Capítulo 3: Complices

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Xie Lian calmo su llanto, respiro profundamente y medito.

Él aún era joven. Las emociones eran incontrolables a veces, y si bien nunca fue propenso a la ira, si a exabruptos como esos. Se sintió avergonzado de haber llorado delante de su maestro. Pensó, que quizás había sido malo que sus padres lo malcriaran en todo. Cuando le negaban algo, se sentía terrible, mucho más si era algo que le importaba de verdad.

Bajo un árbol, cerro sus ojos y puso su mente en blanco. Pensamientos iban y venían, pero él no se aferró a ninguno, en un naufragio de oscuridad y ruido, Xie Lian se negó a aferrarse a nada, y al mismo tiempo a no tuvo miedo de ahogarse. Imágenes fugaces, Hong-Er llorando, él siendo un rey poderoso, su maestro gritándole, Mu Qing gritando.

Preguntas lejanas lo invadieron, acosándolo '¿Cómo podrás ser un rey y si no puedes hacer que nadie te obedezca?', ¿realmente te importa ese niño o simplemente eres caprichoso como dice Feng Xin y estúpido como te hace entender Goushi?', ¿y ahora que harás príncipe idiota?'. Todas estas preguntas sonaron en su mente, pero él no escucho ninguna.

Respiro profundamente, otra vez.

Una vez más.

Diez.

Veinte.

La mente hizo silencio. Xie Lian encontró paz en su agitado corazón. Una conexión imposible de describir. El sonido distante del viento que traía el eco de los dioses. El pasto que se conectaba con todo el bosque, aplastado bajo sus piernas, siendo nerviosamente apretado por Mu Qing a varios kilómetros. Su corazón latiendo. El sol calentándole la piel y el cabello.

De esta forma, Xie Lian calmo su ego, y le hizo silenciar.

Fue humilde. Era cierto, naturalmente es mando y caprichoso, es algo inocente. Pero estas acciones son sinceras y si Goushi no entiende, él debe de hacerle entender. Después de todo, Goushi a pesar de ser sabio, solo es un sabio más, se supongo que Xie Lian es la voz de los dioses en la tierra.

"Soy la voz de Dios".

Recordó con humildad.

"Debo ayudar a todos. Debo salvar a esta gente. Tanta como sea posible durante mi vida mortal y ascender. Si este niño es una semilla maligna, mi deber es llenarlo de paz y guiarlo por el sendero recto. Es cierto que el destino esta predicho para todos, pero nosotros somos quienes decidimos como seguir ese camino".

Se levanto y decidió que iría a buscar a Feng Xin y Mu Qing.

En el camino, Xie Lian contemplo la vida y tuvo pensamientos profundos y puros. Pensó en cosas hermosas, inconmoviblemente altruistas y llenas de optimismo. Pensó en acumular méritos, en las grandes trampas del ego y que le compraría ropa bien bonita a Hong-Er y lo llevaría a dar un paseo en el carruaje real.

Pensó en Budha, en el Tao, en la luz y en las enseñanzas de la Sutra.

—¡¡Q-qué mierdas es esa cosa!! ¡¿Por qué tienes la verga tan grande?! ¡¡Qué clase de enfermedad tienes!!

La luz en los ojos de Xie Lian se extinguió.

—La enfermedad del pito musculoso—Feng Xin se carcajeo. Xie Lian vio a sus dos sirvientes, dándole las espaldas, ambos muy concentrados mirando algo que sostenían entre sus manos.

Feng Xin agito esa cosa que sostiene —¡Y eso que esta dormido! ¡Si despierta se pone aún más GORDOO!

—¡Ah! ¡Que asco! ¡Me tocaste con eso! ¡uughhh!

Xie Lian no pudo seguir escuchando y fue hacia ellos arqueando las cejas—¿Qué están haciendo ustedes?

La explicación era simple.

LimerenciaWhere stories live. Discover now