Capítulo 6

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Leviatán inmediatamente inició a caminar en dirección al hijo de puta que está tocando a su mujer, pero al segundo siguiente está contra la pared retenido por su mano derecha. Farrell supo que podría morir por la imprudencia que estaba cometiendo, pero sin importarle su seguridad, miró al Boss a los ojos.

—Ella lo conoce simplemente como un empresario problemático. ―Gruñó ejerciendo un poco más de fuerza, su jefe está muy cabreado y no le está gustando que lo tenga contra la pared. ―Si ella está aquí es por trabajo, no porque está en peligro. ―Lo miró a los ojos. ―Si usted sale ahí y mata a ese hombre, la pondrá al ojo de todos. Jefe. ―Maldijo, Leviatán no escucha razón. ―Nadie la conoce, nadie sabe a lo que se dedica, salir ahí es sentenciarla, ¿Lo entiende? ¡La pondría en riesgo! ―Leviatán finalmente se fue relajando, no se perdonaría ponerla en riesgo. ―Además, si lo ve aquí tendrá que dar muchas explicaciones. ―Se apartó de él antes de que le disparara. ―Usted tiene idea de lo que ella se dedica, pero ella no sospecha siquiera de usted.

―Quiero a ese hijo de perra en la vieja mansión para el final del día. ―Se arregló la ropa, desea matar a Farrell ahí mismo, pero sería imposible encontrar a un hombre de confianza. ―Y quiero que la ayuden a completar su trabajo, no me importa lo que deban hacer para tener esa información y darle lo que vino a buscar. ―Farrell lo miró con seriedad.

―Si usted hace eso y ella se da cuenta, jamás se lo perdonaría. ―Leviatán sabía que era cierto, pero imaginar que alguien más pueda tocar a su mujer lo enciende de una manera que hacía mucho no enfurecía. ―Ella es una de las mejores, siempre se lo echa en cara, debe confiar en la señora. ―Leviatán limpió su labio con el dorso de la mano y asintió, él tiene razón, su mujer es la mejor.

―Cuando sea la reina, todos le van a temer. ―Sin mirar atrás e ignorando su impulso por entrar a la mansión y rescatarla, se marchó, tiene una negociación que hacer.

***

-Estamos listos. -Rojo revisó su arma. -La compra se está llevando a cabo, debemos irnos ya. -Callie colocó su arma en la cinta de la pierna y los siguió.

-¿Cómo es que llegamos aquí hace dos semanas y ya sabemos dónde se está llevando una venta? -Cuestionó mirando a sus compañeros.

-Somos buenos en lo que hacemos. -Rojo se encogió de hombros. -Además, el jefe nos dio buenas pistas.

-Bien, hagamos esta mierda y saquemos a ese traficante del mercado. -Animó León. -A este paso pronto daremos con ese maldito mafioso y el lugar será nuestro. -Todos estuvieron de acuerdo.

-Seremos el terror de ese hijo de puta. -Bestia sonrió con arrogancia.

-No sabemos nada de ese hombre. -Recordó Callie. -No hay nombres, no hay familiares y no hay rostro. Parece ser que ese tipo no existe.

-¿Tenías que arruinar el momento? -Perro la miró con reproche, provocando la risa de los demás.

―Ella tiene razón. ―La apoyó Roy. ―Y aunque supiéramos quien es, no podríamos hacer mucho, es el Boss y quien controla, no lo olviden. ―Nadie lo cuestionó y eso le gustó. Sabe que Leviatán será difícil, pero ya buscará la manera de destruirlo sin posibilidades de que se defienda.

Leviatán bajó de la camioneta junto a Farrell, su padrino siempre le recuerda que un Boss jamás hace el trabajo, pero las cosas cuando se salen de control deben ser dirigidas por quien impone el respeto.

-Los compradores están aquí. -El hombre se les unió. -Lo están esperando, señor. -Leviatán asintió.

-Hagamos esta mierda, si la venta no sale bien, hay que matarlos a todos. -Los dos hombres asintieron. Jamás se había visto tales problemas.

Flor De La Mafia Where stories live. Discover now