente de sed.

Desmontar un CorazónWhere stories live. Discover now