Capítulo 4: Hombres

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Por desgracia, la cena tuvo que acabar antes de lo deseado para que ambas pudiesen descansar y prepararse para las clases pero eso no fue posible para Ainhoa. Esa noche había sentido cosas que habían despertado sentimientos pasados que llevaban mucho tiempo dormidos y no podía permitir que su nuevo trabajo se viera entorpecido por esto por mucho que Luz le aportase esa alegría tan suya a su vida y le encantase pasar tiempo con ella. No podría empezar de cero, otra vez. Así que todos esos pensamientos decidieron agolparse y tomar el control de su cabeza durante la noche y no dejarla dormir, sin embargo, todas esas ideas se disolvieron de su mente como el colacao al remover la leche cuando Luz salió de su puerta para ser llevada hasta la escuela de cocina.

—Que guapa vas tú—le salió comentar a la chef al ver a su amiga vestida simplemente con el uniforme requerido en la escuela haciendo que esta se sonrojase y fuese directa al coche para evitar ser vista por Ainhoa.

Las clases marcharon con total normalidad aunque en ocasiones Luz podía percibir a Ainhoa un poco despistada, hundida en su interior.

—Oye, ¿Repetimos la quedada del otro día? Tengo la tarde libre—le susurró Paolo a Luz mientras esta solo quería estar concentrada en entender el proceso químico de la fermentación.

—Shhh—lo mandó a callar—. Estamos en clase, silencio. Paolo se calló y miró a su compañera a disgusto, no entendía como alguien podía rechazarlo, él era un gran partido. Nunca había estado en esa situación antes pero no se rendiría tan fácil, el secreto del éxito era la persistencia, ¿No? Solo debía recortar a la competencia, fácil.

Luz estuvo atenta a clase como nunca antes y, sin embargo, solo se enteraba a grandes rasgos de su contenido porque en realidad estaba atenta solo a la profesora, no a sus palabras, ¿Cómo alguien podía ser tan sumamente perfecta como Ainhoa Arminza? Ahora sabía que ella le atraía y no podría hacer nada para remediarlo solo avanzar en la extraña relación que tenían o aprender a superar esos sentimientos. Sin embargo, la vida iba a facilitarle el camino reduciendo las opciones.

La joven salió de clase ilusionada por ver a su profesora como cada día y fue recibida con la misma ilusión por esta quién le dió un tierno abrazo y dejó un beso en su mejilla izquierda. No era el primer beso pero las cosquillas en el estómago no le desaparecían a ninguna, no sabían si llegarían a acostumbrarse a esa sensación. Entonces su burbuja reventó.

—Mira por quién te cambian Paolo, por una asesina—reprochó uno de los amigos del nombrado quién iba a su lado y le dedicó una sonora carcajada.

—Ellas verán lo que hacen, no creo que el director apruebe algo así—dijo despreocupadamente pero a sabiendas de que estaba siendo escuchado por quién el quería.

—Sereis idiotas—Luz no era como Ainhoa. La profesora solo agachó la cabeza avergonzada mientras que Luz se dirigió a ellos muy decidida—. Dejad que vivamos nuestra vida, yo no saldría con alguien como tú. No es problema de alguien más.

La joven no tuvo oportunidad de decir nada más porque fue arrastrada hasta el coche por su vecina quien la llevó a casa en un profundo silencio y se despidió con una leve sacudida de mano. Algo había cambiado, ambas lo sabían.

A pesar de lo que cabría esperar, la amenaza de Paolo no era solo eso. A la mañana siguiente Luz estaba más pendiente que nunca de Ainhoa porque esta no la había llevado hoy a la escuela debido a "problemas personales" y en medio de la clase, recibió una llamada que la hizo salir disculpándose abruptamente. Por intuición, Luz miró a Paolo y este se encogió de hombros.

—Yo ya lo avisé. Cuando quiero algo voy a por todas—susurró para solo ser escuchado por su compañera.

—Y por eso estás solo.

Por supuesto, Ainhoa tampoco acompañó a Luz a su casa en el trayecto de vuelta, ni siquiera se dejó ver y cuando la alumna llamó a su puerta, no obtuvo respuesta por lo que ya se temía lo peor. No podrían haberla echado de la escuela, ¿No? Y menos por su culpa.

No fue hasta la próxima clase que Luz la vio pero ella no era vista por Ainhoa. El director había tenido una dura pero simple charla con ella, solo tenía dos opciones: cortar cualquier tipo de relación que afectase a su profesionalidad o abandonar la escuela. Eso mismo le explicó a Luz cuando esta la acorraló al final de la clase para hablar con ella.

—Así que lo siento pero tú y yo solo podemos ser alumna y profesora, nada más —cortó la chef tratando de marcharse pero sin conseguirlo.

—¿Tan fácil te rindes?, ¿Ya está?

—¿Qué hago? Estoy entre la espada y la pared y no puedo perder otro trabajo—Ainhoa no quería distanciarse de Luz, por supuesto que no quería, pero no veía otra alternativa. Para eso estaba Luz, ella y su insistencia no pararían hasta encontrar una solución aunque puede que no fuese lo más adecuado.

Un poco más de azúcar(Luzhnoa)Where stories live. Discover now