𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐈

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Barría con cautela el pequeño kiosko qué estaba en la mansión. Las hojas de los árboles caían y adornaban el suelo del patio de la mansión.

Izuku suspiró porque nuevamente tendría que barrer, ya estaba acostumbrado de todas formas, pero repetir una tarea del hogar qué rendía demasiado esfuerzo lo agotaba.

Tenía pensado ir a comer tan siquiera un pan con agua una vez terminando de barrer el kiosko, aprovechando que su familia ya había comido, pero viendo la situación tendría que esperar aun más.

Y eso era malo ya que si se alargaba en sus tareas, no podría comer hasta entrada la noche. 

Estaba cansado, pero si quería seguir teniendo un techo donde dormir, debía obedecer las ordenes de su familia sin rechistar. 

Para eso había sido criado.

—¡Izuku! —lo llamó una de las criadas.

Ninguna tenía algún problema de llamarlo por su nombre, puesto que no podían llamarlo por su apellido por orden de su padrastro, ya que según él; él no pertenecía a la familia y no merecía ningún tipo de respeto por parte de las criadas.

Aún así, ellas lo respetaban y ayudaban sin necesidad de llamarlo por su apellido.

Aquella criada se acercó a él apresurada.

—¿Qué sucede?

—La señora Midoriya me mandó a buscarte, te está esperando en el salón principal.

Izuku sabía que su madre había pedido su presencia ese día, más no sabía en que momento iba a ser requerido. Le entregó la escoba a la criada y se apresuró a ir al salón principal.

Tenía un presentimiento, el cual no era ni bueno ni malo, era más de forma neutra, sentía que aquella reunión le iba a cambiar la vida.

Cuando llegó a la puerta se arrodilló para sentarse de forma vajrasana.

—Soy Izuku —avisó.

—Pasa —escuchó la voz de su madre.

Izuku abrió la puerta y se pasó arrastrando, permaneciendo aún en esa posición, cuando estuvo dentro volvió a cerrar la puerta. Terminando eso, hizo una reverencia de rodillas, mostrando su respeto.

Al incorporarse, pudo ver que estaban su madre y padrastro a unos cuantos metros de él, y a un costado de él a unos pocos metros estaba Setsuna y un chico de cabello negro y piel blanca.

—Bien Izuku, esta reunión es más que nada para presentarte al prometido de tu hermana; Shindo Yo.

Izuku hizo contacto visual con aquel chico, y la mirada que le dio no le dio confianza.

—Mientras tú, serás comprometido con Bakugou Katsuki, de la familia Bakugou.

—Pero madre- —trató de hablar pero fue interrumpido.

—Sin quejas, recibimos una petición de compromiso por parte de los Bakugou. Te irás mañana por la mañana a su hogar.

—¿No te alegras hermano? Oh claro que lo deberías, después de todo Bakugou Katsuki es uno de los hombres más peligrosos en toda esta zona —le recordó con burla.

Izuku bajó la mirada, sin poder decir nada.

—Te deseo la mejor de las suertes hermano mayor, sus prometidas y prometidos no han durado mucho a su lado habiendo sido personas con un estatus social más alto que el tuyo. Quiero ver cuanto duraras tú siendo un simple criado —le dijo con voz burlona mientras soltaba ligeras risas burlescas.

Izuku quería llorar, pero no podía hacerlo, no frente a ellos.

—Madre... —trató una vez más.

—Vete a empacar tus cosas, no te necesitamos más aquí —ordenó por última vez.

No pudo repelar más, se despidió con una reverencia nuevamente y salió de la misma manera que entró. Cuando cerró la puerta se permitió llorar, al otro lado pudo escuchar como Setsuna se seguía burlando de él.

Se tranquilizó a sí mismo y comenzó a caminar hacia su habitación, con la intención de guardar las pocas pertenencias que tenía.

Mientras guardaba sus cosas se puso a pensar en que los tratos que recibía por parte de su familia se acabarían, pero, ¿las cosas con su prometido serían igual? 

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Mientras guardaba sus cosas se puso a pensar en que los tratos que recibía por parte de su familia se acabarían, pero, ¿las cosas con su prometido serían igual? 

Prometido, que raro sonaba eso, sonaba mas raro que él estuviera comprometido. Siempre estuvo bajó la sombra de Setsuna, y su madre no hablaba con nadie sobre él.

—Izuku, ¿puedo pasar? —preguntaron al otro lado.

—Adelante.

La puerta se abrió dejando ver a la criada más grande de todas, estaba sentada en la posición de vajrasana, pudo ver que tenía un kimono verde en sus manos.

—La señora Midoriya ordenó que usaras esto cuando partieras —le extendió aquel kimono.

Izuku lo tomó y simplemente asintió, se dio la vuelta para seguir guardando sus cosas.

—Escucha Izuku, no debería decirte esto, pero quiero que tengas cuidado con el señor Bakugou. Es un ser despiadado y malévolo, no hagas nada que lo pueda molestar, por favor.

Izuku tenía muy pocas esperanzas de que tuviera una vida tranquila, con aquella advertencia supo que debía de tener cuidado con su prometido.

—Lo tendré en cuenta, gracias Nemuri —le dio una última sonrisa.

Nemuri sonrió y se despidió de él, esperando con ansias poder encontrarse con él algún día.

Cuando Izuku terminó de empacar sus cosas se acostó en el mísero futón que utilizaba para dormir, el cual solamente era un pedazo de cartón con una sabana delgada y una sola manta para poder taparse por el frío.

Deseaba muy en el fondo de su corazón que las cosas salieran bien con su prometido, si lo que Nemuri decía era cierto, él mismo se encargaría de ser un esposo digno de Bakugou Katsuki.

Con eso en mente, cerró sus ojos para descansar.

Arreglo Matrimonial [KatsuDeku] Where stories live. Discover now