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Ese día su hyung no había ido a recogerlo de la escuela.


Aquello le resultó extraño, pero enseguida pensó que tal vez estaba ocupado por la universidad. Así que fue caminando a su casa alegremente con el pensamiento de ver a su mayor para darle un gran abrazo cuando lo vea.


El trayecto no fue muy largo, al ingresar al departamento notó todo el lugar muy silencioso y al dejar sus pertenencias en su habitación decidió buscar a su hyung.


Pasó por la puerta del mayor y vio que no estaba cerrada del todo, asomó su cabeza y pudo observar a Ricky junto con una chica, parecían estar estudiando, ambos muy cerca del otro. ¿No podrían estudiar a tres metros de distancia? Se preguntaba el menor.


A Yujin no le gustó para nada la escena, los dos mayores se reían amigablemente hasta que la chica desconocida empezó a descansar su mano en la pierna del rubio, su mirada pasó a una más coqueta y Ricky pareció notarlo. Aún así no quitó la mano de la chica y siguió explicándole el temario.


Ninguno de los casi adultos notaron la presencia de Yujin, y este se sintió molesto, molesto con Ricky por dejar que una chica lo tocase y molesto consigo mismo por sentir celos de aquello.


— Julie, ¿me estás escuchando? —dijo divertido Ricky.


Yujin se sentía cada vez peor, sabía que debía irse para dejarlos estudiar, pero no quería, no podía. Necesitaba saber si a su mayor le gustaba aquella chica. ¿Y como no le iba a gustar? Si era preciosa y vestía bien.


¿Qué le estaba sucediendo? ¿Desde cuándo pensaba de esa manera? Sus ojos comenzaron a picar cuando vio a Ricky tocar un mechón de cabello de Julie para colocarlo detrás de la oreja de la chica. No sabía cuándo empezó a sentirse tan inseguro, pero sabía que si seguía mirando comenzaría a llorar.


Un portazo se escuchó en la habitación sorprendiendo a los dos universitarios, sobresaltando más al rubio, quien enseguida se preocupó porque sabía que se trataba de su menor.


— Creo que deberías irte, lo siento, podríamos seguir otro día, si gustas, claro. — le dijo amablemente a Julie, esta asintió tranquilamente y agarró sus pertenencias para desparecer por la puerta.


Ricky suspiró y se dispuso a buscar a Yujin. Primero tocó varias veces la puerta de la habitación de este, no hubo respuesta.


— ¿Cariño? ¿Puedo pasar? —de nuevo, sin respuesta.


— Voy a pasar. —avisó con tono impaciente.


Yujin yacía hecho bolita sobre su cama, lucía triste y Ricky se sintió culpable al ver una lágrima caer sobre una de sus mejillas.


— Mi amor, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras? ¿He hecho algo malo? Si es así, dímelo, te prometo que no lo volveré a hacer, por favor. —buscó las manos de Yujin para juntarlas con las suyas pero este se negaba incluso a mirarlo a los ojos.


La expresión del mayor se tornó a una triste, y Yujin al ver aquello habló rápidamente.


— ¿Quién era esa chica?


— ¿Julie? Una compañera, me pidió que la ayudara con un tema de la universidad, pero no tuvimos tiempo de ir a la biblioteca.


Yujin dejó de llorar y miró sus pies, aun hecho bolita, para después continuar— Y... ¿te gusta? —preguntó.


Para el mayor todo empezó a tener sentido, su expresión cambió a una más siniestra y oscura.


— No sé. —al menor le picaron los ojitos de nuevo— Es linda, ¿tú crees que le gusto? —Yujin se sentía tan triste que ni siquiera notó la burla en el hablar del más alto.


— Sí, deberían salir juntos. —dijo, sorprendiendo al mayor, no esperaba esa respuesta de parte de Yujin.


— No digas eso, cielo. Era una broma, por supuesto que no me gusta, ni yo a ella.


El pelinegro levantó su cabeza observando a Ricky, su mirada brillaba haciendo que el mayor quisiera reírse por lo tierno que se veía.


— ¿De verdad?


— Claro que sí, yo no quiero a nadie más que no seas tú, amor. —se relajó y se apoyó en su mano sobre el colchón, acariciando así el rostro de Yujin con su mano libre.


Al más bajo le ponía nervioso la manera en la que Ricky lo estaba observando, tanto así que era incapaz de devolverle la mirada y solo se limitaba a jugar con sus dedos mientras el otro seguía acariciándolo.


— ¿Estabas celoso? —soltó de repente divertido. Ricky pensaba que Yujin era demasiado tímido para aceptarlo, aún así le encantaba molestarlo.


— Sí. —miró a los ojos al alto— No me gusta que estuvieran tan cerca, además, si se supone que estaban estudiando, ¿por qué te tocaba así? ¿Y por qué no la apartaste? ¿Por qué le tocaste el cabello?


Ricky volvió a quedarse anonadado por la respuesta del menor, empezaba a amar esta parte nueva de Yujin, y necesitaba averiguar hasta cuánto podía llegar.


— Perdóname, no lo volveré a hacer. —contestó sonando arrepentido de sus acciones, como si de un niño regañado se tratase.


— Te perdono, pero... —hizo una pausa pensando bien en lo que iba a decir, por lo que el mayor se inquietó y su corazón se aceleró más— No quiero que invites a ninguna chica a casa, a nadie en realidad, ni tampoco quiero que te toquen, ni que los toques. A nadie.


¿Acaso se encontraba soñando? Si era así no quería despertarse nunca. Yujin acababa de prohibirle algo, y era más que algo. Sus latidos eran desenfrenados y se sintió enfermo, amaba eso, amaba a Yujin.


— Lo entiendo, no lo haré si así lo quieres. —respondió sintiéndose enamorado.


Yujin asintió tímido, no había pensando demasiado en las palabras que había mencionado anteriormente. No supo cuándo Ricky se había acercado más a él hasta que lo acorraló para después besar sus labios, uno dulce que se volvía cada vez más necesitado y desesperado


— Te amo. —repetía Ricky por cada beso que le otorgaba a Yujin, nublando sus pensamientos y siendo incapaz de responderle.


En ese momento Yujin pudo entender algo, y es que estaba enamorado de su hyung, hasta más que eso, adoraba al mayor con todo su ser y quería quedarse a su lado toda la vida.


Con algo de esfuerzo el menor rodeó al rubio por los hombros separando sus labios, Ricky lo miró confundido luciendo muy lindo a los ojos de Yujin. Luego, colocó su rostro en el cuello del mayor dejando suaves besos en este.


Ricky se quedó estático por unos segundos, para después esconder su amplia sonrisa mordiéndose el labio inferior el cual comenzaba a temblar. Apretó el torso de Yujin con sus brazos disfrutando de la nueva sensación que estaba experimentando


— Hyung. —el pelinegro lo llamó sobre su cuello minutos después, causándole escalofríos.


— ¿Sí? —había iniciado con círculos imaginarios sobre la cadera del menor desde que dejó de sentir sus besos.


— Creo que me gustas.

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⏰ Terakhir diperbarui: Nov 19, 2023 ⏰

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