El Consejo del Ent

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### Capítulo 7: El Consejo del Ent

La luz se filtraba a través de los altos árboles del bosque encantado, despertando suavemente a Mateo, y a Noa, y los valientes guardias que habían acampado en un claro rodeado de troncos. La noche anterior había sido agitada, con sueños extraños y presagios oscuros que habían perturbado su descanso. Sin embargo, la urgencia de su misión les infundía energía: rescatar a los elfos.

Mateo se levantó primero, sacudiendo el rocío de su capa con movimientos decididos. "Es hora de continuar nuestro viaje," anunció con una voz que, aunque algo ronca por el sueño, no dejaba lugar a dudas sobre su determinación.

Noa, con sus agudos sentidos de elfa, ya estaba inspeccionando el perímetro, asegurándose de que la noche no les hubiera traído compañías indeseadas. Sus oídos captaron el suave crujir de las hojas bajo los pies de los guardias mientras estos comenzaban a recoger el campamento. La sinergia entre ellos era palpable, cada movimiento era una danza bien coordinada, producto de muchas jornadas juntos.

Una vez recogido el campamento, el grupo estaba a punto de adentrarse nuevamente en el bosque sin intención de entrar a otra guerra pero cuando una voz grave y resonante los detuvo. No venía de ninguna dirección en particular, sino que parecía emanar del mismo suelo y de los árboles que los rodeaban.

"Humanos, su camino está lleno de peligros, pero hay una ruta menos conocida que les puede llevar a su destino con mayor rapidez."

Sorprendidos, Mateo, Noa y los guardias buscaron la fuente de la voz. Fue entonces cuando la vieron: una criatura majestuosa, un ent, ser de los bosques, tan alto que sus ramas superiores parecían tocar el cielo, sus ojos sabios y profundos brillaban con la luz del amanecer.

"¿Quién eres?" preguntó Mateo, impresionado pero sin mostrar miedo.

"Soy Ghalen, guardián de estos bosques antiguos. He visto muchos soles y lunas sobre estas tierras, y los caminos secretos me son conocidos. Sé de vuestra noble misión, y os ofrezco mi consejo."

Noa, con respeto, dio un paso adelante. "Agradecemos tu ofrecimiento, sabio Ghalen. Nuestro camino es urgente, y cualquier ayuda es valiosa."

Ghalen asintió, sus ramas crujieron suavemente, como si el viento jugara entre ellas. "Existe un sendero, oculto a los ojos de aquellos que no conocen su existencia. Lo llaman el Pasaje de Theralion, solo accesible para aquellos de corazón puro y propósito firme. Este camino atraviesa el Corazón del Bosque, donde el tiempo y el espacio juegan según otras reglas. Os llevará directamente a las fronteras del reino élfico, pero tened cuidado, el viaje no está exento de pruebas."

Los guardias intercambiaron miradas de asombro y determinación. Mateo, con la solemnidad de un verdadero líder, asintió. "Aceptamos tu consejo, Ghalen. Nos enfrentaremos a las pruebas que sean necesarias para salvar a los elfos."

Ghalen sonrió, una expresión curiosa en un rostro tan antiguo. Con un gesto de su gruesa mano, el ent señaló hacia un arco natural formado por árboles entrelazados. "Allí comienza el Pasaje de Theralion. Que la luz de la valentía ilumine vuestro camino."

Con el corazón lleno de esperanza y el espíritu reforzado por el consejo del ent, Mateo, Noa y sus guardias se adentraron en el arco de árboles, listos para enfrentar lo desconocido y acercarse un paso más a la liberación de los elfos. La aventura, llena de peligros y maravillas, apenas comenzaba.

Mientras Mateo, Noa y los guardias se adentraban en el Pasaje de Theralion, el sabio Ghalen se quedó solo en el claro del bosque. El silencio descendió nuevamente sobre el lugar, interrumpido solo por el susurro de las hojas y el canto distante de los pájaros.

No tengo magia, pero sí internetWhere stories live. Discover now