Una hija inesperada

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Mateo se encontraba en el muelle con Noa, observando cómo el lugar estaba destruido.

- Mateo, ¿en serio cosecharemos en el río y en esta parte costera? - preguntó Noa.

- Sí, limpiaremos esta área y comenzaremos a cosechar arroz y crear sal. - respondió Mateo.

- Pero Alfred dijo que el lugar se deterioró debido a que hay muchos monstruos marinos. El conde anterior descuidó esta área y las personas no podían pescar. - aportó Noa.

- Eso se arreglará. Los soldados ya saben nadar, ¿no? - dijo Mateo.

- Sí, pero al mandarlos a matar a monstruos marinos les será imposible. - replicó Noa.

- Leo se encargará de cuidarlos. Hablaré con algunos carpinteros para crearles botes. - añadió Mateo.

- He estado pensando mucho. ¿Cuándo me dirás cómo sabes tantas cosas? - preguntó Noa.

- Si te lo dijera, me exigirías más y me apresurarías a terminar para tu venganza. - respondió Mateo.

- Entonces, ¿qué esperas para...?

- ¡Cuidado! - exclamó Mateo.

Mateo empujó a Noa a un lado y una flecha atravesó el hombro de Mateo.

- ¡No! - gritó Noa.

Otra flecha se acercaba, Noa reaccionó rápidamente y creó un muro de plantas. Sin embargo, ya no se sintió ninguna flecha, y una barrera adicional apareció sobre Mateo. Noa salió cargando un escudo de plantas y se percató de que la persona que disparaba era una elfa.

- ¿Quién eres? - preguntó Noa.

La elfa no respondió. Los dos estaban a una distancia segura y se miraban con sospecha.

- ¿Por qué me atacaste? - preguntó Noa.

- No quise atacarte. Quería poner una flecha sobre su cara, porque lo proteges. - dijo la elfa.

- ¿Por qué quieres matarlo? - cuestionó Noa.

- Porque es un humano. - respondió la elfa.

- Sí, es un humano horrendo, estúpido también. Algunos lo llaman explotador, pero lo queremos así porque no hablamos. ¿Y me dices por qué lo atacas? - añadió Noa.

- Te han lavado el cerebro. Todos los humanos son esclavizadores, tienen que morir. - exclamó la elfa.

- Te equivocas, él es especial. - afirmó Noa.

- ¡No! Son malvados, violadores, deben morir. - insistió la elfa.

- Hablemos, ¿cómo te llamas? - preguntó Noa.

- Gloria, pero eso ya no es necesario. Te lavaron el cerebro, tienes que morir con él. - replicó Gloria.

Gloria sacó una espada y atacó primero, avanzando con agilidad y fuerza. Lanzó cortes certeros hacia Elenia, quien levantó una mano y creó una barrera de espinas y ramas del suelo, desviando los ataques de Gloria. La guerrera elfa se detuvo momentáneamente, sorprendida por la destreza de la druida.

Noa aprovechó esta pausa para invocar los poderes curativos del bosque y enviar ondas de energía sanadora hacia Mateo. La herida comenzó a cerrarse lentamente, pero mantener esta conexión con la naturaleza debilitó temporalmente a Noa.

Gloria vio su oportunidad y atacó nuevamente, pero esta vez Noa se movió más rápido. Se transformó en un ágil ciervo con cuernos adornados de flores. Esquivando los golpes de su oponente, Noa lanzó hechizos de enredaderas para atar las piernas de Gloria y evitar que se acercara a Mateo.

No tengo magia, pero sí internetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora