Capítulo 6

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-¿Qué te pasa?

-Samuel no me llama desde hace dos días- estaba apoyado en sus brazos haciendo puchero- ¿Hice algo mal?

Mangel suspiro dejando los platos sucios a un lado de la mesa antes de sentarse frente a su amigo. Tanto Juan como Fargan le lanzaron una mala mirada, ya de por sí tenían menos manos debido a que Lolito no estaba y Rubius estaba depresivo, y ahora el de lentes se sentaba

-No hiciste nada mal, simplemente debe estar ocupado

-¿Y si ya lo aburrí? O peor ¿Si lo incomode? - hundió su cabeza en sus brazos- Ya la cague en grande

-¿Creí que me dijiste que no te gustaba?

-¡No me gusta!- levanto la cabeza enojado- Simplemente...no me gustaría dejar de hablar con él

-A ver, que tal vez le apareció algo, o tiene más trabajo

-Pero ni un mensaje, ni si quiera un emoji o sticker

-Rubius, pareces novia tóxica, relájate un poco

El castaño volvió a hacer puchero, llevaba sin recibir señales de Samuel desde unos días y aunque trataba de hacerse la idea de que era por cosas de él, su cabeza no podía evitar pensar que había hecho algo mal

-Si tanto te preocupa ¿porque no vas a su casa?

-No quiero parecer que estoy desesperado

-Pero estás desesperado

-¡Pero no quiero que él lo noté!

Mangel puso los ojos en blanco antes de ponerse de pie, su amigo a veces podía ser un cabeza dura. Rubius no le hizo caso cuando se fue, simplemente siguió con su puchero hasta que vio una caja blanca y dos cafés ponerse frente a él

-¿Qué es eso?

-Tu excusa- el chico frunció el ceño sin entender- Ve y dile que le hiciste unos cupcakes exclusivos para él junto con una buena taza de café

-El café llegará frío

-Entonces solo lleva los cupcakes y diles que son para él

-Eso suena mal, va a pensar que pienso todo el día en él- Mangel gruñó por lo bajo

-Entonces ve y dile que te sobraron de hoy, pasabas por su casa y pensaste en compartirlos

-Suena a acosador, la cafetería no está ni cerca de su casa

-¡Solo llévale la puta caja!

-¡Bueno! ¡Pero no me grites!

Se puso de pie agarrando la caja antes de salir de la cafetería. Tomó su coche para ir hasta donde estaba el departamento de Samuel y se quedó de pie exactamente frente a la puerta de entrada al edificio, junto al telefonillo

-Venga Rubén, solo toca y listo- levanto su mano, pero la volvió a bajar- Joder, no, ¿Que estoy pensando? Va a pensar que soy un pesado que no lo deja en paz- negó con la cabeza- No, me voy- se alejó dos pasos antes de retroceder- Pero tal vez le pasó algo y por eso no llama o...perdió el móvil- mordió su labio- Claro, puede ser eso también, y por eso no es su culpa que no me escriba ni nada- hizo pataleta- No puede ser tan difícil hablarle joder

-¿Rubén?- pegó un saltito al escuchar su voz- ¿Qué haces aquí?- se dio la vuelta con una sonrisa nerviosa

-Yo...la verdad es que...- extendió la caja hacia él- Te traje esto

-Gracias- Sam frunció el ceño tomando la caja- ¿Qué son?

-Cupcakes, pensé que te podrían gustar y guardé algunos

-Sabes que cualquier cosa que hagas me va a gustar- eso causo un sonrojo en Rubén- ¿Te gustaría pasar?

-Solo pasaba por aquí, la verdad es que no es necesario...

-No tengo problema, de verdad- abrió el portón para que pase- Incluso si quieres puedes quedarte a cenar y pedimos ese ramen que tanto te gusta

-¿Seguro? ¿No te molesta?

-¿Porque me molestaría? Para serte sincero me haría bien pasar un momento con alguien justo ahora

Rubén abrió la boca para hablar, pero nada salió de ahí, no podía ocultar su emoción al saber que Samuel quería pasar tiempo juntos. Tal vez sí estaba siendo algo dramático con respecto a que no le hablaba, no parecía tener ningún problema con él

Siguió a Samuel a su departamento en silencio, cuando llegaron el primero en sacarse la chaqueta fue el pelinegro, dejándola en la percha al lado de la puerta junto con las llaves justo sobre la mesa también al lado de esta. Nunca había visto casa más organizada como la de Sam, incluso tenía simétricos los marcos de las fotos

-Ponte cómodo y ve pidiendo la cena, iré a darme un baño, el aire acondicionado de la cabina no funcionó hoy y huelo a otaku

-¡Eh! ¡Más respeto! - Sam rio antes de entrar a su habitación

Saco su móvil pidiendo la cena, está vez le agrego unos platos más para picar, quería que poco a poco el chico probará la comida asiática que a él tanto le gustaba. Luego de hacer el pedido dio vueltas por la casa, viendo las fotos de la otra vez, dónde aparecía Samuel con su prima y hermana, con sus tíos y obviamente con Luzu, al parecer si se conocían desde la universidad, porque llevaban el mismo logo en una chaqueta

Mientras caminaba se puso a inspeccionar los rincones de la casa del chico, le llamo la atención el librero que estaba en media sala, con varios libros entre clásicos y modernos, aunque uno en especial llamó su atención. Lo reconocía porque tenía uno parecido en su casa, por lo que no dudo en sacarlo

-Oye Rubén- hizo el libro volar y aterrizar en el suelo al escuchar a Samuel- ¿Qué haces?

-Solo miraba- Sam se agachó tomando el manga en sus manos- ¿Porque tienes eso?

-Es de un amigo, me olvidé de entregárselo- lo volvió a guardar en la estantería

-¿Leíste un manga?

-Solo fue por curiosidad, ni si quiera lo termine

-Primero el nombre de Light y luego un manga de Naruto, harás que dude de que no te gustan los otakus- el pelinegro rio antes de encogerse de hombros

-Son tus palabras contra las mías, así que ya veremos a quien le creen

-Los otakus no mienten...o al menos no la mayoría del tiempo

-Sí, claro- Sam lo miro con una sonrisa burlona- Venia a preguntarte si te apetecía quedarte a ver una peli, la verdad que solo quiero relajarme y creí que podríamos pedir helado para comer juntos con tus cupcakes

-Emmm...n...no...di...digo s...si

Culpaba de su poca capacidad de atención a sus recientes nervios, y es que recién se había dado cuenta que Samuel estaba solo con pantalones, sin zapatos y el cabello mojado, una imagen no muy sana para su mente. Aparto la mirada nervioso haciendo que el chico se dé cuenta de cómo estaba y se pusiera su camiseta

-Lo siento, tengo la cabeza en otro lado y me olvidé de ponérmela- hizo una mueca de disculpas- Entonces ¿Helado?

-Sí, está bien- seguía sin mirarlo

-Pediré que traigan uno, ya luego compensare el romper la dieta en el gimnasio

-Ahora entiendo porque tiene ese cuerpo- susurro bajito

-¿Dijiste algo?

-No, no, nada

Samuel se encogió de hombros antes de llamar por su móvil para pedir helado. Rubius soltó un suspiro, sería una noche larga si seguía actuando así frente a Sam, tenía que aprender a controlarse.

||Maldito y sensual otaku|| 💮Where stories live. Discover now