❦ 𝟎𝟗 ❦

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Espero que no se te haya olvidado nuestra cena, mi señor. Te estaré esperando.

Era el quinto mensaje que ignoraba en el día y tal vez el vigésimo tercero desde que el castaño nuevamente y para su desgracia, tuvo contacto con su antiguo sumiso. Jungwoo estaba detrás de él, lo llamó repentinamente y lo citó desde días atrás en un restaurante para que comieran y hablara con él.

Obviamente, él no quería, pero el omega lo amenazó con tocar a Dong Min si no lo hacía y por nada del mundo dejaría que ese desquiciado tocara al amor de su vida.

Miró la dirección adjunta del lugar y casi llora de impotencia, no podía hacer nada por el momento, era un completo caos, su mente era un solo revoltijo. Ahora debía cancelar su cita con su pelinegro, pero vio a las horas el mensaje que el chico le envió y por lo menos, así estaría tranquilo. Mientras él se encargaba de ese problema mayor, Dong Min sería cuidado por quien decía amarlo.

Salió más temprano de lo habitual de la universidad, preparándose mentalmente de ante mano a lo que se enfrentaría, odiaba con su alma tener que comunicarse con ese chico, quería que la tierra se lo tragara y lo escupiera en medio del mar o algo, pero no verle la cara nunca más.

La hora a la que lo había citado era a las 7:30 pm, pero llegó al restaurante 10 minutos antes de las 7:00 de la noche porque realmente quería deshacerse de él cuanto antes.

Lo dirigieron a la mesa y se sorprendió al ver que un chico pelinegro era quien lo esperaba.

-Buenas noches, mi señor- el omega había cambiado su color de cabello e incluso llevaba puesto un conjunto similar a los que le compraba a Dong Min, de esos que lo hacían ver como el niño lindo y rico que era.

Tomó asiento en silencio bajo la ardiente mirada del apuesto chico, porque después de todo, Jungwoo era un Omega hermoso, como todos los que ha escogido como sumisos, pero nadie se comparaba con su dulce ángel.

Dong Min era especial.

-Vine hace unos minutos, quise asegurarme de estar listo para verlo, mi señor.

-Déjate de tonterías, dime lo que tengas que decir y ya, terminemos con este juego- habló el alfa con dureza.

-Alfa, cálmate ¿Sí?- hizo un puchero fingiendo inocencia y sonriendo por tener a Bin frente a él -Mírame, me puse más lindo de lo que soy, solo para ti.

Habló con coquetería, peinando sus cabellos y haciendo toda clase de lindos y seductores gestos, pero al alfa no le importaba.

-¿Y a mí, qué?

-¿Puedes hacer el intento de prestarme atención?

-No- apretó sus dientes de la furia que le producía, pero solo le sonrió en grande e intentó tomar sus manos.

-Bin-...

-¿Qué quieres? Me estás haciendo perder mi tiempo, tengo muchas cosas que hacer- lo interrumpió.

-¿Follar con esa perra es importante para ti? ¿No soy suficiente? ¿Por qué siempre estás pensando en él?- preguntó con notable enojo en su voz, era molesto. -Esa puta debe de estar con al saber quien y tú pensando en él, cuando me tienes a mí que yo si daría mi vida por ti.

-No digas estupideces, Dong Min no es como tú y cuando pienso en él, es porque pienso en mimarlo, abrazarlo y besarlo, darle todo mi amor- dijo aquello para que le doliera, porque si el omega podía llamar así a su pelinegro, él podía darle donde más le dolía.

-Nunca me diste eso a mí- contestó cabizbajo.

-Entiende que es a él a quien amo, por favor, no te hagas más daño.

My Sweet Baby |❦︎| BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora