Capítulo 9

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-¿Ya casi llegamos? - pregunto por enésima vez.

Noah suspira con cansancio y asiente.

-Si, ya casi.

Una enorme sonrisa emocionada se planta en mis labios. Hoy vamos a ir al lugar que siempre he querido visitar y que Noah prometió llevarme. Llevamos como una hora de camino porque el lugar queda lejos del pueblo. Adara no pudo acompañarnos porque tenia que ir a trabajar.

Noah le sube un poquito de volumen a la radio y se acomoda los lentes oscuros que trae puestos. Se sorprendió mucho cuando le dije a dónde quería ir, y a pesar de que queda algo retirado no se negó.

La brisa entra por la ventanilla de la camioneta, haciendo que la camiseta color lila que traigo puesta se infle un poco. El clima está fresco y agradable. En la parte trasera de la camioneta está Max, cuya cabecita está fuera de la ventanilla y su lengua volando hacia atrás por la brisa. Se ve muy cómico.

Noah aparca la camioneta en un camino de tierra que conduce hacia el bosque, y me bajo de un salto. Escucho como él hace lo mismo y le abre la puerta a Max, que sale corriendo y me pasa por un lado a toda velocidad.

Me adentro entre los árboles y mi vista queda fija en lo que tenemos a unos metros de distancia. El agua azul y cristalina, la arena tan suave que una vez pongo un pie en ella, se hunde, y el tranquilo sonido de las olas inunda mis oídos. Una hermosa y preciosa playa se extiende frente a mis ojos.

Un gran sentimiento de felicidad me inunda por completo. Tanto tiempo encerrada me había hecho perder una gran parte de mis esperanzas de poder ver el mundo. Y ahora, después de tanto esperar, se estaba cumpliendo uno de mis sueños. Siento como mis ojos se llenan de lágrimas, y por primera vez estas son de felicidad, de pura felicidad.

Max correteaba en la orilla del agua, salpicando todo a su alrededor. Una pequeña risa escapa de mis labios. Me quito los zapatos y me acerco corriendo a el. Hundo los pies en el agua que está un poco fría, y cierro los ojos ante la sensación. Max se acerca a mi y empieza ladrar, a brincar y a dar vueltas. Al parecer no soy la única que está feliz.

Escucho la risa de Noah detrás de nosotros. Me volteo y lo encuentro negando con la cabeza con aire divertido. Imito su gesto también divertida con la situación. Max vuelve a ladrar para llamar mi atención. Me giro sólo para ver cuando se me abalanza encima, tirándonos a ambos al agua.

Emerjo de la fría agua y lo encuentro observándome fijamente con la lengua afuera y estallo en carcajadas. Se acerca y empieza a lamerme la cara mientras intento apartarlo. Noah se acerca riendo, me ayuda a quitármelo de encima y a salir del agua.

-Menos mal que Adara te preparo un bolso con ropa seca - dice, divertido.

Nos sentamos en la arena y contemplamos a Max que sigue con su ataque de felicidad.

-¿Noah?

-¿Hum?

-¿Qué se siente haber crecido con padres? - pregunto.

Frunce el ceño con aire pensativo, su vista fija al frente.

-Pues, es una cosa maravillosa. Es lindo saber que no estás solo ¿sabes? Que tal vez todo el mundo te dé la espalda, pero sabes que ellos estarán allí para ti, para apoyarte en todo, para hacerte saber que no estas solo - murmura -. Es una sensación que no cambiarías por nada del mundo.

-Me hubiera encantado haber tenido a mis padres, haberlos conocidos, experimentar eso que dices. Debe ser muy lindo saber que puedes contar con alguien, no desconfiar hasta de tu misma sombra.

Noah me mira por unos instantes.

-Puedes confiar en mi.

Abro la boca para responder a eso pero me interrumpe.

Efecto Mariposa Where stories live. Discover now