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Cellbit, como de costumbre, estaba en aquel bosque, justo en el lugar que siempre iba. Aunque Cellbit no se encontraba tan tranquilo como siempre, tenía esperanzas de que el chico volviera y poder reencontrarse con el, hacía tiempo que no se sentía tan cómodo con alguien.

Por fin, a lo lejos pudo ver al mismo chico de ayer acercándose. Los ojos del de mechón blanco se iluminaron al segundo.

¿Te volviste a perder? — Preguntó Cellbit, obviamente en broma.

Esta vez vine por mi cuenta, me apetecía volver a verte, me caíste bastante bien. — Dijo, mientras se sentaba enfrente del otro chico.

— Tu igual me caiste bien.

Roier sonrió de oreja a oreja.

Ven, te quiero enseñar algo que vi de camino a este lugar. — Agarró la mano de Cellbit, ayudándole a levantarse para luego guiarle al sitio.

Después de no mucho caminando, llegaron al lugar y Cellbit quedó impresionado por la belleza de aquel sitio. Había una cascada junto a un río, el agua era totalmente cristalina, había un montón de flores y setas que rodeaban el lugar, era todo increíble. Parecía un paisaje sacado de un cuento de hadas. Cellbit venía al bosque siempre, pero nunca había visto ese lugar tan hermoso.

¿Cómo encontraste este lugar? — Preguntó Cellbit, con intriga.

Ayer lo encontré de pura casualidad, pensé que te podría gustar.

— Me encanta, gracias por enseñármelo. — Sonrió.

Roier, al escuchar esas palabras, abrazó a su amigo.

Me alegro mucho de que te guste.

Cellbit estaba sorprendido por la acción del castaño, nunca le había abrazado alguien que no fuera su hermano, se sentía... ¿bien? Roier se separó de el y fue a jugar por donde la cascada, Cellbit le siguió.

Los 2 chicos pasaron el día jugando ahí, recogiendo setas, flores y conociéndose mejor. Hacía tiempo que Cellbit no se divertía tanto.

Y dime ¿tienes novia o algo? — Preguntó Roier por curiosidad, mientras recogían algunas margaritas que estaban por el lugar.

La verdad es que no, ni amigos tengo, menos voy a tener pareja.

— ¿No tienes amigos? — Roier se sorprendió, le parecía algo triste.

— No, pero no me importa. Socializar con gente de mi edad es muy difícil, me llevo mejor con los niños pequeños.

— Bueno, me tienes a mi, yo soy tu amigo. — Roier sonrió.

Cierto — Cellbit estaba feliz de poder por fin tener un amigo, además de un amigo tan amable y lindo como Roier.

No mucho después anocheció, lo que significaba que se tenían que despedir.

¿Mañana nos volvemos a ver? — Preguntó Cellbit.

¡Claro! Me lo pasé genial contigo — Roier abrazó a Cellbit y se fue.

Cellbit deseaba que ya llegara mañana para poder ver a Roier, su mejor y único amigo.

El bosque encantado // Guapoduo ☆Where stories live. Discover now