Capítulo 2

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- La idea era que tuvieses algo de tiempo para adaptarte al equipo y la forma de trabajo, pero tendrás que empezar antes - me explica.
- Entiendo
- Te presentaré al equipo - dice mientras me guía por la pasarela hacia una zona de reuniones. Esta consta de una mesa rodeada por sillas y situada en medio de la habitación, está llena de papeles y los integrantes del grupo me observan curiosos desde los asientos. Me preparo para presentarme y saludar, cuando alguien por detrás salta sobre mí mientras pega un grito de alegría.
- ¡Nelis!
Me vuelvo a abrazar a Penelope García, mi amiga de la infancia, y toda su fragancia me invade por completo trayendo consigo antiguos recuerdos.
- García - dice serio Aaron.
- Lo siento, señor - contesta mi amiga recobrando la compostura.
- ¿Os conocéis? - cuestiona un chico moreno de unos treinta años.
- Sí - responde simple mi amiga.
- ¿Y ya está? ¿No nos vas a decir nada más? - pregunta la rubia de antes.
- Querida JJ, mi vida también está llena de misterio.
Todos sueltan una risa ante el comentario de mi amiga, pero Hotch les interrumpe para dar paso a mi presentación.
- Bueno, chicos, esta es Nelis Walsh, una marine que nos ayudará en los casos que participemos por un tiempo. Nelis, estos son Penelope García, a la que ya conoces, Derek Morgan - dice señalandome al moreno - Jennifer Jareau.
- Llamame JJ - saluda la rubia.
- Emili Prentiss - una pelinegra que me resulta familiar hace un gesto con la cabeza - David Rosie - el hombre de antes me vuelve a estrechar la mano - y por último, el doctor Spencer Reid.
El chico ojeroso me da un timido saludo y todos se sientan en sus puestos. Me coloco en el sitio que queda libre, entre Morgan y Rosie, y miro atentamente al grupo. El nombre del doctor resuena en mi cabeza más tiempo del que debería y la sacudo para despejarme. Penelope me entrega una tablet con la información del caso y la leo atentamente mientras que escucho lo que los demás dicen.
- En las últimas tres semanas se han encontrado once cadáveres de personas de distinto sexo y situación económica, todos con indicios de tortura. Los cuerpos fueron enterrados bajo los árboles más grandes en cada uno de los parques de aquí. - narra Penelope.
- ¿El caso es aquí? - cuestiona el moreno. Ella asiente - entonces eso le deja unos veintitrés parques donde actuar.
- Veintiocho si contamos que algunos de los parques tienen más de dos árboles de esos tamaños - recalca el doctor.
- Lo particular de este caso no es el lugar de entierro, - prosigue Penelope - sino que cada una de las víctimas tiene restos de cera en la cabeza junto a una soga incrustada - dice asqueada.
- ¿Se supone que esa es su firma? - divaga Prentiss.
- Entonces tenemos a un sujeto que no escoge ni por situación económica, ni por sexo y tampoco por composición racial - dice Rosie - Eso no tiene sentido. No puede simplemente ver a alguien y decir " anda mira que majo, yo a este le mato esta noche". No puede ser, tiene que haber algo que lo relacione.
- Tal vez tiene que ver con sus vidas, alguna acción que crea incorrecta - aporta el doctor.
- ¿Un perfil de "héroe del pueblo"? No concuerda con la victimología - contrarresta Morgan.
- Luego pensaremos en todo esto - corta Hotch - Morgan, Rosie y Prentiss, id a la escena del crimen para buscar pruebas que nos cuenten algo sobre nuestro sujeto. Reid tu te encargas del perfil geográfico, que te ayude Walsh. JJ y yo nos iremos al depósito para ver que mas nos cuentan sobre la última víctima. García, averigua cualquier cosa que consiga unir a todas nuestras víctimas.
Todos asentimos y mientras el resto del grupo se marcha a sus respectivas tareas, observo como Reid saca un gran tablón de corcho con un mapa y agarra una caja de chinchetas que va colocando en los que supongo que serán los parques en los que se encontraron a las víctimas y los posibles objetivos.
- ¿Te ayudo? - pregunto con energía.
- No hace falta, puedes ir leyendo el caso si quieres. - con esta frase, todo mi buen humor se desvanece.
- Ya he atendido antes, gracias - respondo secamente.
Decido ponerme a divagar por mi cuenta. Las horripilantes imágenes de los asesinatos me muestran once cuerpos distintos, todos con una apertura para la soga. La única similitud que les encuentro a todas las víctimas es la colocación, dado que todos están mirando hacia el interior del árbol y notablemente rígidos. Me recordaba a algo, pero no sabía como desbloquear aquel parentesco que mi mente había hecho inconscientemente. Decidí ponerme en el lado opuesto de la gran mesa, con la esperanza de que un cambio de perspectiva me ayudara a aclarar las ideas. Mientras hacía el desplazamiento, Reid se me quedó mirando.
- ¿Vas a ayudarme o...?
- Shhh - le mando callar para concentrarme al máximo. Dejo la mente totalmente en blanco, hasta que la imagen se materializa en mi cabeza - ¡Claro, eso es! - dije chascando los dedos - ¡Una vela!

Al borde del abismo(spencer reid) Where stories live. Discover now