Chico

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Querido Diario:

¡Hoy la he vuelto a ver!

Después de varias semanas, la he vuelto a ver, pero será mejor que relate esto desde el principio.

Tal y como escribí en las anteriores páginas, después de que finalizara mi trabajo en aquella ópera, no hice nada en especial. Tan solo me limite a seguir con mi vida, mientras por las noches, cuando me acostaba, y cerraba los ojos, la veía a ella, sonriéndome. 

Veía a aquella chica, aquella a la que creía que nunca volvería a ver.

Era por la tarde cuando la vi. Había salido para comprarme un libro de terror en una tienda que había en el centro. Mi idea era sencilla, ir, comprar el libro, y volver. De hecho, me pase todo el camino de ida ignorando todo lo que había a mi alrededor, como siempre hago cuando salgo a la calle. Siempre que salgo a la calle, no me fijo en las personas, ni en lo que hay a mi alrededor, normalmente, hago lo que quiero hacer, y luego, regreso a casa, sin entretenerme, voy a lo mío, y punto.

Y hubiera sido así, si no la hubiera visto.

Había salido de la tienda, con el libro metido en una bolsa, y me disponía a volver a casa, cuando, después de recorrer parte del centro, la vi, sentada en uno de los bancos que se encontraban frente al ayuntamiento, escribiendo en un pequeño cuaderno de color azul.

Reconozco que, cuando la vi, me puse bastante nervioso, y lo primero que pensé fue, que Dios, y el suyo (Escribo esto pensando que es creyente, y que forma parte del islam, debido a que el noventa por ciento de los turcos, son musulmanes), aquel dios al que ellos denominan "Alá" se hubieran puesto de acuerdo para ponerla en mitad de mi camino, para que tuviera la oportunidad de hablar con ella. 

Para que ambos tuviéramos la oportunidad de conocernos.

Así que, después de que aquel pensamiento desapareciera de mi cabeza, respire hondo, para poder calmarme, y cuando lo conseguí, me dirigí hacia ella, para poder conocerla.

<<Hola>> Le dije cuando estuve a una distancia bastante aceptable. Ella por supuesto, al escucharme, dejo de centrarse en su cuaderno, y se centro en mi. Cuando lo hizo, note como sus ojos, sus bonitos ojos, se centraban en los míos. Por supuesto, al escucharme, ella me devolvió el saludo, pero note, no solo por su tono de voz, sino por su rostro, que lo hacia con inseguridad, estaba claro que, no me recordaba, y si lo hacía, tenia una vaga imagen de mí, asi que decidi ayudarla.

<<No se si te acordaras de mi.- Le dije.- Pero trabaje contigo hace unas semanas en la...>> ¡En la ópera! Concluyo ella, con un agradable y dulce tono voz, todo esto, acompañado con una agradable sonrisa que iluminaba todo lo que había a nuestro alrededor.

Cuando descubrí que me recordaba, o al menos en parte, porque lo cierto es que no recordaba mi nombre, se me ilumino el corazón. No le di tanta importancia a lo del nombre, no habíamos hablado, era normal que lo olvidara. Así que, a pesar de que yo recordaba su nombre, decidí hacerme un poco el sueco, y decidí, al igual que había hecho antes, en ayudarla con mi nombre.

<<R***- Le dije después de verla fruncir el ceño, mientras intentaba recordar mi nombre, y al rato, después de fingir que estaba pensando, después de fingir que estaba intentando recordar su nombre, añadí.- Tu nombre era A***, ¿Verdad?>>

Me agrado mucho ver como ella asentía mientras me sonreía. Y entonces, después de ese pequeño saludo amistoso, aunque para mi, era de nuevo como una especie de presentación, me senté a su lado, evidentemente con su permiso, y comenzamos a hablar, y gracias a eso, pude conocerla mejor.

