Chico

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Querido Diario:

¡Hoy es el gran día!

¡Hoy, por fin, le diré todo lo que siento!

Han pasado varios días desde que la vi por ultima vez, desde que la seguí, y desde que se me paso por la cabeza aquella brillante idea de confesarme.

Pues hoy... Tras varios días reflexionando, pensando en lo que le regalaría, y en cómo se lo diría, en como le declararía todo mi amor, he decidido que ha llegado el momento de hacerlo.

¡Por fin, voy a confesarme!

Lo cierto es que no ha sido nada fácil tomar esta decisión, no solo porque no sabía muy bien que decirle cuando llegara el momento, sino también por el regalo.

Sobre todo, por el regalo.

Quería que fuera un regalo que ella nunca olvidara, y que, por supuesto, le encantara, y después de reflexionarlo mucho, decidí ir a lo seguro, a lo clásico, y me decante por regalarle un ramo de rosas.

Claro que... Ahora me tenia que preocupar de otra cosa. Ya tenia claro el regalo, pero ahora, tenia que preocuparme de la elección de las rosas. Tenia que preocuparme del color de las rosas.

Sinceramente, no soy una persona que entendía de flores, ni de rosas, pero si se lo justo como para preocuparme de ese detalle, porque se que las rosas, dependiendo de su color, tienen un significado u otro.

Pensé que me llevaría mucho tiempo tomar esta decisión, pero al final, no fue para tanto.

Después de hablar con la dueña de la floristería, y después de que, por mi cuenta, hiciera una leve investigación, descubrí que las rosas rojas eran las ideales. Por lo visto, las rosas rojas representan el amor y la pasión, entre otras muchas cosas, y eso era lo que buscaba, unas flores que demostraran todo lo que siento por ella. Claro que... he de añadir que cuando descubrí este detalle respecto a las rosas rojas, me sentí un tanto confuso, porque... Durante toda mi vida (desde que uno de mis compañeros de la secundaria me dio esa información) he creído que las flores rojas estaban relacionadas con el sexo. Siempre he creído que si les regalabas a una mujer un ramo de rosas rojas, era lo equivalente a decirle, aunque de un modo mas sutil, que querías acostarte con ella.

Supongo que, mi compañero, aquel a que hace ya años que no veo, estaba equivocado.

Después de haber solucionado aquel pequeño dilema, le dije a la dueña de la floristería que quería un ramo de rosas rojas, y le dije también que, si era posible, lo mandara a la dirección ***, al numero ***.

En otras palabras, le pedí que le mandara las flores a su casa.

Una vez me confirmo que podría mandárselo sin ningún problema, me pregunto si quería añadir alguna nota, a lo que le respondí que si, y una vez añadí la nota (En la que escribir algo para que pudiera recordarme fácilmente y para que supiera que el regalo era mío) pague el ramo, no sin antes preguntar sobre que hora lo recibiria, a lo que ella me respondió que, probablemente, debido a que aquel día no tenia muchos encargos, lo recibiera al mediodía.

Y una vez me dio este dato, le di las gracias, y me marche, con una sonrisa de oreja a oreja, porque haber encontrado el regalo adecuado para ella.

Y ahora, aquí estoy, escribiendo esto, mientras no paro de mirar el reloj, mientras no paro de ver como las manecillas de mi reloj avanzaban muy lentamente hacia el mediodía, mientras a su vez, no paro de pensar en lo que hare ahora, en la recta final de mi plan.

Ya he descubierto donde vive, y ya le he enviado su regalo, regalo que, según la dueña de la floristería, debería de llegar pronto. Ahora, solo me queda, declararme.

Así que, esta noche, iré a su casa, y le diré todo lo que siento.

Hmmm... Espero que le guste mucho mi regalo.

Y espero, por lo mas sagrado, que no me rechace.

AmorWhere stories live. Discover now