Capítulo 15

49 5 2
                                    

Me habían encontrado y sólo había una razón para ello: me querían devuelta.

Mis músculos estaban tensos de manera casi dolorosa, mi respiración se había quedado atorada en mis pulmones y se negaba a salir.

No podía volver. No podía...

-Me encontraron - me escuché susurrar con voz ahogada.

Los ojos de Adara estaban abiertos de par en par, pálida, no hacía falta decir quiénes eran, ella lo entendió. Y Noah también. Su rostro no transmitía emoción alguna, era una máscara tan fría y dura como el hielo, sólo el fuerte apretón que le dió a la pistola demostró la rabia que empezaba a ebullir en su interior.

Uno de los hombres se llevó dos dedos a la oreja, debajo del casco.

-Ya estamos dentro, señor - informó a quién quiera que estaba al otro lado de la línea, y sea lo que sea que le dijera esa persona, lo hizo asentir -. Copiado.

Le hizo una seña a sus compañeros y estos avanzaron a la sala, sin dejar de apuntar a todos lados con sus armas.

-Tenemos que salir de aquí - susurró Adara.

Noah asintió de acuerdo.

-Podemos salir por la puerta trasera de la cocina. Pero tenemos que apresurarnos, pueden volver en cualquier momento.

Dicho esto, empezó a moverse con mucho sigilo hacía la cocina, en todo momento semi agachado y ocultándose en las sombras más oscuras. Incité a Adara a que fuera delante de mí para que quedara entre ambos por si necesitábamos protegerla.

La luz de luna se filtraba de manera leve por la ventana que tenía la puerta trasera, el corazón me latía a toda velocidad a medida que nos acercábamos a ella. Noah la abrió de la manera más suave y silenciosa posible, y cuando la helada brisa del exterior nos golpeó el rostro, casi pude respirar de nuevo. Y digo casi porque...

-¡Que nadie se mueva!

Pude ver cómo los hombros de Noah y Adara se tensionaban al igual que los míos. Nos giramos lentamente sólo para encontrarnos con más de seis hombres apuntandonos.

No puede ser.

El que estaba al frente de todos apuntó a Noah a la cabeza.

-Deje el arma en el suelo. Ahora - le ordenó.

Noah tenía la mandíbula fuertemente apretada, se notaba en sus ojos la negativa a esa orden, pero era muy claro para él la desventaja que teníamos, así que a regañadientes la dejó en el piso.

-Pateala hacía acá.

Noah le dedicó una mirada hostil que jamás había visto en él pero lo hizo. La pistola se deslizó por el espacio que nos separaba hasta llegar a los pies del hombre, quien la detuvo con su pie y se agachó para tomarla.

-Caminen - hizo un gesto con la pistola hacia la sala.

Los seguimos en silencio, en ningún momento dejaron de apuntarnos. Cuando estuvimos en la sala, nos posicionaron uno al lado del otro en el centro.

El hombre que al parecer era el líder, volvió a llevarse los dedos a la oreja.

-Ya tenemos bajo custodia a la sujeto número 246, señor. Procedemos a seguir con la siguiente fase.

Le hizo un leve gesto a sus hombres. Estos asintieron y más de la mitad de ellos salieron de la casa. Pude escuchar como sus pasos se hundían en la nieve que había afuera.

Fruncí el ceño ante este detalle, pero lo deje pasar. No era el momento para pensar en nimiedades.

Tenía que hacer algo, no podían llevarme de regreso, no podía volver a se maldito lugar. No era estúpida, sabía que era arriesgado intentar hacer algún movimiento en estos momentos, ellos están armados, pero lo intentaría.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora