Después de la guerra la población femenina disminuyo demasiado por lo que se llegó a una tregua y se creo un sistema para juntar hombres y mujeres.
Violet no ha tenido una buena vida y está renuente a hacer la prueba, sin embargo conoce a un par de...
- Cancelaron nuestro vuelo. - Dareh le contesta de la misma manera.
Dios está tensión me está matando
- Te llamamos pero estabas... ocupado. - Karim me mira mientras yo lo ignoro volteando a otro lado.
- Bueno, ya es tarde, tengo que irme. - miro a Edel como si fuera el único en la habitación.
- Violet... - Cael me llama
- Que tengan una linda noche. - les sonrió y camino a la salida sin voltear.
Cuando el elevador se abre lo primero que veo es a Jade comiendo dulces.
- ¿Me perdi de algo? - pregunta al verme
Solo subo y presiono el botón del lobby.
- ¿No bajas? - pregunto cuando veo que no se mueve
- No, acabo de recordar que se me olvidó comprar una bebida. - lo miro incrédula pero sigo con mi actitud indiferente.
Si claro.
El ascensor empieza a bajar lentamente mientras escucho como Jade mastica sus caramelos.
- ¿Quieres? - pregunta ofreciendo de sus dulces
- No... - me niego pero mi boca aún tiene el sabor de Edel - Solo uno... - él sonríe y me acerca la bolsa de caramelos.
Tomo uno y comienzo a masticarlo intentado borrar cualquier recuerdo de esta noche.
- Así que ¿De qué me perdí? - vuelve a preguntar.
Puedo ver su expresión por el reflejo del metal, tiene su rostro divertido y ajeno al ambiente, como si no sintiera mi incomodidad.
- Nada que tengas que saber. - termino contestando para evitar más preguntas.
- Así que también estas enojada conmigo. - su voz está llena de ironía.
- No sé de qué me hablas. - bufa
- ¿Y si mejor te invito un café y hablamos de esto? - sigue siendo relajado y bromista, a pesar de mis intentos por evitarlo.
- No lo creo. - gruñe ante mi respuesta.
- Creí que te gustaba... - murmura con falsa molestia, como un niño haciendo berrinche.
- No me gustan los mentirosos. - las puertas se abren y salgo apresurada.
- Ey! - grita detrás de mi. - Espera!... Dios eres rápida para ser tan pequeña. - me detengo en seco.
- No soy pequeña, tú eres gigante.- volteo a verlo mientras el comienza a reír.
- Bien, es cierto. - su tono es burlesco - Si ya quieres hablar conmigo ¿Aceptas ese café? - lo miro aún con el ceño fruncido - Te compro galletas. - muerdo mi labio pensándolo.