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Jodie:

La temperatura de mi cuerpo sube cuando las manos de Edward empiezan a delinear líneas en mi desnudez, en medio de besos su tacto baja a mi abdomen y traza círculos con el dedo, para en la abertura de mis muslos y rompo el beso viéndolo a los ojos.

—No dejes de tocarme.

—¿Dónde quieres que te toque?

Muerdo mi labio y llevo mi mano a la suya, con lentitud lo guio hasta mi sexo palpitante.

—Aquí...—Apenas roza y yo dejo ir su mano para que el mismo me toque. —¿Aquí quieres que te toque?

Sus nudillos me rozan y doy un brinco cuando el pulgar roza mi clítoris, vuelve a besarme y no sé exactamente cuando los roces se vuelven toques súbitamente rápidos y rítmicos, descarga toda la palma contra mi sexo, cubriéndolo con la mano y me veo jadear mientras junto su piel con mi excitación.

Dios mío...

No aguanto más y me sujeto de sus hombros, sentándome sobre él, me mira a los ojos y me coge de la mandíbula para besarme, el mismo lo libera de los pantalones con ayuda de una sola mano mientras la otra me sujeta, Edward me besa con vehemencia y busco la punta su pene moviendo mis caderas, el grosor se restriega contra toda la zona, interrumpiendo el beso.

—Te deseo. —Le digo llevando la mano al lugar, pero él se ocupa de pararlo.

—Lo sé, están tan empapada que ya quiero... es una necesidad hundirme en ti.

Levanto las caderas para hacerlo ingresar y mi cuerpo reacciona cuando el mismo hace pasear la punta desde mi clítoris hasta ubicarse en mi canal.

—¿Sientes cómo te deseo yo, Jodie?

Mirándolo a los ojos, me retiro el cabello de la cara y lo hago ingresar, gimiendo.

Si...—Jadeo al tenerlo adentro. —Dios si....

Subo y bajo repetidas ocasiones, asimilando el tenerlo dentro, mis paredes se adhieran a su grosor y mi sexo palpita por el encuentro.

Más rápido.

Me sujeta la espalda atrayéndome contra su cuerpo, nuestras caderas se golpean y nuestras bocas se rozan mientras acelero el ritmo.

—Mierda.

Oh dios...

Me abrazo a su espalda y él me abraza a mí, Edward comienza a moverse conmigo, mi pecho se restriega contra el suyo y nuestras bocas se vuelven a encontrar.

Ah.... ahhh—Me muevo sobre él y junto mi frente a la suya. —Oh Edward...

Cuanto te deseo, Jodie.





(***)




—¿Quieres levantarte? —Me aparta el cabello de la cara y aun acostada en su torso niego.

—Quiero quedarme así todo el día.

Sus labios lo siento en mi cabeza.

—Creo que puedo dar por sentado que estoy despedido. —Bromea.

Levanto la mirada y él me toma del rostro, besándome los labios.

—Por favor, no me ignores después de esto. —Le pido.

—No lo hare y ... yo debo.

—¿Qué?

—Hay algo que debo decirte.

—Pues dilo. —Rio besándole los labios.

Me observa en silencio y mi sonrisa se borra.

—¿Ya estas arrepentido, es eso?

—Nunca lo estaré.

—¿Y qué es?

Traza mi rostro con sus dedos.

—No he usado un preservativo. —Me dice y su respuesta lo mantiene tenso.

El calor sube a mis mejillas.

—Sí, lo note.

Sonríe a medias.

—Pero me cuido. —Sonrio. —¿Eso te inquietaba?

—Si.



(***)



Despierto antes que él y con muchas ganas de hacer pis, recojo lo primero que encuentro en el suelo y es su camiseta, voy corriendo al baño cruzándome con Pretzel y llego al inodoro.

Lavo mis manos al acabar y me sujeto el cabello en una coleta, regreso a la habitación de Edward y aguanto la risa con todo el destrozo, empezando por la ropa en el suelo, la misma que decido levantar, primero lo mío y por ultimo lo de él.

Edward se mueve entre sueños y me da la espalda, sonrio y levanto sus pantalones.

Y me percato de la billetera que estaba debajo de ellos, lo levanto y vuelvo a agacharme cuando una hoja doblada cae de ellos.

Lo tomo entre mis manos y lo desdoblo.

¿Qué .... Qué es esto?

Todo mi mundo se congela.

Mi corazón se acelera y con lentitud levanto la mirada hacia Edward presa del pánico.

Sigue dándome la espalda y mis manos han empezado a temblar, retrocedo y mis piernas pierden soporte, caigo hacia atrás y la fotografía abierta junto a mí.

Una foto....

Una foto de Margot.

El Desastre de JodieWhere stories live. Discover now