Doce

82 5 8
                                    

Narra Esmeray: 

27 de mayo de 2022, Mónaco.


― ¿Aún te sigue gustando el limón?

Esme tu perfume es algo que nunca me voy a olvidar y que siempre me va a gustar, aunque a diferencia del helado, ese sí que no lo puedo probar

Simplemente Daniel tenía esa facilidad, no solo para hacerme ruborizar de forma tan rápida, sino de aprovechar las situaciones a su favor dejándome completamente paralizada.

Intenté ocultar el rubor de mis mejillas, mientras que mi cerebro le enviaba información al resto de mi cuerpo para que reaccionara, y así después de varios segundos pude voltear hacia el vendedor quien me observaba con una sonrisa bien amplia producto de lo que inevitablemente había escuchado.

Entonces vamos a pedir uno de chocolate y limón, y el otro con chocolate y cerezas

Solicité intentando no atropellarme con las palabras producto de mi incipiente nerviosismo, a lo que, ante mi pedido, el heladero se puso manos a la obra de forma inmediata, y en tan solo unos cuantos minutos cada uno de nosotros tenía su helado en mano.

El sol nos va a derretir el helado

Acotó Daniel mientras que ambos nos sentábamos en un banco de la inmensa plaza. Ambos nos colocamos en cada uno de los extremos, dejando en el medio un abismo que los dos anhelábamos por llenar.

Mis ojos comenzaron a recorrer las cercanías de la plaza, notando como las personas caminaban tomando aire fresco, otras con sus mascotas y algunos simplemente disfrutando de su soledad, como el señor que se encontraba a dos bancos de distancia y no dejaba de mirarme por encima de su periódico.

"¿Do you get deja vú"

Esa cara me resultaba familiar, pero simplemente traté de convencerme de forma momentánea de que era una mera coincidencia, y desvié mi vista hacia el helado, mientras que con la cuchara le daba vueltas al asunto.

Cargué la misma con abundante helado de cerezas y dejé que mis papilas se llenaran de sabor, mientras que mi mente se cargaba con recuerdos del pasado.

Aún puedo sentir su risa retumbando en mis oídos, al ver como yo comía o más bien mordía el helado, mientras que él iba de forma paciente bocado tras bocado con su mini cucharita, producto de que sus Brackets le generaban sensibilidad.

Pero de lo que nunca me iba a poder olvidar, era la forma en la que su mano se posó de forma rápida y decisiva cerca de la comisura de mis labios para limpiar el resto de helado que en ella quedaba.

La ausencia de esas sensaciones me pedía por volver a sentir, por lo que al saber que lo tenía enfrente fue el motivo perfecto para volver a la realidad.

Abrí mis ojos y traté de que los mismos no se desviaran más allá, aunque realmente me fue imposible al ver la forma en la que Daniel comía su helado.

Las muecas de disfrute se reflejaban en su rostro, lo que provocó que una sonrisa se dibujara en la mía al darme cuenta que, a diferencia de años atrás, hoy se habían invertido los roles.

Daniel, creo que tienes un poco de cara en tu helado

Dije a modo de chiste, lo que provocó que el soltara su risa peculiar atrayendo un par de miradas que era todo lo que quería evitar.

Tinta negra |Daniel Ricciardo | Trilogía F1Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt