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Rubius terminó de amarrar la última pequeña liga de color en el cabello de Robleis, ya tenía casi una hora haciendo pequeñas colitas en todo el cabello, encontró que esa era una buena forma de entretenerse y no pudo evitarlo cuando el mayor se recostó en sus piernas, su cabello tan sedoso y largo le daba la invitación de hacerle miles de peinados.

-A ver, levántate pidió el rubio con una enorme sonrisa.

Robleis toco su cabello y supo que sus amigos iban a burlarse. Se levantó hasta quedar sentado en la cama y suspiró al ver la mueca burlona de los presentes.

¡Te ves hermoso, Robleis!-exclamó entre risas, Carre.

-Si, muy adorable-dijo Quackity, aguantando la risa mientras veía como Robleis tocaba con duda su cabello lleno de ligas de colores.

-Sé que me veo ridículo, no saben disimularlo-rió brevemente- Envidiosos se cruzó de brazos, fingiendo estar molesto.

-Te ves muy lindo, Robb, no les hagas caso-defendió el rubio, dejándole un tierno beso en la mejilla que lo sorprendió, haciéndolo sonreír hasta el punto de que sus ojos se cerraron.

-Ugh, ustedes son muy empalagosos-dijo juan desde el suelo, mirando la escena con diversión y ternura.

-¿Vas a decirme que con Spreen no eres así?-preguntó el rubio, moviendo sus cejas de manera sugerente.

-Spreen odia lo empalagoso, es muy gruñón y aburrido-dijo Robleis, tratando de imaginar cómo se vería su amigo siendo así, porque si bien lo había visto sonreír mucho con Juan, no sabía qué tan cursi podría llegar a ser. Simplemente no se lo imaginaba de esa manera.

-De seguro, Spreen es todo un romántico y sensible, pero juan no nos quiere decir.

-Silencio. -frunció el ceño el de anteojos, haciendo un puchero. Su amigo tenía razón, spreen podía llegar a ser muy dulce y atento, se lo había demostrado muchas veces, pero hablar sobre eso lo ponía muy nervioso, no sabía exactamente qué era lo que tenían, ya se habían besado una vez y no hablaron de eso, así que se sentía en un punto medio, y eso no estaba bien, porque estaba seguro de que le gustaba, pero no sabía cómo se sentía spreen, quería que fuera claro con él–Iré por algo de comer, vuelvo enseguida— se levantó y salió de su habitación, pensando en mil cosas debido a su agitado y enamorado corazón.

 Su amigo tenía razón, spreen podía llegar a ser muy dulce y atento, se lo había demostrado muchas veces, pero hablar sobre eso lo ponía muy nervioso, no sabía exactamente qué era lo que tenían, ya se habían besado una vez y no hablaron de eso, as...

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Spreen tiró todas sus cosas dentro de su habitación sin mucha preocupación luego de llegar esa tarde a su casa, eran alrededor de las seis, debía ir lo más rápido posible hasta la casa de Juan.

Debido a que había estado demasiado ocupado con trabajos y reuniones de universidad, las horas ya no eran suficientes, tenía alrededor dos semanas en esa situación, a penas veía a juan unos pocos minutos antes de tener que regresar a su habitación y encerrarse como un ermitaño. Por fin, ese viernes, terminó con todos sus deberes y adelantó otros para tener más tiempo, por lo que cuando supo que sus amigos estaban en casa de juan, sabía que debía ir inmediatamente, haciéndolo sentir anisas por ver a su lindo gafitas.

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