Capítulo 2: Deshonroso

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—Entiendo que soy el criado de Su Alteza, pero... ¡pero es eso! ¡Soy SU criado! ¡No el de otros! —maulló de mala gana mientras limpiaba el cuerpo de Hong-Er, con paños tibios.

Profundamente inconsciente, aun en un estado febril, Hong-Er había sido llevado al palacio y curado en secreto en la enfermería. El panorama era negativo, pero no nefasto. Las fracturas de sus huesos no habían mejorado y la carne lastimada alrededor de ellas ahora estaba hinchada, la piel llenándose de hematomas negros y verdosos.

El no descanso, la falta de comida y agua y no cambiarse las vendas, provoco una infección que lo mantenía al borde de la realidad. Los médicos inmediatamente tomaron al niño y le cambiaron las vendas y curaron sus heridas abiertas con ungüentos especiales y los más especializados en cultivo dejaron ir energía espiritual para mejorar su recuperación.

El niño estaba detestablemente sucio.

Los médicos hicieron su trabajo curando sus heridas; la limpieza del cuerpo dependía de otra área. Y como esto era secreto, y Su Alteza Real no podía ensuciarse las manos, Mu Qing fue encargado de la limpieza del niño.

Así que, con el ceño fruncido y un tapaboca y guantes, Mu Qing primero retiro las ropas deplorables y las tiro a la basura y cubrió el cuerpo con una vieja túnica interior blanca que ya no le quedaba a Su Alteza y que era unas tres tallas por encima de Hong-Er.

Luego limpio, pero más que limpiar un cuerpo parecía que limpiaba un poso séptico. —Dios, he gastado cinco paños completamente limpios. ¿Este pequeño diablo donde vivía?

Gruño de mal humor, tallando los brazos delgados, primero con agua perfumada y luego con jabón para finalmente retirar el jabón con más agua y...darse cuenta que las manchas de la piel no salían.

—Es terrible. Una humillación. Se mi puesto y mis funciones, pero... ¡estoy limpiando a un mendigo! ¡un mendigo! ¡C-Como si no pudiera caer más bajo!

Feng Xin, estaba sentado en una esquina, comiendo manzanas con sueño. Eran casi las cuatro de la mañana, ninguno de los dos había pegado un ojo. Xie Lian les pidió cuidar al niño, asegurarse que no escape, asegurarse que nadie note su existencia. Así que solo comer, lo mantenía despierto, eso y los maullidos del Mu Gato.

—Limpio, limpio y la tierra sigue pegada y, dios...—Mu Qing nunca había visto una piel tan sucia. Un ser perfeccionista como él, no podía admitir un trabajo mal hecho, así, con mucho mal humor, se esforzó.

A medida que limpiaba, la piel manchada de negro y gris comenzó a mostrarse, un poco rozada por el frote continuo del trapo, la piel blanca apareció, blanca y hermosa, como el mármol recién pulido, incluso más pálida que la de Xie Lian. Sin embargo, esta piel distaba de ser perfecta.

Fuera la tierra, cicatrices viejas aparecían.

Feng Xin abrió un ojo y camino hasta el cuerpo que estaba siendo limpiado—Vaya.

—Hmm, supongo que viviría peleándose todos los días.

—No—respondió mordiendo un pedazo de manzana—esas son marcas de tortura.

—¿Qué? ¿Tortura?

Hong-Er tenia el brazo izquierdo y el torso limpio, parte del cuello y el hombro derecho, allí habían varias heridas viejas, hematomas nuevos y otros viejos de color amarillo—Estas cicatrices que tiene en el hombro son delgadas y lisas, el corte es firme y uniforme. Estas heridas no te las hace un puñal de un viejo borracho.

Para dejar claro su punto, dejo la manzana a un lado y desnudo un poco su pecho, dejándole ver a Mu Qing una cicatriz fea y gruesa en el costado—Esta es una herida de pelea, a-Qing. Obviamente tu eres un cultivador inocente y decente. Nunca te has metido a una taberna sucia con gente sospechosa. Es obvio que no entiendas la diferencia.

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