Started with a lie [Guapoduo]

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Luego de unas largas horas de viaje por fin llegaron al lugar dónde se alojarían durante esos días. 

—Since we're tired from the trip... let's get some rest first! We'll meet at six. I'll take you to a neighboring hill for some special snacks! What do you say?—dijo el británico. 

—Sounds good! 

—I can't wait! 

Comentaron todos estando de acuerdo con el futuro cumpleañero. 

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Una vez que se hubieron organizado y cada quién se había organizado sobre con quién compartiría habitación, Cellbit estando con Wilbur no parecía muy contento con la idea. 

—Wilbur! Why are we sharing a room?

—Don't you like it?

—I don't like it! —dijo molesto. 

—Roier and Quacks asked for this organization! —explicó encogiéndose de hombros— They said they wanted to be together.

—Then... you shouldn't have accepted!

—Come on. You see each other every day since you've been living together, even if you're not tired of it. Aren't you afraid that Roier is tired of you?

—He would never get tired of me! —replicó entrecruzando sus brazos en signo de molestia. 

—If you are so confident, just go and confess! Instead of acting tough in front of me.

—Roier doesn't... really like Quackity, does he? —preguntó algo inseguro. 

—Got a brain? —preguntó lanzándole una mirada seria. 

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Un rato después, Cellbit salió al pequeño balcón de la habitación apoyándose contra este y observando el paisaje, dando rienda suelta a sus pensamientos. 

Roier, Roier... 

Você está cansado de mim...

Agachó la mirada ante ese pensamiento. 

Mientras tanto de la habitación de alado venía saliendo Roier, a quién también le apeteció salir un rato a apreciar la vista. Nada más ver a Cellbit ahí, se estiró llevando una mano al cabello del contrario revolviéndolo suavemente. 

—Isso é perigoso! —exclamó sobresaltado. 

El mexicano se cruzó de brazos, inflando sus mejillas y dirigiéndole una mirada de reproche, indignado. 

—¿Qué pasa con esa actitud? —reclamó. 

—O que acontece se você realmente cair da varanda?—expresó su preocupación, en ese momento se dió cuenta que el contrario estaba masticando algo— O que você está comendo? 

—¡Caramelo! —metió la mano dentro de uno de los bolsillos del overol que traía puesto y sacó un caramelo que le ofreció al brasileño— ¡Guardé uno para tí! 

—Você estava pensando em mim? —preguntó aceptando el caramelo que le ofrecía— Acho que há benefícios em ser gentil com você? —abrió el caramelo llevándolo a su boca. 

—¡Tenlo por seguro! Siempre que consigo algo bueno... ¡mi primer pensamiento es guardarlo para tí! ¿No soy un buen amigo? —dijo señalándose a sí mismo con un gesto de orgullo en su rostro. 

El mayor sin querer se atragantó con el caramelo ante las palabras del castaño, por lo que hizo una mueca que preocupó al chico a su lado. 

—¿Qué pasa? ¿Estás enfermo? 

—É... muito doce... esse caramelo. —respondió con la voz un poco entrecortada. 

—¿Lo es? ¡Si no te gusta puedes escupirlo! ¡Está bien! —le dió una amplia sonrisa al contrario. 

—Eu gosto... quero mais. —dijo devolviéndole la sonrisa. 

—¡El único que queda está aquí! —señaló su boca— ¡Si no te importa, puedes quedártelo! 

Las palabras del menor lograron alterar todos los nervios del de cabellos cenizos, haciendo que su corazón se acelerase y la sangre subiera a sus mejillas. Luego de un momento, Roier también cayó en cuenta de lo que había dicho quedando en el mismo estado que el híbrido. 

—Uhg... Por que de repente estou com dor de cabeça? —cuestionó tratando de disimular la situación. 

—Sí, jaja... ¿Qué pasa con este dolor de cabeza? 

-Continuará- 

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Meu deus, pa pendejos que los llamen.