Descubrí, que el cuaderno azul en el que estaba escribiendo antes de que yo la interrumpiera, era nada mas, y nada menos, que su diario, y que estaba escribiendo una experiencia que había tenido aquel día. Por lo visto, venia de un casting para un largometraje, un casting en el que se habían reído de ella debido a los nervios, y  su inexperiencia. Decidí no hacer ningún comentario al respecto, cuando se tiene un mal día, se tiene un mal día, y hay personas que, a pesar de que intentes levantarles el animo, siguen encerrados en su negatividad, o peor aun, se cabrean por ello. Hay personas que, no quieren que les ayuden a levantarles el animo, ni que les recuerden la mala experiencia que han vivido, lo único que quieren, es estar a solas hasta que por fin, consiguen olvidar lo ocurrido. Personalmente, dudo mucho que se hubieran reído de mi querida A***, lo cierto es que, ni siquiera me agrada el hecho de imaginármelo. Lo que si se es que, se equivoca al pensar que lo ha hecho mal, es imposible que... Una persona como ella pueda hacer mal un casting, la única razón por la que A*** esta así, es porque no han sabido valorar su talento, por nada más.

Como he escrito antes, no decidí animarla, ni hacer ningún comentario al respecto, lo único que hice fue cambiar de tema, y creo que, hice bien.

Descubrí también que, a pesar de que parecía mucho mas joven, tenia tres años mas que yo, y también descubrir que había venido aquí, junto a su madre, hace tan solo tres años, dato que me pareció curioso y gracioso a la vez, por dos razones. La primera, por el número tres, era una simple casualidad, pero aun así no dejaba de parecerme gracioso. Tres años mayor que yo, y tres años viviendo aquí, en mi país. Es pura casualidad, pero por un momento me pareció que estaba obsesionada con el número tres. La segunda razón, aquella por la que me pareció curioso, es porque no parecía que hubiera llegado aquí tan solo hace tres años, controlaba muy bien mi idioma, y según me habia comentado ella, lo había aprendido a hablar en muy poco tiempo. Ahora, mientras escribo estas palabras, no pudo evitar escuchar su acento en mi cabeza, haciendo que mi corazón palpite con total tranquilidad.

Jamás en mi vida había escuchado un acento tan bonito, ¡Jamás!

Hablamos de otras muchas cosas, pero no tan importantes como las que he relatado hace un momento. Así que, después de tener aquella agradable conversación con ella, me levante, me despedí de ella con amabilidad, y me fui, no sin antes fijarme en un detalle, en un detalle de su delgado y precioso cuerpo.

No pude evitar fijarme en que, tenia un pequeño y curioso tatuaje en el cogote. Digo curioso porque se trataba de un tatuaje simple, sin decoración. Se trataba tan solo de un tridente, de un pequeño y minúsculo tridente. No quise preguntarle por el tatuaje, me pareció demasiado grosero y descortés hacerlo, per no niego que, intentaba buscarle un significado. Llegue a pensar que podría tratarse del tridente de Poseidón, que podría tratarse del tridente de un demonio, e incluso que podría tener algún significado en la religión del islam, pero por desgracia, no puedo dar respuesta al significado del tatuaje.

Hmmm... El tiempo que pase hablando con ella fue absolutamente maravilloso, y hubiera sido mejor, si no se me hubiera olvidado las dos cosas más importantes que deberían haber existido en nuestra conversación. La primera, preguntarle si tenia pareja, y la segunda, pedirle su numero de teléfono. ¡Tonto de mi por haber olvidado lo más esencial!

Peor no importa, gracias a lo que ha ocurrido hoy, se que ahora no me olvidara tan fácilmente. No perderé la esperanza tan fácilmente, se que... Algún día no muy lejano, la volveré a ver, y cuando eso ocurra, hablare de nuevo con ella, y sutilmente, le pediré su numero, y le preguntare si tiene pareja.

Y espero que... Algún día, tenga la oportunidad de saber lo que significaba su tatuaje.


AmorWhere stories live. Discover now