Capítulo 38

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Rosé estaba colocando las nuevas cuerdas a su guitarra, ya era tiempo de cambiarlas. Si su sueño no hubiera sido ser veterinaria con todas sus fuerzas estaba segura que se hubiera dedicado a la música, amaba cantar, pero su amor por los animalitos era incluso más grande.

—Listo, ahora solo toca afinar—puso en el clavijero un aparatito y comenzó a rasgar las cuerdas hasta llegar al tono perfecto.

—Los humanos me impresionan con sus novedosas invenciones—Jisoo veía atenta el artefacto.

—No te ves tan sorprendida que digamos—recordaba que no hubo ninguna pizca de sorpresa por su celular o la laptop.

—Mi adaptabilidad es una de mis mayores fortalezas, puede que desconozca el como se crearon y la raíz de su funcionamiento, pero puedo intuir su propósito—se acercó a la australiana y señaló un cargador—. Este artilugio brinda energía a tu aparato ese—señaló el celular—, lo que evita que deje de funcionar.

—Se llama cargador, y esto es el celular—le indicó—. Y lo que dices es correcto—notó qué era muy inteligente—. Aun si me pidieras una explicación técnica no podría decírtela porque no sé.

—No te preocupes, investigaré por mi cuenta y cuando tengas una inquietud podré darte una respuesta—la información era valiosa, siempre lo ha sido—. Pero hasta que ese momento llegue, ¿puedo hacer una solicitud?

—Dime, ¿qué es? - dio los últimos ajustes.

—Tu voz es hermosa, incluso más encantadora que los cánticos de las sirenas, me preguntaba, ¿me ofrecerías el deleite de escucharte de nuevo cantar y afirmar que tu encanto jamás fue efímero?—movió un poco las orejas.

La australiana iba a refutar que jamás la había escuchado cantar, hasta que recordó que sí lo había hecho, cuando estaba en forma de su mascotita, Geum.

A su memoria vino ese momento y había cosas que pasó por alto, como el instante en que los grandes orbes dorados la veían con admiración, ¿desde cuándo la gumiho empezó a gustar de ella? ¿Sería sensato preguntarle? No sabía, pero era mejor permanecer con la duda, no iba a cambiar nada aun si conoce la respuesta y, ciertamente, no quería darle falsas esperanzas, no sería justo.

—Solo si yo también te escucho cantar, ¿trato?—la voz de la mujer zorro era bellísima, quería oírla cantar.

—De acuerdo, cumpliré con mi parte—extendió la mano.

—Sé que lo harás—selló su acuerdo con un apretón de manos, pero Rosé sintió un cosquilleo en la palma de su mano—. Voy primera.

Acomodó la guitarra, cantaría la primera canción que se le vino a la mente, así que con los dedos comenzó a rasgar las cuerdas produciendo una melodía suave y dulce, era una balada.

"Ahora, si mantengo los ojos cerrados, se siente como tú" .

Las colas de Jisoo se erizaron al escuchar esa hermosa voz de nuevo cantar, ¿cuánto tiempo ha trascurrido desde que oyó a un humano cantar así? A estas alturas ella creía que la señorita Park Roseanne no era humana y la estaba engañando. Probablemente, fue bendecida por los cielos o por los yōkai benévolos, si era así, entonces tendrían su gratitud.

"Lo hubiera dado todo por ti, hubiera estado ahí para ti" .

Esperaba que en algún momento ella le cante sin tener un acuerdo de por medio, ¿qué pasaría si Jisoo le solicitara qué cante una canción que exprese sus sentimientos? ¿Sería algo bonito? La gumiho anhelaba que sea así, pero en la actualidad puede que eso no sea posible porque no ha logrado un avance significativo, era un avance lento, pero era capaz de notar los frutos de su paciencia.

YōkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora