❀ Jeon Jungkook y Park Jimin desconfiaron el uno del otro y terminaron con su matrimonio de manera inesperada y dolorosa. Un año después de la separación, Jimin se encuentra comprometido con otro hombre y Jungkook lejos de Corea. ¿Qué pasará cuando...
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Namjoon sonrió con tristeza mientras extendía la pequeña joya y la dejaba entre los dedos de su hermano, quien no pudo evitar llorar al recordar el significado que su prometido le había entregado a ese anillo. Jimin llevó el anillo a su pecho para poder aferrarse a este y para poder seguir creyendo en la salvación de su pareja. Las esperanzas iban terminándose cada día, pero el amor que le tenía a Jungkook impedía que se rindiera ante las noticias. Él sabía que iba a cansarse de esperar por un milagro, pero mientras supiera sobre la oportunidad de vida de su compañero, iba a seguir creyendo en él.
—¿Encontraron algo más? —preguntó el señor Park, quien se mantenía cerca de su hijo menor para reconfortar su pena.
—Solo lo explicado ―respondió el moreno—. No tenemos más pistas sobre el paradero de Jungkook; solo sabemos que lo mantuvieron cautivo en ese lugar por bastante tiempo.
—¿Hicieron algo en su contra? —cuestionó Sun Hee, totalmente preocupada por la salud de su sobrino—. ¿Lo lastimaron?
Namjoon observó a su hermano con sigilo, tratando de no sonar duro con la noticia que tenía para darle. A pesar de mostrarse fuerte ante todos, sabía del dolor profundo que embargaba al menor y lo dañino que podría resultar para sus bebes.
—El oficial Choi piensa que sí —dijo cuándo el silencio se volvió pesado para todos—. La sangre que encontraron le pertenecía a Jungkook y los pedazos de tela eran de su camisa. Todo parece indicar que Sehun lo torturó mientras estaban allí.
Sun Hee se apoyó en su hijo cuando escuchó la noticia y se imaginó el calvario por el que su sobrino había pasado los días en que no supieron de él. Jungkook debía estar malherido en algún lugar de la ciudad y ellos no sabían con certeza si alguien le había brindado ayuda o no. Estaban caminando por un terreno de incertidumbre y temían estar buscando en vano.
—¿Q-Qué haremos ahora? —preguntó en voz alta Seokjin.
—Mañana iremos a buscar en los alrededores por alguna pista —volvió a decir Namjoon mientras masajeaba su cuello con cansancio—; ayer iniciamos la investigación y no pudimos hallar nada más que algunas pistas de su estadía dentro de la casa. La policía enviará a perros policías especializados para saber si huyeron por el bosque o se fueron por carretera.
—¿C-Crees que Jungkook está vivo? —preguntó con lágrimas en los ojos el menor de los Park—. Has sido el único en ver la escena y los charcos de sangre que mencionas. Has estado allí por un día y medio y has podido recolectar información. Con todo lo observado, Nam, ¿piensas que existe una mínima esperanza de que esté vivo?
Cuanto le hubiese encantado decirle que creía fervientemente en la supervivencia de Jeon y en la pronta recuperación de este, pero no estaba del todo seguro de ello. Las pistas decían que se escaparon de allí días antes de que ellos llegaran y no existía posibilidad alguna de que este haya sobrevivido a tantas heridas y golpes. Si se encontraba en las manos de Sehun, sería difícil creer en que siguiera vivo, pues el contrario había querido asesinarlo desde el principio. En cambio, si se hallaba lejos de él, la esperanza podría reavivarse, debido a que ya no sería torturado. Las probabilidades eran infinitas y el mayor no podía darle certezas que no tenía. Pero, estábamos hablando de Jimin, el hombre más optimista que había conocido. Él no iba a rendirse hasta que le llevaran el cadáver de su prometido y cercioraran que sí se hallaba muerto.
