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Jodie:

—¿Qué significa realmente que un hombre te bese hasta desnudarte y luego haga como si no hubiera pasado?

Mi terapeuta alza una ceja. —¿Algo que desees contarme?

La cara me arde no solo de vergüenza, sino de fastidio.

—¿Paso algo entre tú y el Sr. Hank?

—Ojalá algo hubiera pasado.

Los ojos de ella se abre y comienza a reír.

—Ya veo.

Tomo un respiro y me pongo de pie yéndome a un rincón, cruzada de brazos.

—¿Viola?

—Ya no quiero hablar de eso. —Me vuelvo hacia ella.

—De acuerdo no hablemos de eso—Aunque siempre soy yo la que termino trayéndolo al tema. —¿Quieres que hablemos de algo más? —Pregunta y asiento. —¿Qué tal sobre la decisión si ya lo tomaste?

—La hipnosis...—Bajo los brazos. —Sí, de esa forma termino todo rápido y no vuelvo a verlo, mejor.

—No lo hagas por la frustración que sientes o porque solo desees quitarte un peso, necesito que seas tú y te proyectes descubrir la verdad o lo que sea que hay ahí.

Me señala la cabeza.

—¿Quieres intentar la hipnosis?

Trago saliva.

Ella me da una sonrisa leve. —De acuerdo, toma asiento.

Respiro profundo y vuelvo a ocupar el mueble.

—Siéntate cómoda. —Me pide ella y afirmo con la cabeza mirándola. —Ahora deseo que cierres los ojos y te concentres en mi voz, solo en mi voz, Viola.

Separo los labios.

—Respira profundo y relájate, no tienes nada que temer porque estoy aquí. —Continua. —Quiero que escuches el conteo y cuando llegue a cero...

—Si...

Su voz la escucho cada vez más lejana.

Y luego solo hay número y una paz infinita.

3....

2....

1...




Edward:

Jodie Flemming

Quien diría que besarla sería una perdición.

Pues así me siento, perdido y con la mente en blanco mientras mi boca saborea la suya en un beso que descontrola a los dos, jadeo y no puedo apartarme, menos cuando su lengua ya ha tocado la mía, menos cuando ese dulce gemido llena mis oídos.

Me veo rodeando su cuerpo con mis brazos, así como sus manos han ido a parar en mis pectorales y han bajado por todo mi torso, ubicándose arriba de la V.

Sus manos aprietan mi musculatura y llena a mis brazos, sube hasta mis omoplatos y reacción levantándola de golpe, sus caderas rodean las mía y retrocedo, presionando nuestros cuerpos contra la pared.

Oh dios...

Mis caderas golpean las suyas y mi boca va hacia su cuello, Jodie me abraza atrayéndome a su boca de nuevo y vuelve a ser mi perdición.

Hago un movimiento de caderas que nos hace jadear a ambos y romper el beso, nuestras frentes se juntan y no pienso con claridad, sus labios vuelven a llamarme y mi boca la prueba con ganas una vez más.

El Desastre de JodieWhere stories live. Discover now