𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈

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Esperaba pacientemente a que Chiyo regresará, se le dificultaba mucho estar sentado en un solo lugar sin estar haciendo algo de provecho.

Sentía que debía hacer algo para poder ser útil.

Pero tampoco podía darse libertades en un nuevo lugar que no conocía ni lo conocían a profundidad.

Y no sabía si eran muy confianzudos para dejarlo solo o para ponerlo a prueba.

Quería creer que era la segunda, ya que lo poco, muy poco que conocía de los Bakugou es que eran una familia de un estatus social muy alto. Y que también era una de las familias más importantes.

Suspiró, no creyó que su vida cambiaría así de la nada, y solamente por decisión de su madre. Todo eso lo hacía pensar y creer que su madre se quería deshacer de él, después de todo, lo culpaba por la muerte de su padre.

Sintió ganas de llorar, su madre siempre le reprochaba por ser un alguien llorón desde niño, pero no podía evitarlo. El único que lo quiso fue su padre, él era el único que le demostró cariño y cuanto lo quiso. 

Lo hizo sentir querido, sintió el amor fraternal.

Lo extrañaba tanto, pero no había nada que podía hacer, solamente recordarlo como el padre que siempre lo amó por como era y por quien era.

El sonido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos, de ahí vio entrar a Chiyo, la cual tenía una sonrisa en su rostro.

—Acompáñame Izuku, iremos a dejar tu bolso a tu habitación.

Izuku asintió y se levantó para seguirla. Ésta vez haciéndolo de pie.

Mientras caminaban a su nueva habitación se maravilló con la decoración de la casa de Bakugou, los colores de abeto y abedul hacían un contraste perfecto. Los jardines que alcanzaba a ver eran hermosos, flores crecían de forma unísona mientras que uno que otro animal se paseaba por ahí.

Era una zona tan tranquila, Izuku nunca había sentido tanta tranquilidad.

Llegaron a una puerta corrediza y Chiyo la abrió, dejó pasar primero a Izuku el cual no podía creer cuál sería su nueva habitación.

Había un futón blanco en el piso con dos almohadones, las paredes eran de color blanco, había una mesa junto a unos cojines para poder sentarse y un pequeño closet en el cual podría guardar la poca ropa que tenía. Lo que más impresionaba a Izuku, era el tamaño de la habitación, era muy espaciosa y no tenía ninguna comparación con su antigua habitación.

—¿De verdad está es mi habitación?

Chiyo quería buscar la manera de hacerle entender de la forma más sutil posible, que ahora era el prometido de Bakugou Katsuki, y eso le daba privilegios y lujos inigualables. 

Que Izuku se cuestionará muchas cosas, la hacía dudar.

—Así es Izuku, esta será tu nueva habitación de ahora en adelante

—Es muy grande.

Sin darse cuenta empezó a pasearse por toda la habitación como un niño pequeño, estaba maravillado por los pequeños detalles y la decoración de la misma, tan simple pero tan perfecta.

—Te mostrare las partes mas recurridas del templo, después podrás volver y dormir un poco.

—¿El señor Bakugou no se molestará?

—Si tienes inconveniente con eso, puedes preguntarle tú mismo, no creo que tenga problema en dejarte dormir un rato.

A Izuku le daba vergüenza preguntar, si tenía que ser sincero tenía mucho sueño debido a la hora a la que se había levantado, pero Chiyo tenía razón, no perdía nada con intentar hablar con Katsuki.

—Esta bien, le pediré permiso.

Chiyo entrecerró los ojos confundida, ¿por qué tendría que pedirle permiso para dormir un poco? Cada vez Chiyo dudaba más de la vida que tuvo Izuku en su antiguo hogar, aunque realmente dudaba que haya sido un hogar para Izuku.

¿Qué tanto vivió Izuku al grado de tener que pedir permiso para poder dormir unas cuantas horas por la tarde?

Ambos caminaban por los jardines que se encontraban fuera del templo, los ojos de Izuku brillaban en demasía, estaba caminando por los jardines que había visto mientras iban en dirección a su habitación.

Ver las flores le daban tanta tranquilidad a su ser, eran hermosas en todo su esplendor, algunas brillaban bajo la luz del sol y otras bajo la luz resplandeciente de la luna. Cada una tenía su manera de destacarse entre las demás.

Las flores eran iguales a las personas, así como las flores destacaban por su belleza; las personas destacaban por su don.

Inmediatamente se entristeció, él no era una flor, él era un simple tallo o raíz que los demás utilizaban para poder impulsarse, así tal cual lo hacía su familia.

—¿Sucede algo Izuku? 

—Oh, bueno, si no es mucha molestia, me gustaría saber cuál es tu don —le dio una sonrisa.

Chiyo sabía que el pecoso estaba evitando lo que sentía con esa pregunta, más no quería entrometerse mucho en su vida, apenas estaban tomando confianza y no quería forzarlo a contarle como había sido su estadía en su propia casa.

La mirada de Izuku decía demasiadas cosas y guardaba tantos sentimientos.

—Bueno, mi don es simplemente curar.

—¿De verdad? —preguntó ansioso con sus ojos brillando.

—Puedo curar cualquier herida externa o interna por medio de un beso en la mejilla, solía ser la curandera en el templo Bakugou, pero debido a mi edad los señores Bakugou no querían traerme de aquí y para allá para poder atender a todos y decidieron dejarme descansar. Y fue que decidí cuidar del señor Bakugou.

—Entiendo, es un don genial, todas las vidas que llegó a salvar simplemente con un beso, ¡es impresionante!

De cierta manera, a Chiyo le gustaba ver esa felicidad en los ojos de Izuku, parecía un niño pequeño cuando le daban lo que él quería.

—¿Te gusta mucho hablar de los dones verdad?

—¡Demasiado! Son increíbles, todo lo que las personas son capaces de hacer usando sus manos, su cuerpo e incluso sin necesidad de algo sólido.

—Lo dices como si nunca lo hubieras experimentado —rio por la emoción con la que hablaba el pecoso.

Al decir eso Chiyo se percató que había tocado una fibra sensible, el semblante de Izuku se ensombreció después de que dijera eso.

No supo que decir, se sentía mal por lo que había dicho, entendió entonces porque tanta emoción sobre los dones.

"Él no..."

Rápido trató de buscar una manera de arreglar lo que había provocado, hasta que vio por una de las ventanas como Katsuki pasaba caminando mientras leía unos informes.

Entonces tuvo una idea, sin duda Izuku quedaría encantado en saber cuál era el don de su prometido.

—Oye Izuku.

El nombrado la volteó a ver, a Chiyo se le rompió el corazón al ver como trataba de ocultar su triste rostro.

—¿Sabes cuál es el don del señor Bakugou?

El pecoso negó.

—¿Y si se lo preguntas? Estoy segura de que te sorprenderás.

Por un momento Izuku lo pensó, claro que quería saber cuál era el don que poseía Katsuki, pero tenía miedo de invadir su privacidad de esa manera, y más si solamente se acercaba a él para eso.

—No se si deba.

—En la hora de la cena le puedes preguntar, créeme no se va a negar.

Izuku lo único que pudo hacer fue asentir y devolvió su mirada a las flores, con lo que Chiyo había dicho suponía que ella y Katsuki no sabían que no tenía don. Por lo que no sabía que hacer o decir una vez que Katsuki se enterara que no tenía ningún don.

Entonces comenzó a temer por lo que pasaría más adelante.

Arreglo Matrimonial [KatsuDeku] Where stories live. Discover now