Capitulo 22

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Ally

La habitación que Chris había preparado era completamente hermosa, era mejor de lo que había esperado, incluso imaginado. 

Tenía tantas ideas en mi cabeza, que si me hubiera encargado de arreglar la habitación de bebé jamás habría terminado de convencerme el resultado.

Mis ojos estaban inundados en lágrimas, por más que intentaba controlar el llanto, veía algo en la habitación que me hacía seguir llorando. Cuando miré dentro de la cuna, encontré un pequeño oso de peluche, un poco gastado y remendado de una oreja.

-Mi mamá lo mandó, era mío, de cuando era un bebé.

Tomé el oso y lo abracé suavemente dejando escapar un par de lágrimas.

-Es muy bonito- sonreí y abracé a Chris escondiendo mi cara en su pecho. No lloraba por tristeza, lloraba de felicidad pura por el gesto que había tenido Chris, eso y que aún seguía llorando por cualquier cosa, en especial si veía cosas pequeñas para bebé.

Sostenía mi cuerpo entre sus brazos mientras nos mecía suavemente de lado a lado. Amaba el estar con él y ahora, amaba más que a nada el estar así en la habitación que sería de nuestro bebé.

Aspiré lentamente el olor de su colonia y deje que el calor de su cuerpo me embriagara un par de minutos para después separarme de él. Limpié mis mejillas con la manga del suéter que llevaba puesto y volví a poner el oso en la cuna.

-Creo recordar...que habías dicho que no tenías más habitaciones, solo la oficina y el gimnasio- sonreí al mirarlo. Ya había dejado de llorar, pero aún así mi voz sonaba ronca.

-Si, bueno...fue una mentira- sonrió metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón -Cuando llegaste no quería que durmieras lejos de mi, por eso te dije no había más habitaciones.

-O sea que planeaste todo esto desde un principio

Sonrió evitando mirarme a la par que asentía lentamente.

-Podría decirse que si. Esto era una especie de bodega que esperaba se convirtiera en algo más importante y...cuando llegaste, de inmediato supe que quería arreglarla para bebé- lo miré recorrer la habitación para luego detenerse frente a la cuna -Debo admitir que me tomó un tiempo quitar las cajas que tenía aquí y otro tanto pintar y armar los muebles, pero lo logré.

Sonreí al verlo tan emocionado y orgulloso de sí mismo por haber hecho todo el trabajo que arreglar la habitación implicaba. 

******

Casi siempre decimos que el tiempo se pasa volando y que en un abrir y cerrar de ojos acabó otro año, pues algo similar pasó con el embarazo. Sin darme cuenta ya estábamos a dos semanas de conocer a bebé y si en los meses pasados la pasé mal y sufrí un poco, ahora estaba peor.

El dolor de mi espalda me estaba matando, no podía pasar mucho tiempo de pie porque comenzaba el dolor, pero estar sentada tampoco ayudaba y ni hablar de poder dormir bien.

Bebé ya no me dejaba dormir, había noches en las que se movía todo el tiempo y cuando el movimiento no era lo que me molestaba me daban ganas de orinar a cada minuto, por lo que tenía que hacer un esfuerzo descomunal para poder levantarme de la cama e ir al baño. 

El insomnio me ponía de muy mal humor y a veces terminaba gritándole a Chris por respirar demasiado fuerte o por teclear en la computadora rápidamente, por fortuna él entendía y era paciente con todos los cambios que estaba teniendo.

-¿Quieres callarte?- estaba exasperada, tenía la mandíbula apretada desde que él llegó a tumbarse en la cama para leer. Cada roce que las páginas hacían me irritaba un poco más.

No me digas que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora