Rescate de los elfos

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En una cabaña muy vieja, en medio del bosque, estaba un viejo moliendo plantas y hierbas.

"Si termino esto, podré ver si logro crear una poción de curación instantánea. Llevo meses probando, pero no logro nada. Tú que opinas, Huesos?"

Un esqueleto de un perro ladraba por las respuestas de su amo.

"Sabes, Huesos, estoy fastidiado de que solo estemos nosotros dos. Quisiera salir de este lugar, pero si lo hago y te ven, te matarán. Y no puedo dejar que lo hagan. Antes acabo con todos primero."

Un gran sonido se escuchó desde afuera y los pájaros silbaron y se fueron volando.

"¿Oíste eso, Huesos? Creo que un monstruo está cerca. Trae el báculo."

Huesos obedeció y trajo una escoba.

"No, Huesos, eso no. Báculo, entiende, báculo."

Huesos dejó la escoba y trajo una cubeta.

"No, Huesos, ¿por qué ya practicamos esto? Es un báculo, tiene un cristal arriba."

Huesos se fue y vio dos palos: uno era solamente una madera cuadrada y el otro un báculo volteando para saber cuál es, tomó el báculo y lo lleva.

"Sí, Huesos, eso es."

El viejo no podía caminar, pero con el báculo podría hacerlo. Al tocarlo, sus piernas reaccionaron y pudo caminar. Al salir de la cabaña se dirigió al ruido.

"Ten cuidado, Huesos. Sacarte de otro agujero será difícil otra vez."

Al llegar, vio un cuerpo a su alrededor. Parecía que cayó del suelo.

"Huesos, creo que hoy en día les gusta caer de los cielos."

Una risa burlona sonó del viejo. Al ver el cuerpo, vio que estaba herido y si lo dejaba moriría.

"Bueno, Huesos, vámonos. Morirá al final del día, no podemos hacer nada."

Huesos lo miró y ladró.

"No, Huesos, no podemos llevarnoslo. Es peligroso. El olor a sangre atraerá a monstruos."

Huesos ladró nuevamente.

"Sí, lo sé, Huesos. Hay pociones para ahuyentar a los monstruos, pero ya no habrá más material para pociones después. Correremos peligro."

Huesos ladró sin parar.

"Bien, bien, lo haré, pero tú serás responsable si no se cura."

El viejo tomó de un recipiente hierbas curativas y las puso en un tazón con agua, colocando más hierbas y líquidos, recitó unos hechizos.

"Ya está, Huesos. Es lo mejor que puedo. Con esto debe curarse en dos días."

El viejo untó el líquido en las heridas de todo su cuerpo.

Cuando terminó, siguió con su experimento. Al pasar los días, aún no despertaba Leo.

"¿Qué pasa con él? Aún no se ha curado. ¿Cómo es posible? Sus heridas aún no cicatrizan. ¿Estará muerto?"

El viejo tomó el pulso y aún estaba vivo. Al no preocuparse, siguió con su poción de curación.

"No tengo resultados aún. ¿Cómo puedo conseguirlo?"

Pensando en un modo, no pudo resolverlo. Al voltear, vio que el cuerpo empezaba a expulsar sangre. Al ir, pudo ver que sus oídos, nariz y boca soltaban sangre. Al pensar en algo, solo vino una cosa a su mente.

"Vacío de maná."

El viejo se preocupó. Nadie en su sano juicio vaciaría sus reservas de maná, sabiendo que podrían morir.

No tengo magia, pero sí internetWhere stories live. Discover now