𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐗

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—¿Sabes que son los dones hijo?

El pequeño de 3 años negó con la cabeza, sus mejillas pecosas regordetas y sus enormes ojos esmeralda estaban curiosos de aquella palabras que emitió su padre.

—¿Nones?

El hombre de cabello rubio soltó una risa por el intento de pronunciación de su retoño.

—Dones hijo, un don es aquella extraña peculiaridad con la que nacen todas las personas al momento de cumplir los cuatro años de edad. Ya sea lanzar agua por las manos, ser invisible, la super fuerza o entre otras cosas. 

—¿Yo tendle he mio?

—Claro que sí hijo, hasta puedes llegar a tener el mío.

—¿Cua he tuyo? —le preguntó sonriendo.

—Es un secreto pequeño, debe quedar entre tú y yo.

El rubio le extendió el dedo meñique, el pecoso al verlo sonrió y también extendió el suyo, su pequeño dedo no se comparaba al de su padre.

—Mi don se llama One For All, es un don con bastantes poderes, ya sea velocidad, super fuerza, entre muchas otras cosas. Pero alguien lo puede robar y ese alguien lo puede utilizar para algo malo, por eso nadie sabe de él, por lo que si alguien te pregunta por el don de papá, ¿qué dirás?

—¡Fueza!

—Así es mi pequeño.

Yagi junto su frente con la de Izuku, el pecoso aprovechó y tomó las mejillas de su padre con sus manos.

—El día que yo me vaya, no estarás solo, estará la esencia de mi don contigo.

Izuku abrió lentamente sus ojos, había soñado con su padre, uno de los pocos recuerdos que aún tenía prevaleciendo en su mente.

Lo extrañaba mucho.

Se enderezó estirando sus brazos para deshacerse de la flojera que aún tenía. A medida que bajaba sus brazos, pudo ver los agujeros que se habían abierto.

Tendría que pedirle a Chiyo hilo y aguja para poder volver a coser los agujeros.

Se levantó para poder cambiarse de yukata, no usaría la que Nemuri le había dado, no quería utilizar una yukata de ese estilo. 

Se pondría la que usaba constantemente cuando vivía en la mansión. No era lo mejor que tenía, pero era lo mejor que pudo obtener para vestir.

Cuando estuvo listo salió en búsqueda de Chiyo, la cual no tardó mucho en localizar, llevando la yukata en mano se acercó a ella.

—Señora Chiyo.

—Oh, hola Izuku, ¿dormiste bien?

Izuku asintió penoso con un sonrojo cubriendo toda su cara.

Chiyo desvió su mirada hacia el yukata que el pecoso traía en sus manos, alzó una de sus cejas curiosa de ver a Izuku cargando con una ropa totalmente deshecha.

—Quería preguntarle si tenía algo de hilo y aguja que pudiera prestarme.

—Oh.

Entonces lo entendió, Izuku quería arreglar aquel yukata, aunque si era sincera consigo misma; aquel yukata ya no tenía ningún tipo de reparación aceptable.

Más no diría nada, esperaría a que Katsuki llegara para informarle y que él hiciera algo al respecto.

—Claro, puedes ir a la sala y esperar ahí, iré por las cosas. Aprovecharé para bordar algo también.

Arreglo Matrimonial [KatsuDeku] Where stories live. Discover now