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Jodie:

La primera noche es incomoda, empezando por el frio que atraviesa las sabanas y cobijas, que me quema la piel.

¿Acaso no podían conseguirme un lugar más soleado y caluroso?

Doy vueltas en la cama acolchada y me llevo una mano a la zona del disparo, ya no duele, solo siento un ligero comezón, me muevo inquieta y estiro mi mano hacia lo que tengo sobre el mueble junto a la cama.

Mis dedos rodean el dije de Margot.

Ni siquiera sé porque lo tengo conmigo.

¿Por qué ella lo conservo?

—Margot...

Acaricio el metal y cuando abro los ojos por la mañana, sigue en mi mano.



(***)



—¿Algún problema con la comida? —Si Edward no se acerca a preguntarme, ni cabo en cuenta que estaba aún en la mesa.

Parpadeo agotada y me pongo de pie.

—Es suficiente, iré a reposar a mi habitación.

—¿No tiene hambre?

—No, no tengo.

¿Quién podría comer en un lugar así?

Rechazo el almuerzo también y permanezco en mi habitación pensando en cómo voy a lograr sobrevivir no sé cuánto tiempo aquí, pero se siente una eternidad a pesar que solo estoy un día y medio aquí.

Estoy por quedarme dormida otra vez cuando mi puerta se abre.

—¡Hey! —Alzo a la voz pero ese guardaespaldas imprudente ya ha invadido mi habitación y viene directo hacia mí. —Pero- ¡¿Qué hace?!

—Basta de tonterías, no ha comido nada en todo el día.

Mi boca cae hasta el suelo.

—¡¿Cómo te atreves a irrumpir así y hablarme de ese modo?! Mi padre si sup...

—Si tu padre supiera que no estas alimentándote como se debe, rodarían cabezas aquí.

—¿Se supone que debo compadecerme de ustedes?

—Me pagan por cuidar de ti, Jodie. —Me habla directo. —Si te enfermas y mueres no van a pagarme. ¿Debes compadecerme? No necesito compasión de una niña mimada, lo que quiero es que comas.

—¿Mimada?

Me levanta.

—¡Bájame!

—No lo creo.

No me dejo, pero es más fuerte que yo y mientras pataleo e intento soltarme, el me lleva con facilidad al comedor, donde un plato lleno solo para mí, me espera.

Mi trasero toca el asiento y levanto la mirada hacia Edward.

—La próxima vez que me toques estarás muy lejos de aquí.

—Trabajo para su padre, las amenazas son insignificantes. —Habla con mas confianza. —Ahora como.

Intento levantarme y me coge de los hombros, obligándome a sentarme.

—No se mueva, yo mismo la llevare cuando termine. —Señala el plato y me ordena. —Ahora coma.



(***)



Los cubiertos quedan sucios y mi plato vacío, el estómago lo tengo lleno y bebo los últimos sorbos antes de que el guardaespaldas se acerque a mi lugar.

—Felicidades, si tenías hambre.

Lo miro furiosa y me levanta cuando termino el agua, camina en dirección a mi habitación cuando recuerdo que...

—Al baño.

Me observa en silencio.

—Debo... —Trago saliva. —Ver la herida.

Me lleva al baño como le ordeno y me sienta sobre la tapa del inodoro antes de ir por mis cosas, cuando regresa, las sujeto.

—Es todo. —Digo sin mirarlo. —No necesitas...

—Velo por su seguridad ¿Recuerda?

—Ya estoy bien. —Aseguro, pero no está convencido, sonrio agotada sabiendo que no se ira y procedo a quitarme la blusa. —Si lo que deseabas era verme desnuda, habérmelo echo saber ¿Era eso no?

Se gira, dándome espacio, suspiro y empiezo a retirar las gasas que cubren la zona, limpio la zona con los paños y una de las botellas se me cae.

—Mierda.

La botella rueda hasta sus pies y se agacha a recogerlo.

—Si necesitas ayuda, me parece.

Aprieto los labios.

—¿Puedo voltear?

No respondo, solo chasqueo los dientes y él se gira, se acerca a mí y toma los paños húmedos desinfectantes de mis manos.

—¿Puedo?

—Ya lo estás haciendo.

Me quita los paños y se agacha a limpiar, llevo solo sujetador, aunque no es bastante oscuro para ocultar mi desnudez.

No es nada oscuro.

Es encaje blanco y solo los pezones se ocultan dentro de un circulo de algodón blanco ubicado en la zona.

Aunque mi desnudez no parece afectar al hombre, Edward se concentra en limpiar y siento como mi estómago se encoge con cada contacto de los paños fríos a mi piel.

—¿Está tomando sus antibióticos?

—Lo hago.

—Ha mejorado bastante... con un poco más de cuidado y unos días, ya solo será una bella cicatriz.

—¿Piensas que son bellas las cicatrices?

—Es una bella manera de tener presente cada vivencia.

—Claro, si deseas recordar que te dispararon. —Suelto con sarcasmo y me subo la blusa a los hombros, aunque los botones siguen abiertos y mis pechos al descubierto. —Yo no, gracias.

Él acerca la mano y mis labios se separan, pero antes de preguntar, me roza el abdomen con sus dedos y suelto un jadeo bajo, que felizmente el no escucha.

Voy a reprochar que hace hasta que lo veo llegar al que el llamo hace unos minutos "Recuerdo bonito"

No dijo eso exactamente, pero algo similar.

El calor en la zona crece junto a su toque y suelto la respiración que aguantaba justo cuando deja de tocar cerca de la herida con los nudillos.

Levanta la mirada a mis ojos.

—Llévame a mi habitación. —Ordeno sin que me tiemble la voz.

No dice ni una sola palabra y me carga en brazos otra vez, mi trasero esta vez cae sobre el colchón y me vuelvo hacia él.

—Retírate.

—Como ordenes, Jodie.

Desaparece tan rápido como lo exijo y lo de hace unos minutos regresa, llevo la mano a mi rostro y resoplo.

¿Por qué estoy roja?

El Desastre de JodieWhere stories live. Discover now