Charlotte (Charlie), una una chica de 17 años empieza a cantar a muy temprana edad, desde pequeña tenia un estilo único, un estilo que era el causante de que la gente se riera de ella. Una noche en una fiesta después de un largo día de concierto, se...
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Era por la mañana, yo me había saltado el desayuno y fui a el estudio.
Pase el día allí, entre cantos, conversaciones entre mi manager y las personas que estaban presentes y al acabar me fui a el hotel.
Y justo al entrar vi a Nadia en una de las sillas que se encontraban en recepción.
Al notar mi presencia fue corriendo hacia mi, y yo la vi con confusión.
—Donde estabas ayer?— dijo ella ya enfrente de mi.
—Por ahí— dije mientras sujetaba con fuerza una asa de la mochila que reposaba en mi hombro.
—Bese a Bill anoche, y casi me sigue el royo—dijo emocionada, casi saltando.
Eleve las cejas mientras me mordía el labio asintiendo.
«Ella había dado el primer paso que yo llevaba días deseando.»
—Y te vi que te ibas con Tom ayer de la mano, paso algo?—dijo con picardía.
—No, solo estaba borracha y el me llevo aquí nada del otro mundo—dije intentando poner mi mejor sonrisa.
El silencio entre nosotras reino.
—Una pregunta—dije rompiendo el hielo que hace años no teníamos.
—Dime?—dijo curiosa.
—Que hicisteis después del beso?—dije temblorosa mientras mis manos jugaban temblorosas.
Ella soltó una risa.
—Nada! Pero el me aparto, supongo que se hace el difícil—dijo mientras rodaba los ojos.
Un alivio me invadió. No se porque me preocupaba tanto, el y yo no éramos nada.
Como si hubiéramos invocado al chico de pelo negro y ropa peculiar salió de la parte de la piscina en bañador junto a Tom.
Los mire asombrada, llamando la atención de Nadia la cual giró inmediatamente, ellos reposaban en la barra del hotel y Nadia corrió hacia allá sin vergüenza alguna.
—¡Billy! ¿Que tal lindo?—dijo Nadia en un grito el cual giraron a verla.
Yo me acercaba a paso lento, no me quedaría atrás.
Me arregle mi camiseta de manga corta negra con un diseño de Green Day y unos pantalones algo largos y anchos que tocaban el suelo.
Me di cuenta que Bill llevaba unas gafas que hacía que no se vieran sus ojos.
Al estar frente a frente Nadia se pegó a Bill dándole besos y abrazos. Y yo los miraba con las cejas elevadas.
—Estas increíble—dijo Tom sacándome de mi trance.
Lo mire y tenia su típica sonrisa en su cara.
—Tu tampoco estás nada mal—dije siguiéndole el juego acto seguido le guiñe un ojo.
