Después de la guerra la población femenina disminuyo demasiado por lo que se llegó a una tregua y se creo un sistema para juntar hombres y mujeres.
Violet no ha tenido una buena vida y está renuente a hacer la prueba, sin embargo conoce a un par de...
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- Está es la primera pieza de la colección, los colores usadas en ella... - empiezo a explicar cada parte de la pieza con detalle.
Las razones detrás de cada obra y la inspiración detrás, sumergí toda mi concentración en los cuadros que tenía que exponer intentando olvidar el hecho de que 16 pares de ojos curiosos me observan con intensidad.
Entre cada obra dejamos un tiempo para que aprecien la obra y comenten sobre ella lejos de mi, sin miedo a decir malas críticas o buenas, usualmente el director es el único que habla compartiendo una que otra palabra con los prestigiosos invitados, sin embargo puedo sentir su necesidad de hablar conmigo en todos sus rostros, cosa que evito con idas al baño o "despejando" dudas con Lia.
Al principio fue divertido, ver sus rostros transtornados y en completa confusión, tener el poder por primera vez sobre la situación y no sentirme intimidada por ellos. Pero ahora esa seguridad está colgando de un hilo, sus miradas, su poder, sus apariencias, todo me está sobrepasando.
No estaba lista para algo así, no estaba lista para nada.
- Si no tienen más dudas sobre las obras yo me retiro, espero que su visita sea placentera. - doy la pequeña reverencia de despedida junto a una sonrisa cortez e intento correr de ahí.
- Espere. - por primera vez en toda la velada uno de ellos se dirige a mi.
- Sí, señor Mondnay. - mi expresión es neutral, no demuestro las miles de emociones que vuelan por mi cabeza.
- Puede llamarme Cyrus. - más que una opción fue una orden.
El director voltea a mirarme lanzando cuchillos de los ojos con advertencia, no le sigas el juego pero tampoco los ofendas.
- Si, señor Cyrus. - su mandíbula se tensa, no les gusto pero no lo cambia.
- La cuarta pintura, la del soldado en el campo de violetas. - deja el cometario en el aire como si tuviera que saber a lo que se refiere.
No leo mentes idiota.
- ¿Ocurre algo con esa pieza? - pregunto cortez esforzándome por no dejar salir mis verdaderos pensamientos.
- La quiero. - declara tranquilo, como si estuviera comprando dulces.
¿Qué...?
- ¿En serio? - Lía lo mira incrédula - Si, claro señor Monday. Mañana mismo arreglaré que la lleven a su hotel... - la interrumpe.
- No mañana, hoy. No, mejor ahora. No quiero que se exhiba de nuevo, quiero que la quiten de la colección. - Lia me mira nerviosa
Quitar una pieza antes de una demostración es muy difícil, no se podrá llenar el vacío y la colección se verá desprolija.
- No podemos hacer eso, señor. La colección... - impulsivamente interrumpo a la pobre.
