Capítulo 6: Fina

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Comenzar los estudios después del inicio de clases siempre es duro; hay que habituarse al ambiente de clase, tratar de encajar y aprender a seguir el ritmo. Por eso Ainhoa decidió sentar a Fina cerca de ella, para poder ir guiándola cada vez que la viese perdida pero, a su favor cabe decir, que eso no sucedió muchas veces. La profesora trató de estar un poco más pendiente de ella durante el resto del día para evitar conflictos con sus compañeros, sin embargo, eso solo consiguió que esta se percatase de su notable habilidad para conocer gente. Fina resultó ser una chica extrovertida sin problemas con las relaciones sociales algo que Ainhoa, sin duda, envidiaba de ella.

Para el final del día, la nueva alumna ya conocía a la mayor parte de la clase y había hecho algún que otro amigo, sobre todo, destacaba la conexión que había tenido con Luz y de la que Ainhoa no había perdido detalle hora tras hora. Las chicas solo habían intercambiado varios datos sobre sus vidas, lo básico pero habían visto que tenían mucho en común, por ejemplo el sentido de común tan tonto que a ambas les causaba tantas risas.

Por su parte, Luz había estado muy pendiente de las reacciones de Ainhoa. No albergaba ninguna duda de que esta estaba muerta de celos aunque sabía que no lo demostraría y por ello había tratado de ser lo más cercana posible a Fina quien era muy simpática.

—¿Y llevas mucho tiempo aquí?—le preguntó Luz a su nueva compañera bajo la atención de dos personas.

—El suficiente para llevarte a tomar algo cuando quieras—le respondió entre coqueta y divertida y esto, por supuesto, fue escuchado por Ainhoa quien, de forma inconsciente, había comenzado a clavar un lápiz en la mesa.

—Ey, tú, Luca ven—llamó la chef a uno de sus alumnos al final de la clase cuando todos se habían marchado ya—¿Te puedo preguntar algo que se quede entre nosotros?—el chico asintió con seguridad—¿Fina es...lesbiana?

—Eh, a ver, no puedo estar muy seguro pero parece que sí—respondió sin esperar en absoluto una pregunta de ese estilo.

—Gracias y...ah, gran trabajo.

Cuando Ainhoa por fin salía de clase dispuesta a marcharse a casa y buscar un poco de calma se encontró a su nueva alumna junto a su despacho como si hubiera estado esperándola allí todo este tiempo. La profesora le preguntó con toda la amabilidad de la que disponía qué necesitaba.

—Solo quería agradecerte tu ayuda, ha sido genial recibir los consejos y el apoyo de una gran chef como tú. Sé que es algo que no todos harían—explicó acercándose peligrosamente al cuerpo de la pelirroja que se encontraba aprisionado contra la mesa de su despacho.

—No es nada, solo hago mi trabajo. Busca a Luz, se te veía interesada en pasar el tiempo con ella—reprochó sin poder evitar escupir parte de sus celos.

—No entiendes nada—entonces Fina terminó de recortar la distancia que las separaba y dejó un cargado beso en los labios de su inmóvil profesora que no se distanció hasta percibir a una tercera persona que estaba observándolas con una notable tristeza en el rostro. Mierda, se le había olvidado cerrar la puerta. Solo en ese instante retiró a Fina y salió en busca de Luz quién estaba arrepintiéndose por haber decidido celar a Ainhoa, debería simplemente haber luchado por ella pero ya era tarde, ¿No?

Para cuando Ainhoa consiguió alcanzar a Luz estaban en una calle en medio de la ciudad.

—Espera Luz, es una malentendido—dijo la chef casi sin respiración.

—¿El qué? ¿Liarte con una alumna o que yo te vea? Tranquila no me voy a chivar, sería hipócrita de mi parte—Luz pretendía continuar con su marcha pero la otra no se lo permitió.

—Es que no me he liado con ella, solo me besó y tú nos viste en ese momento. Fue una casualidad—trató de explicar.

—Ajá claro una casualidad, y yo nací ayer—respondió la menor con toda la ironía del mundo.

—Luz—Ainhoa obligó a Luz a que la mirase a la cara con ayuda de sus manos que sujetaban las mejillas—. No besaría ni a Fina ni a alguien más que no fueses tú porque eres la única a la que quiero—dicho eso la profesora se marchó, no quería escuchar ninguna respuesta por miedo a que esta fuera negativa.

Luz se había quedado demasiado impactada como para ir tras Ainhoa. En absoluto se esperaba una confesión así en esos momentos. Osea que Ainhoa realmente la quería y la besaría, ¿A qué estaba esperando entonces para ir a buscarla y hacerlo? Por primera vez desde que llegó a aquella ciudad Luz sabía qué tenía que hacer y a donde tenía que ir. Siguiendo esa línea de pensamientos llegó a casa de Ainhoa y pegó repetidas veces en la puerta sin conseguir ninguna respuesta.

—No sé si me estarás escuchando pero solo quiero decirte que también te quiero y ojalá no fueses tan cabezota y ahora pudiera estar besándote—gritó haciendo que claramente Ainhoa la escuchase y todo el piso con ella antes de entrar en su propia casa.

¿Ella le gustaba a Luz? Era correspondida y eso era lo más bonito que le había sucedido nunca, ahora solo le hacía falta ser valiente e ir a demostrar su amor.

Un poco más de azúcar(Luzhnoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora