𝟗

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Era un noche tranquila, Cellbit estaba en su cuarto, tumbado sin hacer mucho. Estaba deseando que ya fuera mañana para volver a ver a Roier.

Sus padres estaban en la cocina, discutiendo como hacían la mayoría de las noches, el chico solo quería un poco de tranquilidad por una vez, estaba cansado de escucharles todas las noches gritarse el uno al otro por cualquier mínima cosa. Deseaba ya mudarse con Roier para que las noches por fin fueran tranquilas. Pasaba el rato y los gritos no cesaban, hasta que en un momento se escuchó un gran golpe y los gritos pararon.

Cellbit salió rápido de su cuarto, lo mismo hizo su hermano. Su padre estaba de pie, mientras que su madre en el suelo, la había dado un empujón, haciendo que se diera contra una mesa en la cabeza, desmayándose. La escena era horrible. Cellbit llevó a su hermano al cuarto, pidiéndole que no saliera, no quería que presenciara todo eso.

Su padre corrió a llamar a una ambulancia. Cellbit agarró a su madre y la puso en el sofá, la odiaba pero tampoco iba a dejar que se muriera. Al rato, la ambulancia por fin llegó, llevándose a la mujer inmediatamente. Richarlyson nada más se fue la ambulancia, salió del cuarto llorando, yendo a abrazar a su hermano.

Mamá está bien, ¿verdad? — Preguntó el pequeño niño.

Claro, solo se dio un pequeño golpecito, no fue nada, tranquilo. — Contestó Cellbit, intentando tranquilizar al niño —. ¿Te cuento un cuento para dormir?

Richarlyson asintió, y los 2 chicos se fueron a la habitación del menor.

A la mañana siguiente, Cellbit se despertó algo tarde, ya que tuvo bastantes problemas para dormir por todo lo sucedido la noche anterior. Eran más o menos las 2 p.m, estaba agotado. Salió de su cuarto, encontrándose a su padre en el sillón con algunas botellas vacías en la mesa, no le dio mucha importancia y fue a por algo de comer en la cocina, donde se encontró sentado a su pequeño hermano.

Oi Richas ¿te acabas de levantar también? — Preguntó Cellbit, mientras se preparaba un sándwich.

No, llevo levantado desde las 8 a.m, aún no puedo procesar que mamá esté en el hospital.

— Ya, supongo que entristece que esté allí, pero seguro que se va a recuperar.

— Espero que si... — Richarlyson se levantó de la silla y se fue a su cuarto, finalizando la conversación.

Cellbit al rato terminó de comer, yéndose a su cuarto, pero antes de poder entrar, la voz de su padre le detuvo.

Todo es tu culpa. — Susurraba el padre.

— ¿Perdona? — Preguntó Cellbit.

Que todo es tu culpa, lo de tu madre.

— Creo recordar que yo no fui el que la empujó a un mueble haciendo que se desmaye.

— Yo me llevaba bien con ella hasta que naciste, todo es culpa tuya. — Se levantó bruscamente acercándose a Cellbit.

No me eches a mi la culpa de que seas un abusador.

El padre le dio un puñetazo en la cara a Cellbit, haciendo que cayera al suelo.

No le hables así a tu padre. — Dijo el padre y salió a la calle, a saber donde.

Cellbit se quedó en el suelo unos segundos, hasta que por fin se levantó. Abrió la puerta de su dormitorio, y se tumbó en la cama. Notó su boca sangraba, pero ya no le importaba, solo quería dormir, dormir eternamente.

Y simplemente, se quedó ahí, como si estuviera esperando a que su muerte llegara, quería cerrar los ojos y desaparecer. Por la unica razón que seguía ahí, aguantando, era por Roier, el era su todo.

Pasaron los minutos o horas, ya ni sabía con certeza el tiempo que pasó, el chico seguía en el mismo estado, hasta que se escuchó la ventana abriéndose poco a poco, Cellbit asustado por el repentino ruido, se levantó para ver quien era, y ahí estaba, el amor de su vida. Roier nada más vio a Cellbit, su cara cambió a una de preocupación.

¿QUE TE HA PASADO? - Se acercó corriendo a el y le agarró la carita, viendo la sangre.

Me caí por las escaleras. — Soltó la vieja confiable.

Cellbo, un golpe así no se hace cayéndote por las escaleras, enserio, dime que te paso, enserio esto me preocupa y mucho.

— Mi padre, fue mi padre.

Roier se sorprendió y a la vez se preocupó aún más cuando dijo eso, el no tenía ni idea de que su novio vivía en un ambiente así, Cellbit hizo todo lo posible para no mencionar en ningún momento su círculo familiar salvo a su hermano.

Hay que denunciarlo, ya. — Dijo Roier, con seriedad. Cellbit simplemente se quedó callado. El chico castaño agarró la mano de su novio, dirigiéndolos a la puerta del cuarto para poder salir de esa horrible casa. Cuando estaba a nada de abrir la puerta del cuarto, alguien la abrió primero.

Papá... — Dijo Cellbit. Ahí estaba aquel señor que tanto odiaba ese chico de mechón blanco.

¿Quién eres tú? — Preguntó el padre a Roier, con un tono bastante borde.

Es un amigo. — Contestó Cellbit, antes de que Roier pudiera hacerlo.

Quiero que tu amiguito se vaya, ahora mismo. — Ordenó el padre.

Déjanos un momento, quiero despedirme. — Contestó el hijo. El padre cerró la puerta y simplemente se marchó, volviendo a dejarlos solos. Siendo sinceros, el de mechón blanco pensaba que sería mil veces peor.

Gatinho, enserio, tenemos que hacer algo, no puedes sufrir este maltrato toda la vida. — Dijo el castaño, bastante preocupado.

Dentro de poco ya seré mayor de edad y podré irme de este lugar, seremos por fin libres, juntos.

Roier abrazó rápidamente a Cellbit, con bastante fuerza.

Por favor, cuando estés preparado denuncia, no quiero que te pase nada malo. — La voz de Roier sonaba quebrada, lágrimas comenzaron a salir de sus ojitos, partiendo totalmente el corazón de Cellbit.

Lo haré, te lo juro. — Cellbit dio un pequeño besito a su novio en la frente y le quito las lágrimas, Roier sonrió levemente.

Bueno, será mejor que me vaya ya, no quiero que te hagan más daño por mi culpa, cuídate gatinho.

— Adiós guapito.

Roier se marchó.

La habitación quedó en silencio, un frío silencio.

El bosque encantado // Guapoduo ☆Where stories live. Discover now