Capítulo 2

390 66 3
                                    

El pelinegro suspiro sacándose los cascos y dejándolos sobre el micrófono que se extendía por la mesa en donde trabajaban, Luzu hizo lo mismo, dejándose caer en la silla rendido. Había sido un día muy complicado, desde la mañana había soportado el llanto tanto de chicas como de chicos, que su novio la engaño, que se metió con su mejor amigo, que le puso los cuernos en una fiesta con su mayor enemiga

Al parecer era el mes de los engaños y ni Luzu ni Sam habían recibido el memorándum que les avisaba que iban a soportar las pláticas de mil horas con varios de sus oyentes

-Esta es otra señal de que no debería ir a esa cita

-Ah no, que Willy reservo en un lindo restaurante y yo me encargue de liberar tanto tu agenda como la de su amigo para esta noche

-¿Estás seguro de que podrás solo? Hoy están algo...complicados

-Claro que podré, ve y diviértete

-Lo veo poco probable, pero bueno- tomo su chaqueta para ponérsela- Luego de esta cita espero que no me molestes más

-Lo veo poco probable

Sam negó divertido al escuchar su frase en la boca de su amigo en forma de burla, termino de ponerse la chaqueta y salió no sin antes despeinar al chico que se ponía los cascos otra vez para seguir con su programa.

La cita había sido planeada tanto por Luzu cómo por su novio, iba a ser en un restaurante ni muy elegante ni tampoco muy ruidoso, un ambiente perfecto para los dos según ellos. Samuel solo quería terminar ese día para llegar a su casa, darse una ducha y tirarse en el sofá a ver una serie mientras Kira se acomoda en sus piernas para dormir

Llegó justo a la hora, era una mala y a la vez buena costumbre de él, desde niño era el primero en llegar a las fiestas, ni un minuto más ni un minuto menos de la hora, era una falta de respeto si no cumplías con el horario. Es por esa razón, que luego de esperar treinta minutos sentado, se impaciento

-Juro que, si no viene en los próximos diez minutos, me voy- había llamado a Luzu justo en la pausa comercial del programa para reclamarle de su "cita"

-Venga, espera un poco más, Willy se está comunicando con él

-¡Sabes que odio la impuntualidad!- notó que gente de otras mesas lo miraban así que bajo la voz

-Lo sé, pero seguro pudo pasarle algo o tal vez le salió un imprevisto- Sam suspiro, no podía discutir con su amigo

-Bien, media hora más y me voy

-Lo aceptó, le diré a Willy que lo siga llamando

Luzu no espero más, corto la llamada dejándolo en silencio al otro lado de la línea. El pelinegro se limitó a respirar tranquilo y ponerse a jugar con el móvil hasta que se cumpliera la hora en dónde se podría ir sin arrepentimientos

Cuando estaba a punto de ser una hora de espera, volvió a tomar su chaqueta y se paró dispuesto a salir del lugar, pero una persona se lo impidió chocando con su cuerpo y haciendo que se tambalee hasta el punto de apoyarse en la mesa para no caer

-Perdón, perdón, no te vi- Sam levanto la mirada encontrándose con unos ojos esmeraldas que lo dejaron en shock- Venía rápido porque alguien me está esperando y...

-No te preocupes, está todo bien- el chico le dedicó una sonrisa dulce que hizo que él sonriera también- Emm...¿me dejas salir?

En ese momento el contrario se dio cuenta de la cercanía de los dos y que sin querer sus brazos le prohibían el paso al chico frente a él. Avergonzado se alejó con la cabeza baja, Sam notó el pequeño sonrojo en su rostro, algo que se le hizo tierno

-Lo siento...otra vez- el castaño comenzó a buscar por todo el restaurante llamando a una camarera que estaba pasando por ahí - Disculpe, ¿sabe cuál es la mesa que reservo Guillermo Díaz?

-Sí, es...

-Esta- Sam puso su rostro serio- Así que tú eres el impuntual

-Oh, ¿tú eres el mejor amigo de Luzu? Pensé que eras...diferente

-¿Perdón?

-¿Les gustaría que le tome su orden?- la camarera les sonrió incomoda a su lado

-No gracias, yo ya me iba- el pelinegro se alejó comenzando a caminar a la salida

-¿Enserio te vas?

-Llevo una hora esperándote y lo primero que dices cuando sabes que soy yo es "pensé que eras diferente"- hizo las comillas en el aire- Perdona si es suficiente para decir que no quiero pasar una cena contigo

-Primero, llegué tarde porque hubo un problema en el trabajo, y segundo, dije eso porque por cómo te pintó Willy esperaba algo menos...-noto como bajo la cabeza avergonzado- guapo

Sam apretó los labios, su maldito ego se sentía en las nubes y no podía resistirse a un buen cumplido. Culpaba a su debilidad por los chicos que se sonrojaban y le decían cosas bonitas

-Joder- regreso a la mesa sentándose en ella y tomando la carta- Siéntate o me arrepentiré

-Y yo que pensaba que era raro- le susurro a la camarera que soltó una risita antes de escapar avergonzada- Me cae bien, quiero que nos tome la orden

Se sentó en la silla frente a él tomando la carta, fue ahí donde se dio cuenta de su ropa, iba con un pantalón suelto, unas zapatillas hasta el tobillo y una polera que tenía imágenes de algunas monas chinas que no entendía. Su cerebro le decía que esa era una mala señal, pero tampoco se podía llevar por la primera imagen que le daba

-Así que...- notó que parecía tímido al hablar- Soy Rubén Doblas ¿y tú?

-Samuel de Luque

-¿De Luque? Suena a realeza- Sam soltó una risita

-Pues no lo soy, créeme- se apoyó en la mesa dejando la carta de lado- Así que ¿trabajas con Willy?

-Algo así, lo conocí porque me ayudó a encontrar el local en dónde puse mi cafetería

-¿Tienes una cafetería?

-Sí, la hice junto con mis amigos hace unos años

-Genial, he ido a cafeterías muy buenas, algunas con temáticas algo locas ¿la tuya tiene alguna?

-En realidad es muy variada- Rubén parecía emocionado- Nos gusta creer que es un espacio en dónde los otakus, frikis y gamers pueden pasársela bien sin ser juzgados

La expresión de Samuel cambio a una de sorpresa, sus sospechas eran cierta y no le gustaban para nada. No era que los otakus o frikis no le cayeran, simplemente que le traían malos recuerdos de su infancia, recuerdos que no quería otra vez en su vida

-Tenemos consolas en el segundo piso para que se la pasen bien, todo está ambientado con anime y...

-Adivino ¿te gusta todo eso no?

-Sí, veo anime desde los quince ¿Porque?

-No, es solo que...- Sam negó con la cabeza- Da igual, ¿pedimos?

Rubén asintió antes de llamar a la camarera de antes, la cual les recibió el pedido con una sonrisa. Por otra parte, Samuel se pasó la cena en silencio y escuchando de vez en cuando al chico y dándole una sonrisa cortes, luego mataría a Luzu, él sabía que podía salir con cualquier persona, excepto uno denominado "otaku", al menos no luego de lo que pasó con Frank, ese trauma de él no cerraba

||Maldito y sensual otaku|| 💮Where stories live. Discover now