six

53 8 36
                                    

TO LIVE FOR THE HOPE OF IT ALL.

──

Kyungsoo nunca antes había sido la clase de persona que demostraba su afecto con contacto físico pero últimamente no podía reconocerse a sí mismo. No podía mantener las manos alejadas de Baekhyun aunque lo intentara, pero tampoco lo estaba intentando mucho.

Se estaba acostumbrado a él, a tenerlo cerca, a escucharlo reír, a tomar su mano cuando quisiera, a cocinar con él, dormir con él y despertar a su lado y apenas habían pasado un par de días juntos. ¿Qué sería de Kyungsoo cuando tuviera que regresar solo a Seúl?

Él sabía que no podía quedarse en la isla pero también sabía que aunque regresara a la ciudad ya nada sería igual. Pasaría el resto de sus días deseando la oportunidad de escapar de nuevo a su pequeño paraíso, devuelta con Baekhyun.

La última semama de Kyungsoo en la isla comenzó con la visita de Jongdae el fin de semana.

La madre de su amigo les preparó una cena especial en celebración y eso fue lo primero que hicieron juntos; sentarse alrededor de la misma mesa que habían compartido desde hacía más de media vida a hablar de cosas tan triviales como los deportes que Jongdae seguía con emoción y tan importantes como los distintos caminos que habían tomado sus vidas desde la última vez que estuvieron juntos.

A pesar de querer a Jongdae como a un hermano Baekhyun le había pedido a Kyungsoo no decir nada sobre la forma en que la relación de ambos se había transformado durante los últimos días, pero tampoco negarlo si es que Jongdae llegaba a preguntar. A Kyungsoo le pareció apenas un poco extraño aquello pero aceptó de inmediato. Baekhyun era quien vivía en la isla, aquel era su espacio y Kyungsoo le había dicho que él tenía el derecho a elegir qué cosas decir, a quién decírselas y de qué forma.

—Es solo que... —había dicho Baekhyun en ese momento—. Esto es todo muy nuevo para mi. Quiero que sea mío y solo mío durante más tiempo.

Mientras los amigos cenaban y conversaban ruidosamente, destapaban botellas de soju hasta decir basta. Kyungsoo se encargaba de la parrilla con una enorme sonrisa en los labios mientras procuraba prestar atención a cuantas copas bebía Baekhyun para asegurarse que no excediera su propio límite.

Apenas hace una semana había estado sentado solo en esa misma mesa, y ahora estaba rodeado de sus amigos nuevamente. La vida tomaba rumbos muy extraños, pensó Kyungsoo.

—No puedo creer lo famoso que eres ahora, Kyungsoo —dijo Jongdae mientras esperaba que Kyungsoo terminara de voltear todos los pedazos de carne con unas pinzas.

—¿De qué hablas? No lo soy —negó Kyungsoo sin dejar de prestar atención al asador.

—¡Lo eres! —respondió Jongdae de inmediato, gritando—. Sales en muchas películas ahora y hay carteles con tu publicidad en todos lados. Apenas puedo ir a ningún lado en Seúl sin encontrarme con tu cara.

—Perdón —dijo Kyungsoo con una sonrisa avergonzada en el rostro.

A él no le gustaba pensar en cómo su vida había cambiado tan drásticamente en los últimos años. Con la premier de su película más reciente, los críticos y su propio manager especulaban que la carrera de Kyungsoo se elevaría aún más, llegando incluso a los festivales de cine más importantes no solo a nivel nacional sino en el extranjero también. ¿Qué haría Kyungsoo con tanta atención sobre él? A Kyungsoo le apasionaba la actuación pero no la fama que venía con ella la mayoría de las veces, ni la falta de privacidad que venía implícita con el trabajo.

august | baeksooWhere stories live. Discover now