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"¡Ngh...!" estiraste la espalda, satisfecha de lo limpias que quedaron las puertas.
"Finalmente listo por hoy..." suspiraste, estirando los brazos mientras arreglabas tus artículos de limpieza.
Mientras caminabas de regreso a la mansión, nubes oscuras comenzaron a formarse en el cielo.
"¡Y justo a tiempo, también...!" murmuraste mientras la lluvia comenzaba a caer, haciéndote correr mientras la lluvia caía con más fuerza.
¿Te diste una buena ducha?", bromeó Sebastian cuando entraste, con todo el cuerpo empapado hasta los huesos.
"Jaja, muy gracioso..." respondiste secamente, escurriendo tu ropa en el balde que trajiste.
"¿Dónde estabas de todos modos? Se suponía que me ibas a ayudar con las puertas", recordaste, tirando el agua sucia afuera.
"Cierto... Sobre eso..." Sebastian se apagó, haciéndote fruncir el ceño.
"Te estabas escondiendo, ¿no?"
"¿Quien lo dirá?" sonrió, haciéndote burlarte y poner los ojos en blanco.
"Tu baño está listo, por cierto", Sebastian señaló el baño, haciéndote sonreír cuando se te ocurrió una idea.
Sacudiste la cabeza violentamente, sacudiendo el agua a tu alrededor mientras Sebastian gemía y se tapaba.
"¡(T/N)!"
"¡Gracias, Sebastián!" sonreíste mientras corrías hacia el baño, con una sonrisa de satisfacción en tu rostro.
Suspiraste de satisfacción mientras te envolvías en mantas, disfrutando del sonido de la lluvia y los truenos del exterior.
"Tan acogedor..." murmuraste, disfrutando de la suavidad mientras tus ojos caían, el clima lentamente te adormecía.
"¿Querida?" Albert llamó, pero estabas inconsciente.
Exhaló una sonrisa mientras se sentaba a tu lado, admirando tu forma dormida.
"Estoy en casa..." susurró, frotando tu mejilla suavemente mientras besaba un lado de tu cabeza.
Te retorciste contra su toque mientras te despertabas lentamente.
"¿Albert...?" bostezaste, frotándote los ojos para asegurarte de que estabas viendo las cosas correctamente.
"¿Sí?" Respondió mientras parpadeabas para abrir los ojos.
"... ¿Cuándo llegaste a casa? ¿No dijiste que tomarías el último tren a casa?" frunciste el ceño mientras Albert sonreía.
"Lo hice", confirmó, prácticamente viendo los signos de interrogación saliendo de ti.
Miraste por la ventana y, efectivamente, la luna brillaba intensamente.
Jadeaste mientras te apresurabas hacia el reloj, viendo que era pasada la medianoche.
"¿¡Dormí la mitad del día...!?" murmuraste, recordando que era alrededor del mediodía cuando empezó a llover.
"Parece que tuviste una buena siesta", bromeó Albert, haciéndote sonrojar.
"C-Correcto", te reíste nerviosamente, caminando hacia él.
"¡Bienvenido de nuevo...!" lo saludaste tímidamente con un abrazo, apretándolo felizmente mientras él se reía.
"Lo siento... estaba planeando tomar una pequeña siesta después de terminar con las tareas del hogar para ayudarte a desempacar..." murmuraste, agarrando sus maletas.
"Podemos hacer eso mañana", aseguró, llevándote de vuelta a su regazo.
"Regresar a casa es más que suficiente…" exhaló, dejando que su cuerpo se relajara contra tu toque mientras los empujaba a ambos a la cama.
Soltaste una sonrisa mientras envolvías tus brazos alrededor de su cuello, jugando con su cabello.
"¿Cansado?"
"Exhausto..."
"Entonces, quedémonos en la cama", sonreíste, abrazándolo con fuerza mientras se dormía lentamente.
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