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Era un sábado por la tarde, ambos se encontraban en la sala sentados en el sofá, Ricky miraba con aburrimiento su teléfono, mientras que Yujin se entretenía con los dibujos animados que pasaban por la televisión.

De repente, el celular de Yujin sonó, este lo tomó curioso, se sorprendió al ver de quién se trataba aquel mensaje y no dudó ni un segundo en responder. Ricky se dio cuenta de esto, a lo que dejó de prestarle atención a su teléfono.

— ¿Quién es, cielo? —Ricky cuestionó, su tono era ligeramente severo, pero se podía apreciar su inquietud por la manera en la que apretaba sin fuerza sus nudillos. Yujin al no estar mirándolo, no se dio cuenta de eso.

— Es Gyuvin, me preguntó si quería salir a pasear con él. —sonrió y miró a Ricky.

¿Gyuvin? No recordaba aquel nombre.

Al ver el ceño fruncido y la expresión de confusión del mayor, Yujin continuó— Es un amigo de Gunwook, me lo presentó hace ya tiempo, pero hacía mucho que no hablábamos.

La cabeza de Ricky hizo un click. Ahora ya lo recordaba; Kim Gyuvin, ese chico alto y de su edad, que siempre estaba tocando a su Yujin. Ricky lo recuerda por las veces que se sintió molesto al verlo tan cerca de Yujin. No entendía el porqué, pero le irritaba en sobremanera el hecho de que ese chico abrazara tanto al menor. ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué no solo desaparecía de la vida del pelinegro? Solo Ricky podía ser cariñoso con Yujin.

Por lo general, al rubio no solía importarle que Yujin saliera con sus amigos, porque ya los conocía a todos ellos. Pero esta vez era diferente, no confiaba en ese tal Kim Gyuvin.

— No vayas, no quiero que vayas. —el mayor soltó rápidamente, sonando torpe y desesperado, como si tuviera miedo.

— ¿Qué? Pero, hyung-...

— No vas a ir.

Yujin arrugó sus cejas, haciendo una tierna mueca— Pero, ¿por qué? ¡Yo quiero ir! —hizo una pataleta.

A Ricky le dieron ganas de reír por ver la reacción del menor, pero se contuvo— Entonces, déjame ir contigo.

Yujin se detuvo y lo observó confundido.

— Si no me dejas ir contigo, no irás a ninguna parte.

— Entonces ven con nosotros. —el pelinegro no comprendía la actitud del mayor, pero tampoco le parecía mala idea que Ricky los acompañase, pues había pasado bastante tiempo desde que su hyung y él no paseaban juntos.

— Bien, iré a prepararme, no me tardo.




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Gyuvin le había dicho que se encontrarían en un parque, estaban de camino y con el tiempo justo.

Yujin solo esperaba que a Gyuvin no le molestara que Ricky estuviese con ellos, pues por las prisas que el rubio le metía se le olvidó avisarle.

Y para colmo, el humor de Ricky había empeorado desde que salieron de casa. Según Yujin, su hyung estaba insoportable.

— ¿Por qué tenía que ser en un lugar que queda tan lejos? Encima con este clima, ¿a quién se le ocurre?

— ¡Hyung! Basta, tú quisiste venir conmigo, así que ahora no te quejes.

Ricky chasqueó la lengua callándose, sabiendo que el menor tenía razón.

Llegaron al lugar indicado por el castaño, Yujin buscó con la mirada a Gyuvin hasta que sintió a alguien tapando su visión con sus manos.

— ¿Quién soy? —una risa burlona conocida se escuchaba.

— ¡Gyuvin! Quítate, tonto. —apartó las manos de Gyuvin riéndose y se giró para poder mirarlo a la cara.

— Wow, Yujin, no has crecido nada desde la última vez que nos vimos. —decía mientras apretaba la mejilla izquierda del menor.

Ricky mientras tanto, observaba la escena en silencio, sentía como la irritación iba aumentando en su interior y un malestar en su pecho crecía cada vez más. Quería agarrar a Yujin de la mano y apartarlo de aquel chico, necesitaba que Yujin le diera un abrazo. Comenzó a morderse las uñas, algo que solía hacer cuando estaba nervioso.

— Oh, Gyuvin —Yujin se percató de que Ricky seguía mirándolos sin decir nada— Lo siento por no haberte avisado antes, tuve un inconveniente y Ricky hyung quiso acompañarnos. —le sonrió al castaño.

— No te preocupes, Yujinssi, no hay ningún problema. —sonrió girándose hacia Ricky saludándolo amablemente.

¿Yujinssi? Oh, esto era demasiado para Ricky, sabía que no debía confiar en Gyuvin.

— Hola, Gyuvin. —Ricky intentó sonreír, y digo intentó porque a lo que más se parecía aquella expresión era a una mueca de desagrado y odio.

Yujin se dio cuenta de las caras que estaba haciendo Ricky y se preocupó. Se acercó al mayor posicionándose a su lado y tomó su mano, entrelazando sus dedos. Después buscó la mirada del mayor hasta que estas se encontraron, Yujin observó como el rubio se calmaba y respiraba profundamente, sintiéndose más tranquilo.

Esa tarde iba a ser más pesada de lo que Yujin tenía pensado.








La salida no fue tan desastrosa, es decir, no pasó nada fuera de lo común. Solo Gyuvin abrazando a Yujin cada vez que tenía oportunidad de hacerlo, Ricky enojándose e imaginándose a él matando a Gyuvin, y Yujin yendo a calmarlo de vez en cuando.

Después de que Gyuvin se haya despedido del menor con un beso en el cachete, Yujin y Ricky estaban yéndose a casa, ambos en silencio, pero no era un silencio cómodo, al contrario, era tenso.

Ricky tenía sus manos en los bolsillos de su chaqueta, su mirada era fría y estaba fija en el camino. Yujin en cambio, se podía ver que se encontraba nervioso, pues solo miraba sus zapatos mientras caminaba unos pasos detrás del mayor.

Yujin un poco cansado de la situación se adelantó corriendo para quedar en frente del rubio.

Ricky lo analizó, sus ojos parecían hechos de piedra, parecía que no sentían nada.

— ¿Qu-... Qué pasa? ¿Por qué estás así? —Yujin no resistió mucho mirando los ojos del mayor, así que agachó su cabeza.

— Yujin. —dijo, sonaba despreocupado.

El menor alzó la mirada, los ojos de Ricky se suavizaron, pero Yujin no era capaz de leerlos.

— Dame un beso.

El corazón de Yujin empezó a latir desenfrenadamente.
— ¿Qué dices, hyung? ¿Por qué haría eso? —respondió inquieto.

— Yujin, ¿puedes darme un beso, por favor? —repitió, señalando una de sus mejillas con su dedo índice.

— Oh... —Yujin se avergonzó y su rostro enrojeció levemente, no sabía qué estaba pensando— Está bien.

Yujin dio unos pasos adelante quedando a centímetros de Ricky, se puso de puntillas y se sujetó de los hombros del mayor, otorgándole un suave beso sobre su mejilla derecha. Luego, se apartó y observó a Ricky, quien lo miraba sonriendo, a lo que solo pudo responder sonriendo de la misma manera.

— Vámonos a casa, Yujinnie. —tomó la mano del pelinegro y la metió en uno de sus bolsillos, aún teniendo sus dedos entrelazados.

♡ ﹒ first loveWhere stories live. Discover now