Capítulo 9: Cambios

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A las seis y media de la mañana después de haber dormido solo alguna que otra hora suelta, Ainhoa decidió levantarse y preparar algo para que Luz y ella desayunasen.

—Buenos días preciosa, ¿Has dormido bien?—preguntó dejando el primer beso del día en los labios de Luz.

—Mejor que tú desde luego—Luz le acarició suavemente la cara—. Hoy es el día, ¿No?

—Hoy es el día—afirmó la profesora con seguridad para comenzar a prepararse para un día duro.

Como al principio, llevó a Luz a la escuela con su coche y la dejó en su clase donde, probablemente, hoy no harían mucho. Ella se marchó al despacho del director y llamó cuidadosamente a la puerta.

—Pase—concedió su permiso.

Ainhoa entró temerosa pero no podía dejarse achantar por ese señor, debía defender su relación. Por eso, se tomó varios segundos en los que el director la miraba con curiosidad para pensar muy bien en qué diría.

—Renuncio a mi puesto —optó por ir directa al grano, los rodeos no eran su fuerte—. Estoy empezando una relación con una alumna y eso no es lo más apropiado para mi puesto así que como no quiero tener problemas con el centro o con posibles planteamientos de preferencias y un uso indebido de mi autoridad dejo mi puesto con las consecuencias que eso conlleve—concluyó con firmeza.

—¿Está segura señorita Arminza? Las mujeres van y vienen pero una oportunidad de trabajo como esta no aparece todos los días — trató de negociar el director.

—Lo tengo clarísimo, señor. Lo siento—sin más que decir, Ainhoa se marchó dispuesta a recoger las pocas cosas que tenía por la escuela y marcharse a casa a esperar a su querida novia. Sin embargo, un obstáculo se le interpuso en su camino, Paolo de nuevo haciendo de las suyas

—Estaba buscándola profesora, ¿No va a dar clase hoy?—preguntó respetuosamente.

—No y ya no soy más vuestra profesora, Paolo.

—¿Se va?—paró de hablar durante los varios segundos que le fueron necesarios hasta atar cabos creando un ambiente un tanto tenso—¿Todo esto es por Luz?

—Paolo, qué más da. Suerte—la cocinera trataba de salir de allí. No quería dar explicaciones a nadie y mucho menos a él.

—Osea que ahora tú y Luz estais juntas, eso es imposible. Luz debía de estar conmigo —el alumno se estaba enfadando porque la chica que le gustaba, claramente, no le correspondía pero Ainhoa no se quedaba atrás, no dejaría que nadie se interpusiera en su relación ahora que había conseguido iniciarla de una vez por todas.

—Lo que Luz y yo tengamos no es asunto tuyo pero ella ya ha elegido y debes respetar su decisión—consiguiendo dejar a Paolo perplejo con sus palabras, la chef aprovechó su oportunidad y escapó de aquella incómoda situación.

Llegó a su coche sin encontrarse con nadie más y puso algo de música ligera para calmarse. "Todo saldría bien", se obligaba a pensar de camino a casa mientras se planteaba que este mismo fin de semana conocería a la familia de su novia. Para no darle más vueltas, optó por echarse un rato en el sofá hasta que fuera hora de ir a recoger a Luz por eso, se sorprendió enormemente cuando al abrir los ojos, la encontró mirándola fijamente.

—Buenos días dormilona, ¿ha sido una mañana muy dura?—le preguntó con cariño dejándole una sutil caricia en la cabeza.

—Pff, bastante pero ya he dimitido—sonrió y acercó a Luz con una de sus manos para darle un dulce beso—. También me he encontrado a Paolo, ¿te ha dicho algo?—Luz negó—¿Y qué tal tu día?

—Mejor que el tuyo por lo que parece—rió haciendo a Ainhoa sonreir a boca llena—. Mi profesora no se ha presentado en clase así que hemos tenido el día libre para practicar elaboraciones propias—contó bromenado.

La vida así, sería muy sencilla para ambas. Pasaron gran parte de esa semana juntas, si no en casa de Luz, en casa de Ainhoa quién estaba deseosa de comenzar en su nuevo trabajo ya que se aburría de sobremanera cuando Luz no estaba y se quedaba sin nada que hacer pero, por otra parte, le preocupaba la impresión que causaría en la familia de Luz.

—Cariño, te prometo que mis padres no muerden. Cambia esa cara—como su novia iba concentrada en la carretera camino de Vera, pueblo natal de Luz, esta se limitó a dejarle una leve caricia en su mano.

—¿Y si no me aprueban para su hija?

—Su hija ya te aprueba por ellos—eso hizo que Ainhoa quitase un segundo la mirada de la carretera para mirar a Luz y sonreirle, la quería, estaba segura de eso—. Además, te van a caer fenomenal. Mi padre es guardia civil pero es muy tierno y mi madre es la directora del hotel donde trabajarás pero es genial—comenzó a contarle Luz sobre su familia.

—Me quedo mucho más tranquila, sí.

Cuando por fin llegaron a la casa de los Romaña, no fueron ni Javier no Silvia quienes las recibieron, fue Jon.

—¿Con qué esta es la tan mencionada Ainhoa, eh? No me extraña que hables tanto de ella hermanita.

Un poco más de azúcar(Luzhnoa)Where stories live. Discover now