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Jodie:

El vuelo es agotador y me quedo dormida en el trayecto, para cuando despierto me asomo a las ventana y la sorpresa me golpea abruptamente.

¿Mar?

Por todos lados hay mar. Mar congelado.

—Señorita Fleming.—Me habla el guarda espaldas menos robot de los cuatro. —Ya hemos llegado.

Me asomo hacia adelante y observo frunciendo el ceño.

Enseguida me regreso hacia el .—¿Una isla?

—Es lo mejor que tenemos. —Responde. —Disfrute la vista, es la mejor imagen que tendremos antes de aterrizar.



(***)



Dicho y hecho, la playa no la gran maravilla, además de estar congelado, he estado en mejores y aquí corre mucho viento, la isla no es el resort que esperaba y está cubierto por nieve.

Me vuelvo hacia el "Jefe"

—¿Dónde estamos? ¿Hasta dónde me has traído?

—¿Qué pregunta desea que responda primero?

—Las dos.

—Es clasificado y estamos lejos, confórmese con saber eso.

Me deja con la palabra en la boca y les pide a los otros tres, que empiecen a bajar mi equipaje.

—¿Lista? —Se me acerca pidiendo permiso de alzarme.

Lo miro en silencio y vuelve a cargarme, llevándome con él.

—No sé ni para qué es la silla de ruedas si difícilmente podre trasladarme con ella.

—Dentro de la cabaña podrá.

¿Cabaña?

¿Podría ser peor?

—Además ya no lo necesitara ¿No es asi?

Lo observo en silencio.

—Sanara rápido, me ocupare personalmente.

Respiro profundo mirando el cielo.

¿Dónde me has metido, papá?



(***)



Edward, el guardaespaldas arroja mis documentos sobre la mesa, mis nuevos documentos. Me estiro a tomar uno y leo mi nuevo nombre.

"Viola Crawford"

—Que original ¿No había un nombre más horrendo?

No responde.

Suelto un respiro.—¿Y era tan necesario cambiarme el nombre?

—Es parte del protocolo del programa de protección a testigos, además. —Me entrega una carpeta en la mano, la cual abro. —Ahora eres Viola o Violet, como prefieras que te llame, y Crawford.

La carpeta contiene mi nueva identidad, una identidad con la que no me siento cómoda. Hay una nueva imagen mía y características sobre mi vida falsa.

Es como si despertara de un coma sin recordar nada.

Respiro profundo.

—Disculpe.

Levanto la mirada y me encuentro a una mujer extraña.

—Buenos días, soy la estilista.

—¿Esti ..? —Miro a Edward.

No es verdad.

—No.

—Es parte del protocolo, Señorita Jodie.



(***)



Observo mi nuevo cabello en el espejo en mano que me acerco la mujer, mi color negro azabache ha sido cambiado por un rojo.

—¿Cómo lo ve?

—Que desastre.

—Eh.. bueno, un cambio a veces es difícil de aceptar.

—¿Terminaron? —Edward está de regreso y posa los ojos sobre mí. —Ya veo que sí, vayamos por tu guarda ropa.

—No.

Frunce el ceño en mi dirección.

—Ya vine hasta aquí, me alejé de todos y hasta permití que le hicieran esto a mi cabello. —Reprocho. —No vas a obligarme a usar no se...

Intercambia una mirada con la mujer y ambos se retiran.



(***)



Sin Facebook, ni Instagram.

Sin Twitter ni Messenger,

En resumen, sin internet.

Sin señal de cable.

Sin diversión.

Frente a la chimenea y la que se encuentra debajo del televisor y el reproductor pegado a la pared, me han dejado sobre la mesa de centro películas viejas en una caja llena de telarañas.

Observo la puerta de la sala, Edward se encuentra dándole órdenes a los demás guarda espaldas de papá.

El acaba al notar que los observo y viene hacia mí.

—¿Ya encontró la película que desea que le reproduzca?

—Ojalá encontrara algo bueno aquí, son puras películas viejas y mira. —Le muestro una y el la sujeta.

—"Casablanca", de mis favoritas.

—Necesitas actualizar tus gustos. —Respiro profundo. —¿No puedo tener un teléfono?

—No puede mantener el contacto con nadie, lo lamento, es lo que hay, Viola.

Viola...

—No me llames Viola.

—Ese es su nombre ahora.

—Mi nombre es Jodie, no viola, J-O-D-I-E —Deletreo.

—Entiendo lo difícil que puede llegar a ser para usted.

—No, no lo imaginas.

—Tal vez sí.

Lo observo confundida.

—Casablanca es buena película. —Sujeta el DVD. —Le encantara, señorita Viola.

Respiro despacio. —Jodie.

Me mira en silencio.

—Si eres el único robot aquí que habla. —Miro a la seguridad que se instaló fuera y dentro de la casa. —Al menos quiero que una persona me recuerde que sigo existiendo. 

Necesito que me recuerden quien soy yo.

—No deja de ser usted por cambiarse el nombre.

—El nombre, el cabello, la ropa... casi. —Lo señalo. —Puedo continuar...

—Señorita Jodie.

—Jodie. —Le corrijo y me observa en silencio. —Solo Jodie.

El Desastre de JodieWhere stories live. Discover now