Charlotte (Charlie), una una chica de 17 años empieza a cantar a muy temprana edad, desde pequeña tenia un estilo único, un estilo que era el causante de que la gente se riera de ella. Una noche en una fiesta después de un largo día de concierto, se...
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Le mire y le di un suave beso en la mejilla, al separarme y quedarme a centímetros de él dije "gracias en serio" y con eso le di una sonrisa y me fui.
A decir verdad los nervios me comían viva, fue como un impulso.
Desde que conocí a ese pequeño chico siempre quise acercarme y llenarle cada centímetro de su bella cara de besos, suaves y sinceros, y obviamente sólo míos.
Al decir mentalmente lo ultimo me sonroje, mientras subía el ascensor con ganas de enterrarme en la almohada y dejar de pensar.
Y así fue, no antes de fumar un cigarrillo, era una mala adicción pero una vez que agarras uno no puedes parar, según mi experiencia. Y al tirarme a la cama Morfeo me esperaba con los brazos abiertos.
Me levante en mitad de la noche, unas picadas a la puerta me habían despertado.
Vi el despertador a mi lado que marcaba la hora, las cinco de la mañana, quien era a estas hora? Tampoco esperaba a nadie.
Me levante de la cama, y cuando toque el frío suelo con las yemas de mis pies me retorcí un poco, joder que frío.
Me levante aun descalza, a decir verdad no tenia ganas de cambiarme, seguramente se habrán equivocado de habitación o algo por el estilo.
Esa noche me había quedado en sujetador a dormir, a decir verdad tampoco pensé mucho, hacía tanta calor. Y mis pantalones eran de hello Kitty, no pregunten porque.
Abrí sin pudor ninguno, y vi a el pelinegro de ojos marrones, y fue como si me tiraran un cubo lleno de agua.
El me repaso con la mirada de pies a cabeza mientras que yo me moría de la vergüenza.
Cerré en su cara y fui corriendo a ponerme una camisa, la parte de arriba de mi pijama para ser más exactos.
Abrí de nuevo y el estaba aún allí.
—¿Que pasa?—dije intentando olvidar lo que pasó antes.
—Tu amiga va demasiado borracha y se coló en nuestra habitación—dijo el mirando para un lado.
—Joder—susurre.
Salí para entrar a su habitación y era más grande que la mía, me ofendí un poco.
Y hay estaba mi queridísima amiga pegada a Georg como si fuese una garrapata.
Mientras que el de rastras, y el de gafas lo miraban riéndose.
—¡Charlie! No me habías dicho que los guapos de Tokio hotel eran tus vecinos, que suertuda—me dijo guiñándome un ojo lo que hizo que todos se voltearan a verme.
Yo me sonroje y mire para otro lado.
—bonito pijama—dijo el de rastras mofándose, lo que provocó que rodara los ojos.
—te gusta hello kitty?—dijo Bill posicionándose a mi lado mirándome de reojo.
—me parece tierna la animación—dije sonriendo de lado.
El río por lo bajo.
No me había fijado en la ropa que traían puesta, el de rastras llevaba una camisa ancha y un pantalón de chándal, el de gafas una camisa blanca y pantalón negro no muy apretado, básicamente casi todos iban igual pero cada uno tenía su toque. Menos el de pelo negro, el llevaba un pijama negro, de pantalones anchos de calaveras y una camisa negra que dejaba ver su tatuaje de la nuca de la banda y el de la cadera en forma de estrella. Me pareció lindo.
Al parecer Nadia vio las miradas entre él y yo y se abalanzó a Bill quedando en su pecho, viéndole fijamente la cara repasándole cada fracción. Y la volvió a esconder en el hueco de su cuello.
Cruce los brazos viendo su melena anaranjada. A decir verdad me enfadaba un poco esa posición.
Bill miro a la banda poniendo cara de aparentado y disgusto. Lo que provocó carcajadas por parte de estos.
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—vamos Nadia, te llevo a casa estás muy borracha—le dije acercándome a estos dos.
—no!—dijo ella.
La intenté tirar pero ella se agarro más fuerte a él. Bill me miro divertido al ver que me molestaba.
—me quiero quedar aquí—dijo ella mientras besaba la mejilla de Bill.
—al parecer tienes nueva novia—dijo el de rastras riéndose de su hermano.
Supongo que estaba borracha, no me enfadaba con ella si no con la situación.
—me puedo quedar cariño?—dijo Nadia mirando a Bill a los ojos.
—bueno...?—dijo el mirando a todos lados.
—me quedo aquí esta decidido!—dijo ella con una sonrisa, aun con su tono de borracha.
—No hay problema se puede quedar aquí—dijo Bill intentado que quitara la cara de angustia y a la vez celos. Pero supongo que la segunda no era tan notable, o eso creía yo.
