𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 - 𝑉𝐼𝐼

107 20 3
                                    

Consejos

-Escucha...- Intento decir nuevamente la voz casi inhumana, baja, ronca y cavernosa, como el eco de una voz real en una profunda cueva de vacío, cristales y vidrios, suspirando en esfuerzo por hacerse escuchar.

-No, no quiero, conozco lo que dirás, se lo que piensas de esto- Acuso molesto y a la defensiva el joven pelinegro, enfrentándose al espejo de la habitación abandonada se que había vuelto su refugio.

Cuando todo era demasiado o cuándo la soledad parecía abrumarlo cruelmente, solía escurrirse a la vieja aula donde había encontrado un gran espejo, nada como el espejo de oesed, pero no es que se sintiera cómodo con algo así.

Y por mucho que quisiera despreciar al espejo en ese momento, era el único que lo acompañaba ahora, y sabia de las intenciones de su reflejo, pero aceptarlo le hacia arder el pecho y... simplemente no era capaz.

Era admitir una verdad de la que quería hacerse ciego e ignorante.

-Soy parte de ti, así es como piensas y es la verdad, no tengo razón para mentirte de algún modo- Respondió fuertemente la imitación de la voz, notas más roncas y molestas, que descendían en un remolino de enfado hasta revelar la preocupación que guiaba sus acciones.

-Yo...- intento hablar el único humano en la habitación, fallando y tropezando cuando la mirada de su espejo, al impactar con la suya, solo mostro una sinceridad clara que también llegaba a sus palabras.

Unos segundos fue lo que tomo al tranquilo silencio inundar la habitación con la calma de una marea baja, un suspiro suave que rosaba los muebles cubiertos de mantas blancas y algunas leves capas de polvo mientras pensamientos honestos y hechos dolorosos recorrían la mente del intranquilo chico en el lugar.

El espejo, el único que lo conocía realmente bien, le dio el tiempo que necesitaba con abundante calma, lleno de comprensión por la situación a pesar de ver todo de una manera más analítica y fría que su contraparte.

-A sido grosero conmigo, pero es mi amigo- Murmuro Harry, cerrando los ojos mientras odiaba lo débil que habían salidos sus pobres palabras.

El espejo se fijo en él sin decir palabra, pensando en que como darle voz a sus intenciones, en como hacerle entender, expresarse, no sabia como -Harry...solo quiero cuidarte- murmuro la voz del espejo, a pesar de sonar tan diferente a la voz humana, logrando comunicarse con solo una sencillez honesta

-¡Lo sé!- Interrumpió Harry de manera espontanea y violenta, descarrilando en su voz el dolor y la desesperación que lo ahogaban, antes de desinflarse y murmurar más bajo -Es solo que... no quiero dejarlo-

-Yo entiendo...- asintió levemente el espejo, mirándolo con un semblante triste y lleno de comprensión, una compañía silenciosa que compartía sus penas y dolores.

-Él fue mi primer amigo- se defendió Harry, su voz débil como si colgara de un hilo, casi similar a un silencio desordenado; abandonando la idea de seguir de pie frente al espejo, se sentó y acurruco en un solo lugar, mirando perdido el cristal frente a él, demasiado cansado para aparentar ser fuerte.

-Yo estuve primero...- comento el espejo, sentándose al igual que él poco después, conectando ambas miradas verdes llenas de sentimientos sin orden alguno, palabras con una intención consoladora y defensiva, llegando a calentar levemente el corazón del chico al reconocer lo dicho por lo que era.

Ambos mantuvieron un silencio tentativo, un ambiente tranquilo que permitía a los pensamientos correr y deslizarse, formulando respuestas e imaginar futuros momentos que carecían de sentido la mayoría de las veces.

-...No se que decirte- declaro al fin el joven en un suspiro, mirando fijamente la figura tan similar a él en el espejo, el único que lo había acompañado después de tanto y quien aun seguía allí, sin importar lo que le atormentaba y las vivencias que le perseguían, manchando su pasado.

-Solo quiero decirte esto- afirmo el espejo tomando una voz y postura mas firme, una mirada determinada mientras decía claramente, mirando sus ojos con un llamativo fuego -Soy tus secretos, soy lo que ocultas, soy lo que eras y deseaste dejar de ser, siempre estuve y solo te soy fiel a ti, él te a traicionado y todos los demás lo harán alguna vez, yo no- concluyo seguro.

-Yo....- tartamudeo el joven, mirando ese fuego vivo en las replicas esmeradas en un rostro ajeno al suyo propio.

-No tienes que responder a eso- Le interrumpió el espejo sin apartar la mirada cubierta de seguridad y decisión impenetrable y cálida, su voz aun abundante en determinación seria y honesta -Solo escucha mis consejos, no es la primera vez que te digo algo así-

Harry solo le devolvió la mirada, memorizando la libertad de su espejo al expresarse, valorando cada gota de preocupación y cuidado que irradiaba la figura frente a él, una sensación falsa e irrealidad que lo convencía, de algún modo, que su espejo era tan fuerte y cálido como la capa que alguna vez le perteneció a su padre.

 -Se cuidarte- Afirmo el espejo con fuerza, bajando su voz a un tono más amable y preocupado para susurrarle -solo confía en mí-

-...Está bien- logro decir Harry, asombrado por la determinación de su imitación -pero quiero darle otra oportunidad a Ron- agrego más torpemente, nervioso al decir esas palabras.

-Has lo que desees, pero permíteme cuidarte, escucha mis consejos y peticiones- pido el espejo en una voz más endeble a comparación con la seguridad invencible que había irradiado segundos atrás.

-Puedo hacer eso, te escucharé- asintió Harry, aun esforzando por reaccionar correctamente, lleno de una silenciosa esperanza que él mismo parecía desconocer.

-Gracias Harry- asintió su reflejo con algo de alivio -ahora ve a descansar un rato, lo necesitas- declaro el espejo con una pequeña sonrisa sincera y agradecida, y Harry, como había prometido, asintió y dio la vuelta, perdiendo la sensación de una fija mirada poco después de cerrar la puerta, sabiendo que aun era cuidado y acompañado en los reflejos de las ventanas y otros objetos.

No estaba solo.

~𝐸𝑠𝑝𝑒𝑗𝑜~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora