14 de agosto de 2010

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Birmingham, Inglaterra


-¿Cómo te sientes?-

-Como si me hubiera bebido todo un bar- la risa de su hermano le pito en los oídos- creo que nunca en mi vida llore de esta manera-

-En eso te equivocas, lloraste mucho mas cuando viste la propuesta de matrimonio en internet-

-Y pensar que ese fue mi momento mas bajo- se incorporo sobando sus cienes- ¿A dónde vas?- miro como su hermano se vestía

-Viaje del otro lado del mar, no pienso quedarme aquí todo el día, además- Abrió las ventanas- tenemos sol, así que saldré a que mi asentó sureño consiga algunos corazones, y a conseguir los datos de aduana para llevar a Nani a casa-

-¿Te dio a Nani?-

-Lo hizo- camino hasta la pequeña salita de estar de la habitación- Nani esta lista para ir a casa- y las lagrimas de nuevo la atacaban-Lo siento, es que sabes que no soy bueno con los momentos tensos-

-Esta bien- se sentó tocando la caja- te eche tanto de menos...-

Su hermano puso acaricio su cabeza mientras lloraba, ahora no estaba tan seguro de salir, ella estaba bastante mal, todo era demasiado, no podía ni imaginar lo que significaba para ella el solo estar en el mismo lugar que Billy.

Sabia perfectamente que su hermana era valiente, lo era al salir a cada rodeo, lo era cuando de arrear animales se trataba, pero no con Billy... no con él.

Después de un rato ella le convenció en que saliera, tenia algunos amigos de la universidad con los que se vería ese día, y ella quizá saldría a caminar, le haría bien calmar su mente, de verdad necesitaba aquello.

Era casi la hora de comer cuando salió del hotel, su cabeza ahora mismo era un infierno, quería verlo, porque necesitaba de todo corazón cerrar ese capitulo de su vida, pero al mismo tiempo tenia tanto miedo, miedo de sentir lo mismo que hacia años, de recordar... terror a recordar.

Billy hizo guardia alrededor del hotel, quería verla aunque fuera de lejos, tenia tantos sentimientos mezclados, tanto que decir, disculpas que dar... y ella simplemente no le quería ver.

Y ahí estaba...

Camino directamente hacia ella sin pensarlo demasiado, conforme se acercaba las pecas rojas en su cara se notaban, lloro, lloro tanto que incluso se podía ver con esas enormes gafas. De alguna manera lo sabia.

Mientras se acercaba la realidad le picaba las costillas, era obvio, no importaba lo que pasara, lo que hiciera o dijera era demasiado obvio que todos sus finales serian los mismos, no tenían una oportunidad, la vida lo dejo en claro mas de una vez, aun así iba directamente a ella, con el corazón en los oídos y las manos tensas...

Pensaba que si tuviera una oportunidad, tan solo una oportunidad, la mas minúscula, la mínima en la que ella siguiera correspondiendo a sus sentimientos, su vida tendría sentido de nuevo.

-Anna....- tomo su mano y el mundo se detuvo en ese momento.

Al tenerla tan real, tan de cerca, tan presente... el solo tacto de su piel le descolocaba, ¿Cómo era posible que un ser humano en el mundo tuviera tanto poder con su persona?

¿Cómo podría ser que esta chica que parecía romperse con el aire tuviera la capacidad de darle luz u oscuridad a su vida con una sola mirada?

Ninguno de los dos dijo nada, Annie tomo la mano que la sujetaba, como si fueran piezas perdidas de un rompecabezas se unieron el uno con el otro, no tenían nada que decirse, el dolor hablaba por si solo, el tiempo, los años. En ese momento quizá no eran Annie la jinete ni Billy el abogado, eran solo Anna la niña revoltosa y Bill el hijo de la nana, no eran nadie y curiosamente se sentían completos.

Una Vaquera llamada Annie BrownМесто, где живут истории. Откройте их для себя