➷ nonexistent answer

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% ¡ respuesta inexistente ! %

Después de aquel incidente, en donde claramente Chan supo que la había arruinado y en grande, se sintió extrañamente culpable.

La imagen del tierno omega mirándolo con enfado y hasta casi temor, rondaba por su cabeza una y otra vez sin querer borrarse. Se sentía abrumado, él realmente no quería, ni tenía que gritarle. Simplemente se dejó llevar por sus impulsos como casi siempre lo hacía y, ese, era otro tema con el que no podía lidiar fácilmente.

Supo que tuvo gran culpa por haberlo tratado así, cuando a los días siguientes de clases, SeungMin no le dirigió ni una efímera mirada. Eso lo había descolocado de una manera sorprendente, que ni él mismo se atrevió a acercarse por temas poco creíbles como su interés por el proyecto, no. No podía.

Optó por verlo desde cierta distancia. Apreciando como el rubio les sonreía a otras personas que quizás él nunca podría llegar a ser.

Chasqueó la lengua y bufó por lo bajo, desviando sus ojos de aquel bello omega para tratar de ordenar sus patéticos pensamientos e ir en busca de JeongIn.

Durante todo el camino a casa, su mente divagaba inquietamente por cierto omega. Realmente era cada vez más complicado y si no hallaba forma de volver a sentirse como antes, las cosas podrían hacerse un total enredo y eso era justamente lo que no deseaba.

—Jodida mierda —murmuró hastiado, pateando con fuerza una piedrita que estaba al filo de la acera.

Odiaba sentirse así, odiaba no poder mantenerse intacto como siempre lo estuvo. Las cuestiones y dudas ascendían con cada cosa referente a SeungMin y tenía que detener lo que sea que estuviera sucediendo dentro de sí mismo.

Caminaba tan sumido y concentrado inconscientemente en aquello, que no se dio cuenta de que ya estaba solo a un par de metros de su casa. Aceleró el paso, tomó la llave de su bolsillo trasero y abrió la puerta, cerrándola a los segundos y encaminándose por el pasillo para tirar su mochila en el sofá más grande de la sala.

Iba a avanzar directamente a su habitación para tomarse todas las latas de cerveza que encontrara en el frigo bar y cuestionarse sobre su existencia, cuando cierto aroma a aderezo picante llegó a sus fosas nasales. Frunció el ceño con algo de desconcierto, decidiendo ir a la extensa cocina del primer nivel.

— ¿Mamá? —no entendía el por qué su progenitora yacía ahí tan temprano y, más aún cocinando cuando claramente tenían una encargada para ello.

—Hola, Channie —ladeó levemente su cabeza, haciendo que su corta cabellera castaña se balanceara.

— ¿Qué haces aquí? —cuestionó igual de dudoso.

La señora Bang al escuchar nuevamente otra pregunta, lo miró con fijeza y soltó un hondo suspiro. —¿Sabes? Aún tengo la esperanza de que te acuerdes de los modales que tu padre y yo te enseñamos cuando eras un cachorro.

Chan rodó los ojos, aburrido de saber la alta fe que su mamá tenía por él. La omega bajó el fuego de la cocina eléctrica y se cruzó de brazos, sin dejar de observarlo. — ¿No vas a saludarme?

El alfa lo pensó. Bueno, tal vez ante la mujer que le dio la vida podía hacer un par de excepciones. Exhalo profundo y: —Buenas tardes, mamá —dijo poco gustoso, con una sonrisa que más se parecía a una mueca torcida.

— ¡Muy bien! —sonrió mientras daba un par de aplausos, enteramente feliz de saber que su hijo sí fue capaz de hacerlo.

—Yah —se quejó—, parezco niño de guardería con tu actitud de mamá primeriza.

bad boy | chanminWhere stories live. Discover now