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Jodie:

Es una tortura estar aqui y el allá, el ver como con cada paso se acerca más a Edward mientras la orden que le dio a Leo se repite en mi cabeza.

Respiro profundo y trago saliva nerviosa, tio André se detiene y yo miro de reojo al peón que tiene de aliado.

—Debe ser divertido .—Pronuncio y puedo sentir que he captado su atención.—Ser el sirviente de mi tio. 

El ambiente atrás de mi se pone tenso.

Vuelvo a hablar.—Sigues sus ordenes como un perro faldero, supongo que les funciona bien.

—Cierra la boca.—Gruñe y aprieta la boca del arma contra mi cabeza.

Cierro los ojos.

—Solo digo lo que observo, le has lamido las botas a mi padre y ahora con mi tio.

—¡Que te calles o te llenare de balas!—Amenaza sujetándome de la chaqueta y cuando levanto la vista veo a tio Andre dando una señal.

Sonrio.—Mira, tu amo te esta dando una orden, perrito.

Gruñe y aun asi lo hace, abre la puerta de mi lado y la suya, me coge mostrándome a Edward y trago nerviosa, veo que tio Andre hace un gesto y Leo me mete otra vez dentro del coche, pero antes de cerrar la puerta, vuelvo a hablar.

—Recibirás una medalla de honor por tus servicios de can.

—¡Hija de puta!—Tira de mi cabello y grito.—¡Juro que terminare contigo despues de esto!

—¡Deja de desobedecer las ordenes de tu amo!

Tira más fuerte y Pretzel le clava los dientes en la mano, Leo grita y mi perro le muerde sin intenciones de soltarlo, aprovecho y empujo la puerta golpeándole en la cara, el cae al suelo sin soltar la mano, Pretzel baja de mi regazo y lo pierdo de vista. 

Esperanzada de que se a ocultado y luego de ver como se levanta, echo a acorrer sin detenerme.



Edward:

—Sin armas.

Le muestro que no llevo ninguna.

—La memoria, ahora.—Exige enseguida.

—¿No preguntaras quien soy?

Frunce el ceño.—¿Por qué debería? Quiero la puta memoria, ahora.

Mis manos se forman puños, tengo al asesino de mi hermana aqui mismo.

Al asesino de mi hermana y al secuestrador de la mujer que ha calmado mi dolor las últimas semanas. 

Escucho como le quita el seguro a su arma y antes que me apunte, hablo.—No necesitas volverlo complicado.—Saco de mi bolsillo la memoria y la mirada se le tensa al verlo.—Ahora, deseo ver a mi chica.

—¿Por qué no mejor le disparo a Jodie y a ti, y me quedo con la memoria?

—Porque aun no confías en mi.—Aseguro y se tensa.—Aun crees que le he mandado a alguien mas.

Se irrita.

—Solo muéstrame que esta bien.

A malas se voltea hacia su cómplice a quien con una señal lo hace acercar a Jodie fuera del coche, mi pecho se alivia al reconocerla, lleva un abrigo negro y tiene cargado al perro, vuelven a meterla y dejo de respirar.

—Bien, ahora dame...

El ruido nos alerta a ambos, entonces veo el acto valiente y a la vez insensato de Jodie, pero que nos da más tiempo y sonrio.

El Desastre de JodieWhere stories live. Discover now