𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈

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Siempre creyó que tendría una vida feliz, junto a sus padres.

Qué tendría un montón de amigos con los cuales podría jugar a la pelota o a las escondidas.

Qué siempre sonreiría a pesar de las adversidades.

—¡Eres un inútil!

Lastima que solo habían sido simples sueños imposibles de cumplir.

—P-Perdón.

—Es increíble que no sepas hacer un mísero té verde —reclamó una voz chillona la cual provenía de una chica de cabello verde, piel bronceada y cuerpo delgado.

—¿Qué estás esperando? ¡Limpia el desorden ahora mismo! —ordenó una segunda voz, la cual provenía de un señor de cabello negro y piel blanca.

Aquel chico de cabello verde, pecas y piel blanca comenzó a recoger los pedazos de la taza y la tetera para después colocarlos en la bandeja de madera, con un trapo limpió los residuos del té qué había quedado en el suelo.

Quiso alzar la mirada para ver a su madre, aquella mujer de cabellos verdes y cuerpo delgado, la que le había dado la vida; ahora era un simple criado en su propia familia.

Su madre, su padrastro y su hermanastra.

—Vete a limpiar el patio Izuku —ordenó la voz de su madre.

—Si.

Una vez que recogió y limpió, salió de aquella habitación. No sin antes hacer una reverencia, mostrándoles respeto.

Al ir caminando a la cocina, unas lágrimas bajaron por sus mejillas. Izuku respiró profundamente antes de llegar a la cocina, las criadas eran buenas con él, ya que eran testigos de como habían maltratado al pecoso desde que entró a la adolescencia.

Y como fue aislado por su propia madre desde los 4 años.

Aun así, no quería preocuparlas con sus problemas.

Una vez que estuvo calmado entró a la cocina, estaban ahí dos criadas, una cocinando y otra lavando.

—Hola Izuku —saludó con amabilidad una de ellas con una sonrisa.

Izuku correspondió el saludo.

Dejó la bandeja de madera cerca de donde la criada estaba lavando, esta al ver la taza y tetera rotas se preocupó.

—¿Qué sucedió Izuku?

—Oh, a la señorita Setsuna no le gustó el té verde que preparé —respondió muy apenas.

—¿En serio? Pero no lo entiendo, de todas las que estamos aquí, tú eres el que mejor sabe preparar el té.

—¿No es genial? Izuku es el único chico entre nosotras y es el mejor haciendo las labores de la casa —dijo otra mientras juntaba sus manos emocionada.

—Es verdad, estoy segura que algún día serás un gran esposo.

Era normal que hoy en día las personas de mayor poder se comprometieran con personas del mismo sexo. Eso no importaba siempre y cuando tuvieran un apellido poderoso.

Las criadas de aquella mansión aun buscaban una explicación del porqué, sí Izuku era hijo de Inko Midoriya, ¿por qué estaba trabajando como un simple criado? Cuando debería ser tratado como la hermana menor de Izuku, Setsuna Midoriya.

Aunque eran sinceras, no querían meterse tanto en los asuntos familiares de la familia Midoriya, o podrían ser despedidas.

Lo único que les quedaba era apoyar a Izuku, como lo habían estado haciendo desde que era un niño.

—Iré a barrer el patio, con permiso —se despidió para salir.

Ambas criadas suspiraron para después continuar con sus labores correspondientes.

Izuku barría mientras se mantenía hundido en sus pensamientos, recordó a su difunto padre, siempre que estaba con él tenía una sonrisa y lo mimaba. Jugaban juntos y le contaba historias.

Cada que lloraba por una caída o una pesadilla qué no lo dejaba dormir, su padre siempre llegaba, y siempre le repetía la misma frase que siempre atesoraría.

"Todo está bien, ¿por qué? Porque estoy aquí"

Era feliz a su lado, hasta que llegó el día en el que falleció. Izuku perdió a su padre desde que era un niño, y trató de apegarse más a su madre, y por un instante así era hasta que llegó su padrastro.

Izuku se lamentaba, a veces pensaba que realmente él fue un error. Su madre, aunque no se lo dijera, se lo demostraba.

Pasado un rato terminó de barrer y se adentro a la mansión, no son antes dejar la escoba en su lugar. Tomó unos cojines y fue a la sala de estar para cambiar los cojines por unos limpios, en el camino se topó a Setsuna.

Hizo una reverencia, obteniendo una risa burlona por parte de la chica.

—¿Quien te viera hermano mayor? Aunque solo seas tres años mayor que yo, soy la que tiene más poder de los dos. Debería de darte vergüenza —se acercó a su oído aprovechando que eran de la misma estatura y susurró —. Después de todo, esto te ganas por ser el único individuo de la familia Midoriya qué no tiene un don.

—Yo-

—Ni te molestes en responder, no quiero escuchar ni una palabra de quien mancha el apellido de nuestra familia.

Izuku bajó la cabeza.

—Por cierto, mamá quiere que estemos mañana en el salón principal, probablemente sea para que presencies como me voy a casar con el mejor chico y a ti, de seguro te van a correr de la casa —se fue de ahí mientras reía.

Izuku suspiró preocupado, no era algo nuevo que su madre quisiera deshacerse de él, del único hijo que tuvo con su padre difunto y el cual nació sin ningún don.

Al final Izuku no pudo hacer ni decir nada y siguió con sus labores de la mansión, aunque ahora tenía una nueva incógnita.

Una propuesta de matrimonio para su hermanastra, no sería nada nuevo, muchos querían casarse con ella por su don, el cual era dividir su cuerpo en pequeñas partes. Combinando ese don con otro, nacería alguien con un don altamente potenciado.

Recordó las palabras de una de las criadas, que algún día él sería un gran esposo, Izuku lo dudaba. 

Nadie querría casarse con un quirklees como él.

Arreglo Matrimonial [KatsuDeku] Where stories live. Discover now