Chico

2 0 0
                                    

Querido Diario:

¡¿Que he hecho?!

¡¿Que he hecho?!

Cuando la vi por primera vez, no solo me enamore, sino que, por fin, después de tanto tiempo, volví a encontrarle sentido a mi vida. La primera vez que la vi, descubrí que ella iluminaba no solo mi corazón, sino mi mundo.

Descubrí que ella... Era mi mundo.

¡Como voy a vivir ahora!

¡Como demonios voy a vivir ahora, sin ella!

¡Como demonios voy a vivir después de haberlo matado!

Sera mejor que escriba esto desde el principio, para que se entienda lo que hecho, para que la persona que encuentre esto, entienda lo que he hecho.

Esta tarde, o más bien, esta noche, tiendo en cuenta que... En el otoño, el sol se oculta mucho mas temprano, salí de mi casa, para declararme por fin. Sali de mi casa, para decirle a A*** todo lo que sentía por ella, tal y como había planeado, y tal como había escrito en las anteriores páginas.

Camine y camine, con las manos metidas en los bolsillos de mi chaquetón, y mientras me dirigía hacia su casa, hubo un momento en que, me perdí en mis pensamientos. Era consciente de lo que hacia, pero aun así, estaba perdido en mis pensamientos.

Mientras caminaba, intentaba imaginarme las cosas que podrían ocurrir cuando me declarara, y al imaginármelas, comenzaba a temblar como si no hubiera un mañana, y he de admitir también que, al imaginarme aquellas cosas, mi corazón se aceleraba, como había hecho en innumerables ocasiones, cuando la veía.

El solo hecho de imaginarme lo que podría decirme... El mero hecho de imaginarme que sentiría lo mismo por mi hacia que se me pusieran los pelos de punta.

Aunque, no era este pensamiento en el que más pensaba, ni el que más se preocupaba.

Mientras caminaba, no podía evitar pensar en lo que le diría.

En como se lo diría, y esto, sin duda alguna, era lo que mas me preocupaba.

Esta mañana (Después de escribir en mi anterior página) me preare una pequeña nota para saber lo que le diría, y he de admitir también que, lo ensaye. Después de tener aquella nota preparada, me puse delante de uno de los espejos de mi casa, y comencé a ensayar para aprendérmelas de memoria, como si fuera una obra de teatro.

Lo que quería decirle me lo sabia de memoria, y en verdad, no hacia falta anotarlas en un papel ni ensayarlas, lo admito, pero... Aun así, quería asegurarme. 

Pero a pesar de eso, no podía evitar sentir inseguridad, y eso era lo que más me preocupaba, la inseguridad.

Pensaba que, probablemente, cuando la tuviera frente a mi, con aquella dulce sonrisa que iluminaba hasta lo más hondo de mi corazón, entraría en pánico. Pensaba que, cuando la tuviera frente a mi, no seria capaz de articular aquellas palabras que me había preparado, y si conseguía pronunciar alguna, solo serian leves tartamudeos, consiguiendo solo una cosa.

Quedar en ridículo.

Pensaba que... Si pasaba eso, A*** pensaría que soy un bicho raro, un tonto... Un loco, y no solo eso, sino que además, no podía evitar pensar que, si tartamudeaba, se empezaría a reír de mi, haciendo, junto a lo mencionado anteriormente, que perdiera todas mis posibilidades de estar con ella.

Era algo que no podía pasar, por esa razón, decidí autoconvencerme de que eso que corrió por mi mente no pasaría. Decidí autoconvencerme de que, todo saldría bien, y que me declararía sin ningún problema.

AmorWhere stories live. Discover now