𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 - 𝐼𝑉

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Ser... responsable

Ya habían pasado un par de semanas desde que entro por las puertas del gran castillo y llegado a una nueva vida, formando parte de ese maravilloso mundo.

A diferencia de como era su vida antes, podía decir con seguridad que era realmente muy feliz ahora, no había duda de eso.

Habían muchísimas cosas nuevas e inexplicables que lo tenían suspirando y curioseando, tantos hechos irreales que aun lo sorprendían, y sinceramente lo bello que era todo; aun le era difícil adaptarse a tan magnifica idea de que eso estaba sucediendo.

Era fácil notar que estaba en un lugar realmente mágico, y no hablaba específicamente de las varitas, las escaleras y los cuadros; hablaba de todo, cada esquina y momento, no sabia como describirlo, pero había algo de perfección y una sensación de que todo era correcto y natural cuando estaba en Hogwarts.

Hasta el leve brillo dorado en los muros del castillo delataba lo mágico que era todo, parecía que era la misma magia la que llenaba el ambiente, sin importar el lugar, de un calor agradable junto un aire fresco que no recordaba haber sentido nunca, se sentía en paz.

Y emocionado, muy emocionado por todo, desde que su profesora y jefa de casa había hecho una demostración en clase, transformando por completo el escritorio en un cerdo vivo, un ser vivo, respirando y demás, no pudo contenerse y salió corriendo a la biblioteca a saber más.

Pensó que no había nada malo con su acciones, después de todo Hermione, otra niña de Gryffindor, hacia exactamente lo mismo y hasta más... pero parecía que se había equivocado con eso.

Bueno, sabia que su plan no era perfecto, así que no se revolvería la cabeza pensando, la próxima vez seguiría a la mayoría solo para estar más seguro de que podía o debía hacer lo que fuera a hacer, como explorar o hacer ruido, como lo habían demostrado sus otros compañeros.

Por lo menos había cometido el error ahora y no más adelante, eso era algo...positivo.

Suspiro un poco más profundo de lo que pretendía, mirando una de las ventanas de la biblioteca que iluminaba todo a esa hora de la tarde, distinguiendo los estantes de libros y su propio reflejo borroso en el gran y nítido cristal; el día era hermoso afuera, entendía por que Ron se quejaba tanto, al menos un poco.

A pesar de lo bello que era todo, lleno de una calma y silencio especial, lo mucho que disfrutaba por fin pasar sus tardes en una gran biblioteca, y una mágica sobre todas las cosas, se sentía algo incomodo desde hace un rato, todo por el bajo murmuro que Ron había soltado cuando lo había seguido a la biblioteca una vez más.

"No se suponía que el niño que vivió fuera así" se quejo en casi un susurro del viento, y aunque él había logrado aparentar que no, esas palabras le habían dolido tanto que casi se ponía a llorar, lo estaba haciendo mal, él no podía leer, no podía devorar todos los libros y aprender todo lo que quería, no podía, por que él no debería ser así.

Eso no es lo que se esperaba de él en su papel, y si su primer amigo se iba al fallar en eso ¿Qué haría el resto de la sociedad con él? No podía ser desechado, no podía.

Tenia que evitar eso.

No le había tomado mucha importancia a las palabras de Ron cuando se estaba quejado de Greanger, de lo sabelotodo que era y lo fastidiosa que le parecía siempre, cuando comenzó a compararlo con Hermione debió haber sido una señal, pero ahora se daba cuenta que lo había pasado por alto y casi cometía un gran error.

Él no quería perder su amistado con Ron, era su primer amigo...

Entonces ¿Qué hacer? Tal vez debería bajar sus notas de nuevo como con los Dursley, así Ron no estaría tan molesto, después de todo no necesitaba grandes notas, y ya había aceptado que debía hacer sacrificios a cambio de pertenecer, debía ser como los demás, como los Gryffindors, como sus padres, ser el niño que vivió, ese era su papel y debía cumplirlo a la perfección.

Mientras lo lograra, mientras pudiera quedarse, aprender magia y tener amigos, todo estaría bien, de eso estaba seguro, solo debía eliminar cualquier cosa que no entrara en su personaje fabricado por las masas, solo debía cambiar.

Y aunque lo sabia le era muy doloroso saberlo...

-Solo debo ser menos responsable, no querer tanto conocimiento, así seré un mejor Gryffindor- murmuro sin apartar su mirada del cristal por el que entraba la cálida luz.

-¿Dijiste algo, compañero?- Pregunto Ron despegando su cabeza de la mesa.

-Si, creo que son suficientes libros por hoy, vamos al lago negro- ofreció con una sonrisa amable y alegre

-¡Por fin! Por un segundo casi pensé que pertenecías a Ravenclaw, y bueno, eso es realmente ridículo, pero ya somos libres, así que podemos hacer muchas cosas divertidas afuera- divago Ron con una emocionada y aliviada sonrisa mientras recogía sus cosas, libros, tinta y los pergaminos en los que nunca había escrito, sin notar como Harry miraba los libros con tristeza.

Era una despedida para él, pues no tenia posibilidad alguna de poder regresar nunca, no más lecturas interesantes ni hechos completamente asombrosos y desconocidos, le dolía y casi quería arrepentirse, antes de bloquearse, como si se congelara por un segundo, para luego sonreír y apurar a Ron, con grandes ganas de disfrutar su tarde.

Ambos salieron mientras hablaban emocionados sobre que hacer, y tal vez, por un débil efecto de la luz, se pudo ver una silueta en la ventana, borrosa y desconocida, que miraba con severidad al pelinegro que salía de la biblioteca, desearía poder apartarlo del pelirrojo, oh, cuanto quería hacer eso, pero no había mucho que pudiera hacer sin arriesgarse.

Con una enorme nube moviéndose en el imponente cielo y tapando la luz, la borrosa y transparentosa figura desapareció tan repentinamente como llego, mirando seriamente el lugar abandonado con el ensayo incompleto manchado con la practicada y experimental letra del pelinegro.

Tal vez tendría que hacer algo pronto.

~𝐸𝑠𝑝𝑒𝑗𝑜~Where stories live. Discover now